El secreto del tr¨ªo perfecto

Cuenta Nathan Fielder en el primer episodio de Los ensayos ¡ªla fascinante serie de HBO mezcla de telerrealidad, escenas humor¨ªsticas y clase de filosof¨ªa contempor¨¢nea¡ª que cuando alguien revela su verdadero yo ¡°a la gente no le gusta lo que siempre ve¡±. Ese podr¨ªa ser el lema de Twitter. Lo sabemos las reincidentes del scroll compulsivo: entre todos los gritos, aplausos e indignaci¨®n que va sorteando nuestro pulgar, siempre solemos detenernos y atender a quienes, de una manera u otra, sentimos como insinceros, los que nos dejan perplejas por cuestionar nuestra verdad.

La serie de Fielder es un poco como la historia de nuestros tuits: parte de la idea de que toda interacci¨®n social ha de someterse a una planificaci¨®n milimetrada, a trav¨¦s del error y ensayo constante. Sin espacio para la improvisaci¨®n, en el show se apuesta por un m¨¦todo que imagina previamente todas las respuestas posibles, las ensaya todas y se agarra a las que mejor funcionan para salir airoso. El objetivo es tan simple como no sentirse un perdedor al socializar y poder conectar con ¨¦xito con los dem¨¢s. Lo que todos, al fin y al cabo, so?amos.

Para librarse de la angustia relacional, Fielder ha completado un plan con el que internet lleva a?os fantaseando: vivir en la simulaci¨®n total. Y si su serie se ha convertido en objeto de culto entre un p¨²blico muy particular ¡ªno es casualidad que quienes m¨¢s la sientan y donde m¨¢s ha resonado haya sido entre los educados y moldeados sentimentalmente en la esfera virtual¡ª es porque la vida que pasa dentro de nuestras pantallas se ha transformado un poco en ese universo. En un ensayo constante del ¨¦xito a la caza de la visibilidad, donde todos andamos habl¨¢ndonos en c¨ªrculos con una jerga pactada y preestablecida como la v¨¢lida para triunfar. En una esfera en la que a nadie le importa aquella idea inmutable que era la verdad ¡ªahora es relativa seg¨²n el algoritmo con que se mira¡ª; en un sistema en el que se premia a los c¨ªnicos y la sinceridad siempre pierde, ?a qui¨¦n acabamos mirando y de qui¨¦n acabamos hablando?

Balenciaga est¨¢ en todos los muros por vender bolsos que simulan ser bolsas de basura a 1.700 euros. Gwyneth Paltrow, quien se hizo millonaria explotando los miedos femeninos con productos listos para mosquearnos ¡ªcomo esa vela que huele igual que una vagina¡ª, revent¨® las redes este verano al anunciar en su Instagram que vend¨ªa paquetes de 12 pa?ales a 115 euros. Lejos de ser lo que parec¨ªa, result¨® una estratagema viral para concienciar, junto a una ONG, sobre el elevado precio de productos de primera necesidad.

Y ah¨ª est¨¢n las tres chavalas jugando en TikTok al ¡°no somos el tr¨ªo perfecto¡±, unas j¨®venes que se han quedado con todos y han conseguido dos millones de visualizaciones en Twitter. Lo han hecho col¨¢ndonos un v¨ªdeo que ten¨ªa pinta de haber captado en tiempo real una pelea entre amigas que pasaban de un t¨ªmido ¡°no somos el tr¨ªo perfecto porque ellas son de 2007 y yo de 2006¡å al letal ¡°no somos el tr¨ªo perfecto porque ellas dos se liaron con mi novio a la vez y pensaban que no me iba a enterar¡±. Esas chicas no son las ¨²nicas que han entendido hasta qu¨¦ punto esta mezcla de absurdo e insinceridad dirigen la atenci¨®n de nuestras vidas virtuales. Ahora que sabemos que ah¨ª dentro casi todo est¨¢ tan cronometrado como un cap¨ªtulo de Los ensayos, en 2022, lejos de enfadarnos por la supuesta falsedad de los simuladores, lo celebramos.