?Para cu¨¢ndo hablar del futuro?
Si determinados temas son silenciados, desaparecen del horizonte. Tambi¨¦n se lidera se?al¨¢ndolos, mostrando nuestros deberes pendientes, nuestros muchos d¨¦ficits
Confieso que mi balance sobre el debate del estado de la naci¨®n ha sido ambivalente. He observado que la coalici¨®n gubernamental ha salido fortalecida, Pedro S¨¢nchez en particular, pero que la oposici¨®n tampoco ha sido da?ada en exceso al tener a su l¨ªder ausente y hacer acto de presencia por persona interpuesta. O que los dem¨¢s intervinientes han estado m¨¢s o menos donde se les esperaba. Mi relativa frustraci¨®n no viene de lo all¨ª contemplado o escuchado, sino de lo que ha estado ausente, de la oportunidad perdida para introducir otros temas en la conversaci¨®n p¨²blica.
A nadie se le escapa que la situaci¨®n es extraordinaria y que lo que ahora toca es evitar el mal mayor, el poner los parches m¨¢s eficaces posibles para suturar en lo posible las nuevas heridas. Por formularlo en otros t¨¦rminos, las prioridades ¡ªla inflaci¨®n, la crisis energ¨¦tica, el peligro de la insania de Vlad¨ªmir Putin...¡ª son ya en s¨ª mismos desaf¨ªos lo suficiente formidables como para que pr¨¢cticamente no quepa hablar de m¨¢s nada. Resulta, sin embargo, que una vez cerrado el debate nos vemos arrojados a una ola de calor sin precedentes, con bosques ardiendo por doquier; joyas naturales que ya no ver¨¢n nuestros hijos o nietos. De repente caemos en la cuenta de que sobre eso, sobre el cambio clim¨¢tico, no se ha debatido. Salvo una peque?a alusi¨®n del presidente a la ola de calor. En efecto, el cambio clim¨¢tico es un tema demasiado abstracto para una pol¨ªtica obsesionada por definir sectores a los que otorgar prebendas a cambio de votos, por sintonizar con las presuntas preferencias de grupos a los que poder sumar a alg¨²n proyecto pol¨ªtico particular.
Si nos fijamos, el debate sobre el estado de la naci¨®n ha adolecido de presentismo o, como en el caso de la memoria democr¨¢tica, de atenci¨®n al pasado. El porvenir se ha omitido. Aparte del cambio clim¨¢tico, ?qui¨¦n ha hablado de educaci¨®n, por ejemplo? Esa dimensi¨®n imprescindible para la competitividad futura del pa¨ªs, y que aqu¨ª solo parece interesar como dimensi¨®n ling¨¹¨ªstico-nacional o como disputa entre sector educativo p¨²blico o privado. Que ninguno de los partidos trate de tender la mano a los otros para buscar un entendimiento dirigido a mejorar la formaci¨®n b¨¢sica de nuestros j¨®venes me parece un esc¨¢ndalo. Se lo digo como viejo profesor universitario, ?son conscientes de los d¨¦ficits educativos que vamos acumulando? Y no es cuesti¨®n de meter o sacar asignaturas.
A donde quiero llegar es a distinguir entre la construcci¨®n del mundo que nos ofrecen nuestros pol¨ªticos, marcada inevitablemente por intereses ¡°de parte¡±, y lo que deber¨ªa interesarnos a todos. Con un matiz importante: si determinados temas, por las razones que sea, son silenciados, desaparecen del horizonte. Tambi¨¦n se lidera se?al¨¢ndolos, mostrando nuestros deberes pendientes, nuestros muchos d¨¦ficits. Ser¨ªa injusto ignorar que en el centro de la discusi¨®n habida en el Congreso estuvo el tema de la cohesi¨®n social, uno de los fundamentales. Lo mandaba la coyuntura, pero era tambi¨¦n el m¨¢s propicio para conseguir el contraste deseado, las diferentes posiciones al respecto entre progresistas y conservadores. Los que se tienden a omitir son, sin embargo, aquellos que no ofrecen un rendimiento pol¨ªtico inmediato, los que se escapan a la obsesi¨®n por puntuar m¨¢s que el contrario. Resulta, empero, que pronto ser¨¢ el ¨¢mbito en el que hay m¨¢s que ganar. Quien aqu¨ª pierda pie, quienes, como Vox o algunos sectores de la derecha ¡ªqu¨¦ curioso en esto es lo ¨²nico en lo que no son ¡°conservadores¡±¡ª se abracen al negacionismo o sigan ignorando el tema pueden encontrarse con una sorpresa may¨²scula.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.