Me Too, la liberaci¨®n de la voz
El movimiento feminista produjo cambios radicales desde que visibiliz¨® hace cinco a?os el car¨¢cter sist¨¦mico de la violencia machista
Tras cinco a?os de la aparici¨®n del Me Too, lo que inicialmente fue un fen¨®meno viral se ha convertido en el movimiento feminista m¨¢s importante del siglo XXI. La publicaci¨®n, el 5 de octubre de 2017 en The New York Times, de una investigaci¨®n en la que unas mujeres denunciaban a Harvey Weinstein por acoso y agresi¨®n sexual, gener¨® una onda expansiva con profundas repercusiones en diferentes ¨¢mbitos. Fue la actriz Alyssa Milano quien utiliz¨® la etiqueta #MeToo en Twitter 10 d¨ªas despu¨¦s y desde entonces alent¨® a las mujeres a denunciar los ataques de los que hab¨ªan sido v¨ªctimas en el pasado. Sus confesiones animaron a otras mujeres a hablar, haciendo m¨¢s posible el hecho de ser cre¨ªdas y destap¨® una injusticia omnipresente en la sociedad cuya eficacia se constru¨ªa sobre el silencio de quienes la padec¨ªan. Al quebrar la cultura de la ocultaci¨®n permiti¨® tomar conciencia de la magnitud del problema: las historias de violencia sexual y machista eran singulares a la vez que, parad¨®jicamente, revelaron su car¨¢cter sist¨¦mico.
Este movimiento fue una lucha contra la impunidad de los delitos sexuales y las actitudes agresivas, acosadoras o denigrantes contra la mujer. Pero sobre todo constituy¨® una lucha por la liberaci¨®n de su voz. El mensaje ¡°yo tambi¨¦n¡± hablaba del descr¨¦dito sistem¨¢tico del testimonio de la v¨ªctima en todas las instituciones, algo que las forz¨® a utilizar otro instrumento: internet. Desde entonces, se han desafiado representaciones vejatorias de la mujer, se ha hablado del amor y del deseo sin dominaci¨®n y se ha trabajado a favor de la paridad. Se han revisado estereotipos que trataban a las mujeres como meros objetos, neg¨¢ndoles su autonom¨ªa y su subjetividad. Y se ha llegado al ¨¢mbito judicial, que ha experimentado un notable incremento de denuncias.
Aunque el Me Too ha producido algunos excesos, lo cierto es que ha contribuido a generar grandes esperanzas en una mejora de la justicia. Denunciar la protecci¨®n insuficiente o muy d¨¦bil que ten¨ªan las mujeres ante esta realidad ha activado una labor jur¨ªdica y legal que est¨¢ ayudando a desandar un camino hist¨®rico de atropellos contra la voluntad y el consentimiento y la inaceptable subordinaci¨®n sexual de las mujeres. Tener claro que la carga de la prueba recae sobre la acusaci¨®n y alertar sobre la reacci¨®n de emoci¨®n punitiva que ha podido generar alguna vez no es incompatible con poner el foco en las grandes aportaciones que ha hecho un movimiento que pretende emancipar a la mitad de la poblaci¨®n. El impulso para reformar tanto el derecho penal como el civil para perseguir mejor la agresi¨®n y el acoso sexuales no debe desde?arse. Tampoco el haber roto barreras que proteg¨ªan a varones que ocupaban posiciones de poder desde donde elud¨ªan cualquier imputabilidad. El Me Too abri¨® decididamente nuevas puertas en la lucha feminista por la igualdad.
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