Los horrores de la guerra
Los lectores opinan sobre la masacre en la ciudad ucrania de Izium, la correcci¨®n pol¨ªtica, la muerte de Javier Mar¨ªas y sobre la sanidad p¨²blica en Madrid
Resultan escalofriantes las im¨¢genes difundidas por las televisiones y peri¨®dicos de todo el mundo de la masacre cometida en la ciudad ucrania de Izium, que fue invadida por el Ej¨¦rcito ruso y recuperada, recientemente, por las fuerzas ucranias. Los horrores de la guerra vuelven a salir a la luz al aparecer fosas comunes con cientos de cad¨¢veres de civiles maniatados y con tiros en la nuca, al igual que ya ocurri¨®, tiempo atr¨¢s, en las ciudades ucranias de Bucha y Mariupol.
Nos encontramos, con toda probabilidad, ante nuevos casos de genocidio que deber¨¢n ser perseguidos y juzgados por un Tribunal Penal Internacional. Vlad¨ªmir Putin tendr¨¢ que responder ante la justicia como m¨¢ximo responsable.
Javier Cordero Ruiz. Madrid
Seres menstruantes
Enhorabuena a Carmen Domingo por su art¨ªculo De seres menstruantes. No est¨¢ ni mucho menos sola en su postura contra la nueva Inquisici¨®n de una correcci¨®n pol¨ªtica que, si alguna vez tuvo las buen¨ªsimas intenciones de proteger a los desfavorecidos, hoy se dedica a censurar cualquier idea que no encaje en su dogma. Domingo llama particularmente la atenci¨®n sobre las nuevas definiciones que se utilizan para evitar el uso de la palabra ¡°mujer¡±: menstruantes, gestantes, etc., como si la ¨²nica caracter¨ªstica que nos definiese fuera la procreaci¨®n. Siempre se ha usado ¡°mujer¡± como palabra y concepto el¨¢stico en el que cabe lo que le convenga al sistema imperante. Este burka ling¨¹¨ªstico no nos gusta y no va a invisibilizarnos.
Mar¨ªa Donapetry. Viveiro (Lugo)
Carta fantasma
No soy la ¨²nica que experimenta una sensaci¨®n de p¨¦rdida personal con la muerte de Javier Mar¨ªas. Leo estos d¨ªas infinidad de art¨ªculos que lo ponderan ¡ªmerecidamente¡ª, que se lamentan de que no haya recibido el Nobel, que especulan acerca del trono vacante del Reino de Redonda. Despu¨¦s de leer ¡°bastante¡± a una persona, uno tiene una idea de que cosas no le gustan. Sospecho ¡ªsi, sospecho¡ª que poco le gustar¨ªan las pompas, las frases hechas del tipo ¡°Descansa en paz¡±, como si la vida fuera un desgaste y un cansancio, que en todo caso la muerte no repara, ni devuelve las ganas. Finalmente, algo bueno tienen todas las necrol¨®gicas, lo ubican en el lugar de alguien muy valorado, muy querido. Nadie puede resistirse a eso, mucho menos un escritor, un artista, aunque nunca lo escuch¨¦ llamarse a s¨ª mismo de ese modo, tal vez por pudor, porque finalmente alguien empe?ado en hacer bien lo que hace, es primero un laburante, dedicado, silencioso, solitario. Durante no pocos a?os le¨ª, por este medio, la ¡°columna fantasma¡±. Mi primera lectura los domingos. Hoy me despert¨¦ y escrib¨ª esto. Adi¨®s, Javier Mar¨ªas.
Rosana Niro. Buenos Aires
Sanidad p¨²blica
?Ay qu¨¦ bobo! Exclam¨® un amigo al equivocarse en una bola clara y f¨¢cil. Mi esposa estuvo esperando tres d¨ªas en una sala hacinada de urgencias del hospital La Paz de Madrid porque no hay camas disponibles en planta. La atenci¨®n de los profesionales excelente, a pesar de la saturaci¨®n. La Comunidad de Madrid despilfarra en zendales, remodelaciones y obras superfluas, descuidando la sanidad y educaci¨®n p¨²blicas. ?A qui¨¦n votamos? ?Ay qu¨¦ bobo!
Antonio Barrera. Tres Cantos (Madrid)
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