Riesgo de exclusi¨®n social

El ¨²ltimo informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusi¨®n Social, que re¨²ne a m¨¢s de ocho mil entidades sociales, confirma que tener trabajo o un t¨ªtulo de ense?anza superior protege m¨¢s frente a una crisis, pero ya no supone una garant¨ªa frente al riesgo de caer en la pobreza. La desigualdad ha aumentado en Espa?a porque la pandemia ha incidido con mayor intensidad en segmentos sociales que todav¨ªa ...

El ¨²ltimo informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusi¨®n Social, que re¨²ne a m¨¢s de ocho mil entidades sociales, confirma que tener trabajo o un t¨ªtulo de ense?anza superior protege m¨¢s frente a una crisis, pero ya no supone una garant¨ªa frente al riesgo de caer en la pobreza. La desigualdad ha aumentado en Espa?a porque la pandemia ha incidido con mayor intensidad en segmentos sociales que todav¨ªa no hab¨ªan logrado recuperarse de la Gran Recesi¨®n de 2008. El resultado es que, en 2021, m¨¢s de 13 millones de espa?oles (el 27,8% de la poblaci¨®n) sufr¨ªan carencias materiales severas o viv¨ªan en riesgo de pobreza. Con 380.000 pobres m¨¢s que antes de la pandemia, la sociedad que sale de ella es m¨¢s desigual y ha agrandado la brecha norte-sur que durante siglos ha dividido a Espa?a.

La renta del 10% de la poblaci¨®n m¨¢s rica es 11,8 veces superior a la del 10% m¨¢s pobre. La brecha social crece, pero crece tambi¨¦n la desigualdad territorial. Las 11 regiones situadas al norte de Madrid, con una poblaci¨®n total de 27 millones de habitantes, tienen una tasa media de pobreza del 21,8%, mientras que en las seis situadas al sur, con 20 millones de habitantes, alcanza el 35,6%. En Andaluc¨ªa y Extremadura, la poblaci¨®n en riesgo de pobreza y exclusi¨®n alcanza el 38,7%, casi 11 puntos m¨¢s que la media espa?ola (27,8%). En el otro extremo se encuentran Navarra y Pa¨ªs Vasco, con un 14,7% y un 16% respectivamente. Estas cifras delatan la persistencia de la brecha norte-sur, lo que debe llevar a una reflexi¨®n profunda sobre el fracaso de los mecanismos de redistribuci¨®n territorial que se vienen aplicando desde hace d¨¦cadas, entre los que destaca un sistema de financiaci¨®n auton¨®mica caducado desde hace tiempo y cuya reforma sigue aplaz¨¢ndose desde 2014. Que uno de cada tres andaluces est¨¦ en riesgo de pobreza es un dato perturbador y casa muy mal con la decisi¨®n del Gobierno de Andaluc¨ªa de suprimir o bonificar impuestos destinados a redistribuir la riqueza, como son los de patrimonio y de sucesiones y donaciones.

Es cierto que sin el escudo social aprobado por el Gobierno durante la pandemia las cifras ser¨ªan mucho peores. El estudio estima que habr¨ªa un mill¨®n y medio m¨¢s de personas en riesgo de pobreza. Pero los factores que determinan el aumento de las desigualdades, tanto en el ¨¢mbito social como territorial, son estructurales y dif¨ªcilmente se revertir¨¢n con ayudas temporales. La calidad del empleo est¨¢ entre esos factores: una de cada tres personas que vive bajo el umbral de la pobreza (el 34%) tiene trabajo. La reforma laboral ha mejorado las condiciones de los empleados, pero el trabajo ya no garantiza la subsistencia. El aumento de la afiliaci¨®n a la Seguridad Social esconde una enorme bolsa de trabajo a tiempo parcial forzoso que no permite vivir dignamente. Lo mismo ocurre con otro de los factores que lastra la econom¨ªa familiar: el 36,2% de quienes viven bajo el umbral de la pobreza destinan m¨¢s del 40% de sus ingresos a la vivienda. Medidas como el Ingreso M¨ªnimo Vital, el bono social contra la pobreza energ¨¦tica o las becas de comedor son eficaces para mitigar las penurias, pero apenas consiguen revertir la situaci¨®n. Por supuesto que han de mantenerse e incrementarse para abordar la emergencia actual. Pero el objetivo ha de estar en evitar el enquistamiento y la transmisi¨®n de la pobreza de generaci¨®n en generaci¨®n y para ello es necesario intervenir sobre los factores estructurales que aumentan la desigualdad.