Jean-Luc M¨¦lenchon, el nuevo ¡®rey sol¡¯ de la izquierda francesa
El veterano pol¨ªtico euroesc¨¦ptico y soberanista culmina el sue?o de unir bajo su liderazgo a todo su campo ideol¨®gico ante las elecciones legislativas


Jean-Luc M¨¦lenchon ha dejado boquiabierta a media Francia. A admiradores y adversarios. Todo ha ido muy r¨¢pido. Pocos le vieron venir. Ahora es el hombre del momento. Tras d¨¦cadas de espera laboriosa, por primera vez asume el mando de su campo ideol¨®gico: la izquierda.
El veterano M¨¦lenchon (T¨¢nger, 70 a?os) se ha consagrado como el l¨ªder de este campo ideol¨®gico despu¨¦s de quedar tercero en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, el 10 de abril. Sac¨® un 22% de los votos. Desde posiciones euroesc¨¦pticas y con la ret¨®rica del populismo, se ha impuesto a ecologistas, comunistas y socialistas, y les ha unido bajo su tutela. Sue?a con convertirse, si la alianza izquierdista logra una mayor¨ªa en las legislativas de junio, en el primer ministro del centrista Emmanuel Macron.
¡°Ha hecho una jugada de p¨®quer ante unos tipos que no saben jugar al p¨®quer¡±, afirma Julien Dray, que milit¨® durante d¨¦cadas junto a M¨¦lenchon en el Partido Socialista (PS) y es el dirigente que inspir¨® el personaje del pol¨ªtico protagonista de la serie televisiva Baron Noir.
¡°Jean-Luc siempre ha demostrado su valent¨ªa en los momentos m¨¢s dif¨ªciles¡±, subraya Pablo Iglesias, amigo de M¨¦lenchon, exvicepresidente del Gobierno espa?ol y fundador del partido hermano Podemos. ¡°Es alguien que no se acompleja. Tiene una voluntad de ganar, de ser presidente, y ahora primer ministro sin necesidad de renunciar a determinados planteamientos¡±, a?ade.
Teatral y cartesiano. Demagogo y cultivado. Humano y carism¨¢tico, con una legi¨®n de devotos. Y explosivo. En la retina de los franceses ha quedado el momento, en 2018, cuando se encar¨® a un polic¨ªa que registraba su sede electoral y fuera de s¨ª le grit¨®: ¡°?La Rep¨²blica soy yo!¡±.
¡°Es verdad que tengo temperamento¡±, admiti¨® en 2019 a EL PA?S en su despacho de diputado en la Asamblea Nacional. ¡°Pero soy as¨ª: mediterr¨¢neo¡±. En la pared colgaba un mapa del Mediterr¨¢neo. Pero con un enfoque alternativo. Turqu¨ªa abajo; Espa?a, arriba. Aquel mapa explicaba algo de M¨¦lenchon: su voluntad de darle la vuelta a la tortilla.

¡°Lo que ¨¦l quiere no es ser presidente. No sue?a con ser primer ministro¡±, se?ala la periodista Marion Lagard¨¨re, autora del libro ?C¨®mo es realmente M¨¦lenchon? ¡°Lo que quiere es provocar un cambio¡±.
El mapa revelaba algo m¨¢s: una mirada sure?a, mediterr¨¢nea. M¨¦lenchon no mira al norte ni a la Uni¨®n Europea: no son sus referencias. Ni tampoco a Alemania, ¡°un tema tab¨² en Francia¡±, opina. ¡°Si uno habla de Alemania de manera cr¨ªtica, se le acusa enseguida de germanofobia y de querer provocar la guerra¡±. ?l mira al sur. A Am¨¦rica Latina. Y al Mediterr¨¢neo y a Espa?a, la tierra de los abuelos.
¡°Su apellido no es franc¨¦s, es espa?ol: Melench¨®n¡±, recalca Iglesias. Y recuerda m¨ªtines y ruedas de prensa conjuntas en las que el franc¨¦s hablaba con soltura en la lengua de sus antepasados. ¡°Lo lleva a gala¡±, apunta el exl¨ªder de Podemos, ¡°como una cuesti¨®n de identidad.¡±
El nuevo rey sol de la izquierda naci¨® en el extrarradio del declinante imperio colonial. El padre era empleado en los tel¨¦grafos. La madre, maestra. En 1962 abandonan el norte de ?frica, como millones de franceses de esta zona tras las guerras e independencias, y se instalan en la idealizada Francia.
A?os de juventud: mayo de 1968, los estudios de Filosof¨ªa, la militancia trotskista en la llamada rama lambertista, un grup¨²sculo que dirige el gur¨² Pierre Lambert y cuyos miembros se sienten llamados a mandar. El primer ministro socialista Lionel Jospin fue lambertista, como Jean-Christophe Cambad¨¦lis, secretario general del mismo partido.
¡°En las asambleas, M¨¦lenchon no soportaba el murmullo mientras hablaba, los mandaba al diablo, se marchaba echando pestes¡±, recuerda Cambad¨¦lis. ¡°?No ha cambiado!¡±, asegura.
