El imperio de la humillaci¨®n
Quiz¨¢s la muerte de Gorbachov simbolice el fin de esa quimera de una Rusia abierta y europea
Que la muerte de Gorbachov haya servido para conmemorar su figura en Occidente y ensalzar la democracia, mientras en Rusia apenas tratan de disimular su desprecio, se entiende desde ese emblema ficticio, c...
Que la muerte de Gorbachov haya servido para conmemorar su figura en Occidente y ensalzar la democracia, mientras en Rusia apenas tratan de disimular su desprecio, se entiende desde ese emblema ficticio, creado por Putin y comprado por tantos nost¨¢lgicos, seg¨²n el cual el fin de la URSS fue ¡°la mayor cat¨¢strofe geopol¨ªtica del siglo XX¡±. Toda la propaganda de su r¨¦gimen se condensa ah¨ª, en la explotaci¨®n deliberada de un supuesto sentimiento de humillaci¨®n que encuadra perfectamente con su visi¨®n del Imperio Ruso. De puertas adentro, el imperalismo es un mecanismo de unificaci¨®n nacionalista; hacia fuera, legitima la vieja idea de su ¡°espacio vital¡±.
No hay nada m¨¢s viejo ni m¨¢s actual que explotar un sentimiento de agravio. Lo vemos a diario en nuestras democracias: la humillaci¨®n es el pariente cercano de un tipo de ira que estalla al creer que nuestro estatus ha sido denigrado. ?Recuerdan c¨®mo explicaba Trump el v¨ªnculo social con su juego de suma cero? Yo, trabajador del Cintur¨®n de Hierro, solo disfrutar¨¦ de una vida buena si consigo que t¨², inmigrante que me quitas el trabajo, desaparezcas. En el fondo, encontramos ah¨ª esa ambivalencia que nos genera la envidia: deseo el fracaso de aquel por quien me siento eclipsado.
Pero volvamos a Rusia, donde el imperio de la humillaci¨®n cincelado por Putin genera la misma dial¨¦ctica de imitaci¨®n/repugnancia que el polit¨®logo Ivan Krastev utilizaba para describir la relaci¨®n entre la Europa del Este y el Oeste. El iliberalismo de aquella provendr¨ªa de la humillaci¨®n derivada de su fallida occidentalizaci¨®n, lo que provoca sus continuos saltos desde la imitaci¨®n al rechazo de Occidente. Tambi¨¦n explicar¨ªa que, mientras Rusia es ese basti¨®n de valores conservadores, orgullo cultural y espl¨¦ndido aislamiento que Putin pretende mostrar al mundo, tambi¨¦n tenga una de las tasas de divorcio m¨¢s altas del planeta, o que ¡°su banda sonora sea una televisi¨®n del Kremlin que amplifica cualquier cumplido que venga de Occidente¡±, como contaba el periodista Peter Pomerantsev. La invasi¨®n de Ucrania ser¨ªa otro acto m¨¢s en la construcci¨®n ficcional del imperio de la humillaci¨®n de Putin: su derecho a existir pasa por subyugar a otra naci¨®n soberana.
As¨ª como Gorbachov representaba un intento de relaci¨®n no patol¨®gica con Occidente, Putin reprime a intelectuales y periodistas, abjura del desarme multilateral e ignora los acuerdos internacionales. Quiz¨¢s su muerte simbolice el fin de esa quimera de una Rusia abierta y europea a la que se agarraba Macron cuando hablaba de ¡°no querer humillar a Rusia¡±, una ilusi¨®n que sustentaba nuestro relato de ¨¦xito occidental. Hoy, el camino lo marca el discurso sobre Europa de Scholz, el ¡°cambio de era¡± forzado por el sangriento imperialismo de Putin. Pero ?es posible una Europa con Rusia de nuevo a la contra? O mejor: ?qu¨¦ Europa es posible? Solo el tiempo lo dir¨¢.