El hombre blandengue en ¡°la Intimidad¡±
No solo necesitamos varones corresponsables de la escoba, sino de la injusticia, ese peso invisible que padecemos todas las mujeres por serlo y del que ning¨²n hombre quiere hacerse responsable
¡°Siempre he detestado al hombre blandengue. Ese hombre de la bolsa de la compra y el carrito del ni?o con el coche. Por eso digo que el hombre debe de estar en su sitio y la mujer en el suyo (¡) El hombre nunca debe de blandear¡±. Esto lo dec¨ªa El Fary en una entrevista en RTVE en 1984 y ahora lo repite desde el altavoz que le concede la lamentable campa?a con la que el Ministerio de Igualdad busca subrayar la gran evoluci¨®n que ha experimentado la sociedad espa?ola a lo largo de los ¨²ltimos 40 a?os. La idea es que hemos mejorado porque los hombres hoy han superado el discurso del Fary, ese cantante admirado por Torrente, cuyo machismo se convirti¨® en un chiste ¡ªdel que ¨¦l mismo se rio¡ª cuando en los noventa se puso a cantar Apatrullando la ciudad. El problema es que la campa?a de Igualdad aparece en 2022, va en serio y anima a los hombres a ¡°seguir sintiendo¡± y super¨¢ndose.
El v¨ªdeo del ministerio combina im¨¢genes de diferentes varones llevando a cabo tareas que tradicionalmente se han atribuido a las mujeres ¡ªcomo cuidar a los ni?os, a los mayores o hacer la compra¡ª mientras la voz en off del Fary asegura de fondo que el hombre ¡°nunca debe blandear¡±. As¨ª, en la campa?a se construyen escenas ¡°rompedoras y modernas¡± de hombres cantando nanas a beb¨¦s e incluso planchando camisas. Hasta se puede ver a un adolescente (chico) llorar. Porque, no se lo van a creer, pero en 2022 resulta que los duros tambi¨¦n lloran. Y, por si alguien no lo hubiera pillado, en el cierre nos lo explican: ¡°Cada d¨ªa, m¨¢s ¡®hombres blandengues¡¯ construyendo una masculinidad m¨¢s sana. M¨¢s fuerte¡±. En primer lugar, hay que decir que lo de poner el foco (y la c¨¢mara) en actividades dom¨¦sticas cotidianas para convertirlas en algo excepcional cuando las realiza un var¨®n no sirve ya para construir igualdad, sino para revelar una mirada profundamente machista. Pero lo peor, lo m¨¢s violento, es el claim con el que cierra el v¨ªdeo, invitando a construir ¡°una masculinidad m¨¢s sana¡ m¨¢s fuerte¡±. ?En serio hay que decir a los hombres que existen nuevas maneras de ser¡ fuertes? Creo que si El Fary levantara la cabeza estar¨ªa encantado de locutar esta pieza con su voz juguetona. Claro que al ver el guion pensar¨ªa haber superado el casting de Torrente 6.
Siento mucha verg¨¹enza cada vez que me encuentro con el dichoso ¡°hombre blandengue¡± en la tele, la radio o la prensa, pero tambi¨¦n mucha rabia. La de observar c¨®mo el discurso profundamente riguroso y feminista del Ministerio de Igualdad, se vuelve condescendiente y anacr¨®nico cuando se dirige a los hombres. Vamos, chicos, seguid as¨ª, vosotros tambi¨¦n pod¨¦is ir a la compra. Lo est¨¢is haciendo genial. ?En serio? El desfase de este mensaje es intolerable en un momento en que sabemos que la desigualdad que padecemos las mujeres pone en riesgo nuestra vida cada d¨ªa. Me refiero a nuestra vida profesional, material, sexual, reproductiva, ¨ªntima y en ocasiones tambi¨¦n f¨ªsica. Que ning¨²n var¨®n piense ni por un segundo que la igualdad consiste en coger una plancha o ser un padre responsable.
Por fortuna, en la vida real, el ¡°hombre blandengue¡± nada tiene que ver con una versi¨®n mejorada del Fary. El ¨²ltimo que conoc¨ª se llamaba Alfredo y lo interpretaba el actor Marc Mart¨ªnez en la serie espa?ola Intimidad (Netflix), que ha sido una de las m¨¢s vistas del mundo (entre las de habla no inglesa) de la plataforma y ha estado en el top cinco global. ?Y qu¨¦ tiene ¡°Alfredo el blando¡± que pueda servir de ejemplo a todos los dem¨¢s? B¨¢sicamente, la capacidad de demostrar que un hombre puede desaprender toda la educaci¨®n machista que muchos han recibido y que para eso hace falta mucho valor. Una valent¨ªa que poco o nada tiene que ver con blandir la escoba (o la espada). La serie arranca con un v¨ªdeo donde la mujer de Alfredo (Malen, candidata a la alcald¨ªa de Bilbao, interpretada por Itziar Itu?o) aparece teniendo relaciones sexuales con otro hombre. Un v¨ªdeo que se hace viral y que todo el mundo (y todo el entorno de Alfredo, incluida su hija) ver¨¢ y comentar¨¢. Y justo ah¨ª, ante ese v¨ªdeo, es donde ¡°Alfredo el blando¡± tendr¨¢ que quitarse la caspa machista que lleva encima para reaccionar y entender lo que est¨¢ pasando en su vida y ante sus ojos. En YouTube su mujer jadea de placer entre las piernas de otro t¨ªo: el momento es dif¨ªcil de ver pero la situaci¨®n es f¨¢cil de entender. Su mujer ha sido v¨ªctima de un delito de violencia digital machista. Alfredo debe aceptar que su pareja no es culpable de nada, sino v¨ªctima de todo. De hecho, ¡°Alfredo el blando¡± tendr¨¢ que interiorizar que han sido muchos los agresores de su mujer: el que vendi¨® el v¨ªdeo a la prensa, el que lo grab¨®, quienes pagaron para que as¨ª fuera, el p¨²blico que lo hizo viral, los medios de comunicaci¨®n que lo utilizaron, las personas que lo compartieron, todos los que la insultaron, quienes se liaron a hacer memes y, por supuesto, aquellos que se apiadaron de ¨¦l por estar casado con una mujer a la que pillan acost¨¢ndose con otro. Conviene a?adir que la pareja de la ficci¨®n mantiene una relaci¨®n abierta donde Alfredo sab¨ªa que su mujer ten¨ªa otros amantes. Sin embargo, los pactos sexuales formaban parte de su blanda intimidad. Alfredo tendr¨¢ que enfrentarse ahora a una vida p¨²blica que sigue siendo dur¨ªsima para los ¡°hombres blandos¡±. Una cosa es llevar a los ni?os al cole y otra ¡°consentir¡± a tu mujer seg¨²n qu¨¦ clase de comportamientos. ?En qu¨¦ lugar le deja a ¨¦l apoyar p¨²blicamente a su pareja en semejante situaci¨®n? Alfredo entender¨¢ que toda la cultura que lo atraviesa ha sido dise?ada (igual que ¨¦l) para ser c¨®mplice de la violencia machista que padece la persona que m¨¢s quiere. ?l nos recuerda que ya no necesitamos hombres corresponsables de la escoba, sino de la injusticia, ese peso invisible que padecemos todas las mujeres por el hecho de serlo y del que ning¨²n hombre quiere hacerse responsable, ni siquiera los que m¨¢s nos quieren. Alfredo nos recuerda que ser un hombre blandengue es casi tan duro como ser una mujer. Ojal¨¢ le hubieran encargado a ¨¦l la campa?a en vez de al Fary.
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