M¨¦lenchon o c¨®mo deslegitimar el feminismo en un tuit
En tiempos de Melonis y de regresi¨®n conservadora generalizada, el l¨ªder izquierdista divide a los suyos al apoyar a un diputado que peg¨® a su mujer
Jean-Luc M¨¦lenchon no es precisamente el arquetipo de la delicadeza en pol¨ªtica. Conocido por su car¨¢cter impulsivo, las estruendosas salidas de tono del l¨ªder de La Francia Insumisa (LFI) suelen ser memorables y provocar en el seno de su partido sentimientos dispares, de la admiraci¨®n hacia una forma de valent¨ªa y rebeld¨ªa frente al poder establecido hasta la verg¨¹enza m¨¢s absoluta frente a lo que muchas veces se considera pura demagogia. Sin embargo, en ...
Jean-Luc M¨¦lenchon no es precisamente el arquetipo de la delicadeza en pol¨ªtica. Conocido por su car¨¢cter impulsivo, las estruendosas salidas de tono del l¨ªder de La Francia Insumisa (LFI) suelen ser memorables y provocar en el seno de su partido sentimientos dispares, de la admiraci¨®n hacia una forma de valent¨ªa y rebeld¨ªa frente al poder establecido hasta la verg¨¹enza m¨¢s absoluta frente a lo que muchas veces se considera pura demagogia. Sin embargo, en una formaci¨®n donde el apoyo incondicional al jefe siempre ha sido la norma suprema, los sentimientos encontrados de sus miembros no sol¨ªan trascender al debate p¨²blico. Los insumisos hablaban con una sola voz. Unidos en la lucha y en la comunicaci¨®n. Hasta que un tuit, el pasado 18 de septiembre, rompi¨® en mil pedazos la sagrada disciplina colectiva del partido.
Ese d¨ªa, M¨¦lenchon expres¨® en la red social su apoyo al diputado Adrien Quatennens, quien reconoci¨® haber dado una bofetada a su mujer en el marco de ¡°un divorcio complicado¡±. Un gesto violento que ella se?al¨® en una comisar¨ªa y que la polic¨ªa filtr¨® al semanal sat¨ªrico Le Canard Encha?n¨¦, provocando una ola de indignaci¨®n descomunal al tratarse de un dirigente cuyo partido ha hecho de la lucha contra la violencia de g¨¦nero uno de sus emblemas. ¡°La malevolencia de la polic¨ªa, el voyeurismo de los medios de comunicaci¨®n y las redes sociales se han inmiscuido en el conflictivo divorcio de Adrien y C¨¦line Quatennens. Adrien ha decidido asumir toda la responsabilidad. Celebro su dignidad y su valor. Le expreso mi confianza y afecto¡±, escribi¨® el pol¨ªtico.
M¨¢s all¨¢ de la incredulidad que provoca el l¨¦xico empleado por el insumiso para calificar a su delf¨ªn (¡°dignidad¡±, ¡°valor¡±), y la ¡°invisibilidad gramatical¡±, como apunt¨® el periodista Cl¨¦ment Viktorovitch, en la que deja a la v¨ªctima, choca que un dirigente de su relevancia haya decidido cargarse con un solo tuit el capital pol¨ªtico de su formaci¨®n en materia de violencia machista. Menos entendible a¨²n es la deslegitimaci¨®n impl¨ªcita, a trav¨¦s de sus palabras, de una lucha, la feminista, que ya tiene suficientes enemigos como para que la torpedee la propia izquierda. As¨ª lo recalc¨® la escritora y militante Caroline de Haas en la red social recordando al dirigente el car¨¢cter normativo de la palabra p¨²blica y su peligrosidad cuando esta banaliza o invisibiliza la violencia de g¨¦nero bas¨¢ndose en lo afectivo, lo personal, en ese reflejo desgraciadamente tan com¨²n en pol¨ªtica de protegerse entre unos y otros. ¡°La violencia en la pareja es intolerable, sean cuales sean los conflictos existentes. Expreso mi apoyo a C¨¦line. Tomo nota de las disculpas de Adrien y de su retirada del movimiento. Mi apoyo a las mujeres v¨ªctimas, en todo el mundo¡±, escribi¨® De Haas en Twitter, reproduciendo la reacci¨®n que, a su juicio, deber¨ªa haber tenido M¨¦lenchon frente al caso. ¡°Gracias, Caroline. No parec¨ªa tan complicado¡±, reaccion¨® una usuaria en sinton¨ªa con la indignaci¨®n casi un¨¢nime en la red social.
Mientras M¨¦lenchon y sus m¨¢s fieles lugartenientes debat¨ªan a diestra y siniestra sobre si un hombre que abofetea a una mujer es intr¨ªnsecamente violento o no, enfocando el debate en la ¡°necesidad¡± de graduar y jerarquizar los actos en cuesti¨®n para evitar crear ¡°tribunales populares¡±, las j¨®venes figuras del partido decidieron por primera vez distanciarse de este discurso y huir de cualquier tipo de justificaci¨®n. De los 75 diputados que tiene LFI, solo dos han retuiteado el mensaje del l¨ªder supremo e incluso que algunos se han atrevido a expresar abiertamente su descontento, como el diputado Andy Kerbrat, de 31 a?os: ¡°Todo mi apoyo a C¨¦line #Quatennens, ?las violencias sexuales y sexistas son intolerables en cualquier caso! Y hay que combatirlas tanto en la sociedad como en nuestros movimientos¡±, tuite¨®.
En Francia, solo un 4% de la poblaci¨®n dice confiar plenamente en los partidos pol¨ªticos para luchar contra la violencia de g¨¦nero, seg¨²n una reciente encuesta del instituto Ifop. Un dato que no sorprende en un pa¨ªs en el que los casos de violencia sexual dentro de la clase pol¨ªtica se cuentan por decenas. En tiempos de Melonis y de backlash (regresi¨®n conservadora) generalizado, la ejemplaridad pol¨ªtica y la defensa sin tapujos de la igualdad de g¨¦nero son fundamentales. Y esto, el l¨ªder de los insumisos lo sabe. Ahora solo falta que lo ponga en pr¨¢ctica si, como escribe la revista Marianne, no quiere ver su partido estrellarse contra un muro llamado MeToo.