¡°Negro, pero honrado¡±
Tantos hom¨®fobos presumen de tener amigos gais; tantos racistas, de colegas negros y tantos clasistas de ¨ªntimos pobres porque no ven m¨¢s all¨¢ de sus prejuicios
Un domingo, hace tiempo, en una comilona de cumplea?os, la se?ora de la casa tuvo a bien amenizarnos la sobremesa con el chisme de que una prima suya del pueblo se hab¨ªa echado de novio a un ¡°chico moreno, pero muy trabajador y muy atento¡±. Ese d¨ªa, calentita que estaba ya una tras o¨ªr ciertas barbaridades previas en los tres vuelcos del cocido, abandon¨¦ mi habitual estado de desconexi¨®n autom¨¢tica en seg¨²n qu¨¦ foros y salt¨¦, pel¨ªn enajenada. ¡°Pero moreno, ?cu¨¢nto? Moreno, ?negro?¡±, le pregunt¨¦ a la anfitriona con un tono un par de octavas superior al necesario para que se me escuchara en una mesa tipo la de Putin y Macron en el Kremlin, pero a reventar de cu?ados y cu?adas. El silencio se pod¨ªa cortar a machetazos con la pala de la tarta de san Marcos. ¡°Negro, negro, no, mujer. Casta?o oscuro, pero tan honrado y formal como nosotros¡±, replic¨® la matriarca. Fue ah¨ª cuando se me agot¨® el poquito autodominio que me quedaba y acab¨¦ de cavar mi tumba en esa casa. ¡°Si se cruzara de noche con un negro por la calle, ?se cambiar¨ªa de acera?¡±, le apret¨¦ las tuercas, implacable. Su respuesta, tras tres eternos segundos de duda, me dio, m¨¢s que cualquier encuesta del CIS, la clave del particular racismo a la espa?ola: ¡°Depende de si el negro es buena persona¡±.
Ese es el problema. Que los negros no son todos iguales. Que no son como queramos que sean. Que no van por la vida haciendo el bien al pr¨®jimo con un aura de ¨¢ngeles sobre la testa. Los negros son negros y punto. Y quien dice los negros, dice los gais, las lesbianas, los hombres y mujeres transexuales y los pobres de todo pelaje. Las personas distintas a lo que cada uno considera el ¡°nosotros¡± de aquella se?ora. En cuanto hablan, en cuanto se les escucha, en cuanto les otorgamos la condici¨®n de personas y no la del traje que les hemos cortado, los negros, los gais, las lesbianas, los transexuales y los pobres son tan buenos, regulares o indeseables, que haberlos, haylos, como cualquiera. Por eso tantos hom¨®fobos presumen de tener amigos homosexuales; tantos racistas, de colegas negros y tantos clasistas, de ¨ªntimos pobres. Porque, como el ama de aquella casa, como el consejero madrile?o que no contaba m¨¢s pobres que los que piden caridad en el suelo, como est¨¢ mandado, no ven m¨¢s all¨¢ de sus prejuicios. No, en efecto, no he vuelto a frecuentar aquella mesa. Tal d¨ªa hizo un a?o.
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