Las palabras delinquen
El mundo se ha vuelto m¨¢s complejo y contradictorio que nunca, por eso la clarificaci¨®n de algunos l¨ªmites resulta imprescindible en el ecosistema
La condena al locutor influyente Alex Jones confirma que uno de los l¨ªmites a la libertad de expresi¨®n es el nada difuso concepto de la verdad. Cuando corri¨® a difundir la versi¨®n de que los ni?os muertos en el asalto armado a la escuela de Sandy Hook formaban parte de una escenificaci¨®n teatral par...
La condena al locutor influyente Alex Jones confirma que uno de los l¨ªmites a la libertad de expresi¨®n es el nada difuso concepto de la verdad. Cuando corri¨® a difundir la versi¨®n de que los ni?os muertos en el asalto armado a la escuela de Sandy Hook formaban parte de una escenificaci¨®n teatral para promover la prohibici¨®n de portar armas, quebr¨® uno de esos fundamentales l¨ªmites entre el derecho a decir lo que quieres y la difusi¨®n de una mentira. En este caso, los padres afectados por aquella matanza que se llev¨® la vida de 27 personas demandaron al locutor por el descr¨¦dito a su dolor, por el irracional empe?o en humillarlos negando el asesinato de sus hijos, y han logrado que un tribunal multe al popular informador. Los mecanismos de rectificaci¨®n y confirmaci¨®n de hechos quedan desvencijados ante la oleada de transgresiones a la verdad que se expanden sin bandera. De ah¨ª que las v¨ªctimas de las mentiras tengan que acudir a los tribunales en lugar de buscar una rectificaci¨®n como suced¨ªa en la mayor¨ªa de los casos que salpicaban a medios de comunicaci¨®n con algo de responsabilidad y prestigio.
Al mismo tiempo, amparados en ese batiburrillo generado de profesionalidad y agitaci¨®n, algunos empresarios y personajes relevantes recurren a presentar demandas millonarias contra periodistas y medios de comunicaci¨®n para tratar de frenar cualquier investigaci¨®n sobre sus actividades, present¨¢ndose como v¨ªctimas de una prensa sin control. Los llamados SLAPP, siglas en ingl¨¦s que corresponden a ¡°pleitos estrat¨¦gicos contra la participaci¨®n p¨²blica¡±, se han venido a unir a los vers¨ªculos m¨¢s turbios de la llamada ley mordaza. Y as¨ª se revuelve lo decente con lo oportunista y nos encontramos en un estado de ¨¢nimo que confunde m¨¢s que esclarece. En relaci¨®n con el h¨¢bito de la desinformaci¨®n, se confundi¨® la protesta del m¨²sico Neil Young contra Spotify por promocionar el canal de Joe Rogan con otros episodios de lo conocido como cancelaci¨®n. Sin embargo, su denuncia estaba muy lejos en la intenci¨®n de cualquier censura moral. M¨¢s bien lo que persegu¨ªan ¨¦l y los m¨²sicos que se unieron a su fracasada petici¨®n era algo muy similar a los que han dictaminado los jueces en este caso, sencillamente demarcar con claridad las diferencias entre la verdad y la mentira.
La investigaci¨®n en torno a Alex Jones, al que Joe Rogan sirvi¨® de altavoz con ocasi¨®n de su negacionismo de la matanza de Sandy Hook, ha revelado adem¨¢s un entramado de ingenier¨ªa recaudatoria a trav¨¦s de estas publicaciones disfrazadas de alternativas, piratas o libertarias. La sentencia se?ala, como apunt¨® Young en su alegato, que la mentira no era un recurso descerebrado y fantasioso, sino que respond¨ªa a intereses lucrativos, vertebrado en un esmerado mecanismo para enriquecerse mientras se desinforma. El propio Alex Jones para defender a Rogan acus¨® a Neil Young de tener relaci¨®n con Charles Manson y ser sat¨¢nico, lo cual demuestra una conjunci¨®n de intereses esclarecedora. Ambos defiende con u?as y dientes el negocio de la mentira calculada y teledirigida frente a cualquier atisbo de control. Sucede a menudo, los criminales se refugian en los derechos civiles para golpear. Todo malvado precisa de un parapeto protector. El mundo se ha vuelto m¨¢s complejo y contradictorio que nunca, por eso la clarificaci¨®n de algunos l¨ªmites resulta imprescindible en el ecosistema.