Cambad¨¦lis ve rasgos del trotskismo de entonces en el M¨¦lenchon actual. ¡°Su talento es el arte oratorio¡±, dice. ¡°Se trata de hacer un discurso no tecnocr¨¢tico, sino que cuente una historia mientras desmonta los argumentos de sus adversarios¡±. Otro rasgo: ¡°Un cierto terrorismo intelectual; quien no est¨¢ conmigo es mi enemigo¡±.
Del trotskismo al socialismo. A?os ochenta. Con Fran?ois Mitterrand en el El¨ªseo, M¨¦lenchon se instala en la pol¨ªtica institucional y avanza, de la pol¨ªtica local a la nacional, hasta que en 2000 Jospin le nombra ministro. Una carrera de apparatchik del PS y a la vez de conciencia revolucionaria de un partido atrapado entre la radicalidad y el reformismo.
¡°Era muy, muy socialista. Muy republicano. Y mas¨®n¡±, le recuerda Dray, que tambi¨¦n fue trotskista, aunque de otra corriente. ¡°Socialista y ecologista y republicano¡±, le define Lagard¨¨re. Iglesias: ¡°Siempre ha sido socialista. El problema es que muchos llamados as¨ª dejaron de serlo y apostaron por pol¨ªticas neoliberales¡±.
En aquella entrevista en su despacho, M¨¦lenchon se resist¨ªa a declararse de izquierdas. ¡°Lo evito, porque s¨¦ que crea m¨¢s confusi¨®n que claridad¡±. ¡°Lo que es una fuente de inspiraci¨®n para m¨ª¡±, afirm¨®, ¡°es el chavismo, el proceso que los sudamericanos llaman bolivariano y nosotros revoluci¨®n ciudadana¡±. ?Populista? ¡°Lo asumo¡±, hab¨ªa declarado en 2010.
Al inicio del siglo, los partidos socialistas europeos, sin respuestas ante la globalizaci¨®n, se acercaban a la tercera v¨ªa. El PS franc¨¦s se resist¨ªa. Para M¨¦lenchon, no lo suficiente. Defendi¨® el no al tratado constitucional de la UE en 2005. Y dio el portazo. ¡°Abandon¨® la socialdemocracia y entr¨® en una l¨®gica de la revoluci¨®n bolivariana: un jefe y todos detr¨¢s de ¨¦l¡±, sostiene Dray. ¡°Su gran giro fue el encuentro con Hugo Ch¨¢vez¡±, corrobora Cambad¨¦lis. ¡°Ch¨¢vez le fascin¨®, como le fascinan los hombres de la historia, los grandes¡±.
No es solo Ch¨¢vez. Fran?ois Mitterrand tambi¨¦n. Porque uni¨® a la izquierda. Y porque proyectaba el sosiego que ahora busca M¨¦lenchon.
Los cr¨ªticos le acusan de complacencia con la Rusia de Vlad¨ªmir Putin hasta la invasi¨®n de Ucrania. Y califican a su partido, La Francia Insumisa, de islamo-izquierdista. Es decir, de haberse aproximado, en aras de la defensa de las minor¨ªas, a las reivindicaciones de grupos islamistas sobre el velo o en la denuncia de la islamofobia.
Se le reprocha, tambi¨¦n, el caudillismo: pese a promover el fin de la muy mon¨¢rquica V Rep¨²blica, pocos en Francia encarnan como ¨¦l la imagen de hombre providencial. Otros insisten en que no busca el poder, sino la influencia. ¡°Sus referentes¡±, seg¨²n Lagard¨¨re, que como periodista lo frecuent¨® durante a?os, ¡°son Jean Jaur¨¨s y Le¨®n Trotsky: gente que piensa en la estrategia y son motor del cambio¡±. El padre del socialismo y el del trotskismo.
El poder no est¨¢ claro que lo alcance. Ning¨²n sondeo le da la mayor¨ªa parlamentaria que ambiciona. La influencia es otra cosa. Ya reina en la izquierda. Ha sometido al PS. Aunque por tercera vez qued¨® fuera de la segunda vuelta en las presidenciales, ha vendido la derrota como una victoria. Y ha funcionado.
¡°En el contexto de derechizaci¨®n y amenaza a la democracia hacen falta izquierdas m¨¢s n¨ªtidas, y ¨¦l expresa eso¡±, analiza Pablo Iglesias. ¡°Mi sensaci¨®n es que el futuro va a ir por ah¨ª¡±.
Cuando a Julien Dray se le pregunta qu¨¦ dir¨ªa su trasunto ficticio, el Baron noir, al ver que M¨¦lenchon devora a su viejo partido, responde: ¡°Hay que decirle lo siguiente a M¨¦lenchon: ¡®Has querido jugar y qued¨¢rtelo todo. De acuerdo. Pero tienes dos soluciones. Si ganas las elecciones en junio, ?bravo!¡¯ Si no, p¨ªrate¡±.
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