El motor de Europa est¨¢ lleno de ruidos
Los desaf¨ªos pol¨ªticos han convertido en imprevisibles a algunos de los pa¨ªses de m¨¢s peso de la Uni¨®n, justo cuando m¨¢s falta hace encontrar una voz propia
El proyecto de lo que es hoy la Uni¨®n empez¨® a construirse tras terminar la Segunda Guerra Mundial y se levant¨® sobre las ruinas de un continente devastado. En esas circunstancias, lo ¨²nico cierto era que para encontrar una salida no hab¨ªa otra que trabajar juntos. En 1951, se cre¨® la Comunidad Europea del Carb¨®n y el Acero, formada por Francia, Alemania, Italia, Luxemburgo, Holanda y B¨¦lgica: eran pa¨ªses que acababan de ser brutalmente zarandeados y resultaba dif¨ªcil que pudieran sacar pecho, as¨ª que procuraron entenderse. Parec¨ªa m¨¢s f¨¢cil ceder.
Las cosas son hoy diferentes. ...
El proyecto de lo que es hoy la Uni¨®n empez¨® a construirse tras terminar la Segunda Guerra Mundial y se levant¨® sobre las ruinas de un continente devastado. En esas circunstancias, lo ¨²nico cierto era que para encontrar una salida no hab¨ªa otra que trabajar juntos. En 1951, se cre¨® la Comunidad Europea del Carb¨®n y el Acero, formada por Francia, Alemania, Italia, Luxemburgo, Holanda y B¨¦lgica: eran pa¨ªses que acababan de ser brutalmente zarandeados y resultaba dif¨ªcil que pudieran sacar pecho, as¨ª que procuraron entenderse. Parec¨ªa m¨¢s f¨¢cil ceder.
Las cosas son hoy diferentes. Al Partido Popular Europeo le parece bien que uno de sus socios, Forza Italia, acuda junto a la extrema derecha, la que representan los partidos de Matteo Salvini y Georgia Meloni, a las pr¨®ximas elecciones del 25 de septiembre. No son socios que inspiren mucha confianza a quienes defienden el marco democr¨¢tico y el Estado de derecho frente a los arrebatos nacionalpopulistas. Tampoco ha terminado de inspirarla nunca Silvio Berlusconi, pero se supone que este ¨²ltimo sigue representando los intereses de una derecha menos radical. El caso es que el partido de Meloni, Hermanos de Italia, puede convertirse en la fuerza m¨¢s votada en su pa¨ªs. La l¨ªder de la formaci¨®n ha salido corriendo a decir que respeta la democracia y que su proyecto no tiene nada que ver con el fascismo, pero basta con echar un vistazo a su trayectoria para reconocer en sus maneras los rasgos en los que se han sostenido los proyectos m¨¢s autoritarios: un feroz desprecio al inmigrante y una enf¨¢tica defensa del nacionalismo m¨¢s extremo. La prepotencia del que se cree superior: la peor receta para construir acuerdos.
En Francia, la ultraderecha del que fuera el Frente Nacional, tras el elaborad¨ªsimo proceso de maquillaje al que sigue someti¨¦ndola Marine Le Pen, crece y crece a grandes pasos con otro nombre, pero no termina todav¨ªa de rematar. Emmanuel Macron conserva el tim¨®n, pero perdi¨® la mayor¨ªa absoluta en la Asamblea Nacional. En la nueva temporada que ahora empieza, La Francia Insumisa de Jean-Luc M¨¦lenchon llega crecida y con ganas de influir. Es un partido que propone desobedecer a la Uni¨®n Europea porque la considera antidemocr¨¢tica. Detr¨¢s late con fuerza la idea de dinamitar el sistema. Lo que existe ahora no sirve, que vuele por los aires. O algo as¨ª, todav¨ªa no parece que se sepa muy bien cu¨¢n lejos quieren llegar.
Dos de los pa¨ªses que m¨¢s influencia tienen en Bruselas y con mayor peso econ¨®mico en el marco de la Uni¨®n pueden encontrarse, por lo que se ve, con complicaciones, ya no son previsibles, no se sabe por d¨®nde saldr¨¢n los tiros, qu¨¦ componendas tendr¨¢n que hacer sus l¨ªderes. Justo ahora que los desaf¨ªos son tan grandes, y donde tan importante resulta reforzar los acuerdos y buscar una voz propia en un contexto internacional de enorme tensi¨®n por la guerra de Putin en Ucrania y con la inflaci¨®n creciendo. Hay una densa neblina, a ratos arrecia el temporal y hiela los huesos, pero el coche de Europa afortunadamente sigue tirando. Habr¨¢, eso s¨ª, que revisarle esos inquietantes ruidos. Y volver a acordarse de que no es f¨¢cil reforzar la unidad si el discurso que cada cual defiende es el de un agresivo nacionalismo.