Per¨²: Desencuentro entre mundos, ?ruta de salida?
El ¨²ltimo cap¨ªtulo de la profunda polarizaci¨®n pol¨ªtica en el pa¨ªs es la reciente amenaza, desde un sector pol¨ªtico, de destituir a la respetada presidenta del poder judicial
Cinco largos y tortuosos a?os de desencuentros profundos en el Per¨² en una polarizaci¨®n pol¨ªtica que no hace sino intensificarse. El ¨²ltimo set es la reciente amenaza, desde un sector pol¨ªtico, de destituir a la respetada presidenta del poder judicial, ¨ªntegra magistrada, la primera mujer que encabeza el sistema judicial peruano creado hace 200 a?os. Y no se trata de una maniobra gubernamental, como ha sido en procesos autoritarios en curso en el mundo (Polonia o El Salvador, por ejemplo), sino de un ...
Cinco largos y tortuosos a?os de desencuentros profundos en el Per¨² en una polarizaci¨®n pol¨ªtica que no hace sino intensificarse. El ¨²ltimo set es la reciente amenaza, desde un sector pol¨ªtico, de destituir a la respetada presidenta del poder judicial, ¨ªntegra magistrada, la primera mujer que encabeza el sistema judicial peruano creado hace 200 a?os. Y no se trata de una maniobra gubernamental, como ha sido en procesos autoritarios en curso en el mundo (Polonia o El Salvador, por ejemplo), sino de un eslab¨®n m¨¢s en el remolino de un desmoronamiento institucional sin fin.
El zarpazo que fuerzas oscuras pretenden dar ahora contra la cabeza del sistema judicial, es solo una pieza m¨¢s de un ¡°todos contra todos¡± en el que el concepto ¡°polarizaci¨®n¡± queda corto para describir lo que est¨¢ ocurriendo. Una crisis de esta envergadura ya viene repercutiendo, por cierto, en una econom¨ªa que desde hace cinco a?os ¡ªantes de la covid o de Pedro Castillo¡ª ya no crece m¨¢s de 2% anual. La pol¨ªtica, pues, y esto de generar cinco presidentes en cinco a?os, entre otras perlas, impacta en una econom¨ªa que da pasos acelerados para estancarse.
La elecci¨®n de Castillo a mediados del 2021 abri¨® el nuevo cap¨ªtulo de una polarizaci¨®n in crescendo. Los empe?os reiterados buscando la vacancia del presidente, aunque suene surrealista, se dieron al conocerse los resultados; desde antes que Castillo asumiera la presidencia a fines de julio de ese a?o.
All¨ª arranc¨® un nuevo y acelerado cap¨ªtulo de demolici¨®n institucional: el intento, desde un sector muy agresivo de la derecha peruana, de desconocer el resultado electoral que le hab¨ªa dado el triunfo a Castillo. Llegando a promover, abiertamente, un golpe militar. Reacciones que se estrellaban contra los resultados ¡ªajustados, pero claros¡ª emanados de un sistema electoral confiable y de un proceso cercanamente acompa?ado por observadores internacionales de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA), la Uni¨®n Europea y otras instituciones.
La otra cara de la moneda del af¨¢n sostenido desde la oposici¨®n, fueron, por cierto, los errores y limitaciones gubernamentales no menores. Que van desde una inestabilidad generada desde la cabeza del mismo Gobierno, entre otras cosas, por un n¨²mero abrumador de cambios ministeriales ¡ªcerca de 80¡ª en poco m¨¢s de un a?o. Y que pasan por denuncias, algunas de ellas graves, sobre malos manejos y corrupci¨®n en el entorno presidencial, algunas de las cuales involucrar¨ªan al propio presidente. Muchas de ellas vienen siendo ya investigadas por la Fiscal¨ªa, como corresponde.
Lo que comprometer¨ªa al presidente es investigado directamente por la fiscal de la naci¨®n, Patricia Benavides; es lo que corresponde de acuerdo a la Constituci¨®n. Las investigaciones en curso expresan un viraje, ya iniciado por su inmediato predecesor, Pablo S¨¢nchez, quien determin¨®, ya hace algunos meses, que un presidente en funciones s¨ª puede ser investigado por la justicia. Impuls¨®, as¨ª, una interpretaci¨®n diferente a la vigente durante 29 a?os de la Constituci¨®n, en que prevaleci¨® la tesis de que un presidente en funciones no pod¨ªa ser siquiera investigado cuando lo que la Constituci¨®n proscribe es que sea ¡°acusado¡± mientras est¨¢ en funciones.
Bien por esta nueva interpretaci¨®n de S¨¢nchez; mantenida por Benavides. Los hechos denunciados deben investigarse si hay indicios o sospechas de corrupci¨®n. Coincide esta interpretaci¨®n con un claro tel¨®n de fondo y crudo dato de la realidad: el 65% de la poblaci¨®n opina que el presidente si podr¨ªa estar involucrado en los actos de corrupci¨®n denunciados, por lo que deber¨ªa ser investigado.
M¨¢s all¨¢ de esto, sin embargo, el hecho es que dentro de un proceso pol¨ªtico, que ya es gangrenoso, se vienen lanzando dardos impunes en toda direcci¨®n, a?adi¨¦ndole, as¨ª, le?a a la hoguera a cada minuto que pasa. Se judicializa la pol¨ªtica y se politiza la justicia, con un resultado claro que es la creciente erosi¨®n y deslegitimaci¨®n en espiral de todo el sistema pol¨ªtico.
Dos piezas destacan: el congreso y la fiscal de la naci¨®n.
Desde el monotem¨¢tico y gris legislativo fluyen incesantes intentos de declaraci¨®n de vacancia presidencial ¡ªhasta ahora frustrados por falta de votos suficientes¡ª promovidos por un sector en el Congreso. Mientras los lobistas se las arreglan para que pasen desapercibidas decisiones oscuras como, por ejemplo, para aliviar la carga tributaria de los casinos y tragamonedas.
A ello se suma una controversial y apurada denuncia de la fiscal de la naci¨®n contra Castillo. Que se sale del cauce constitucional porque quema etapas y tiene el evidente prop¨®sito de suspender al presidente en sus funciones para investigarlo. Eso estar¨ªa en contravenci¨®n del derecho, pues la Constituci¨®n no prev¨¦ eso. Al rev¨¦s, busca la no aplicaci¨®n de una norma constitucional haciendo uso de una gimn¨¢stica interpretaci¨®n de la Convenci¨®n de la ONU contra la corrupci¨®n. Tratado internacional que no es ¡°autoejecutable¡± sino que remite, en todas sus normas, siempre al derecho interno.
Consecuencia de esa espiral ascendente de contenciosos y de confrontaci¨®n es un escenario en el que no hay espacios para el di¨¢logo; ni siquiera, a veces, al interior de las instituciones. Ninguna organizaci¨®n o personalidad tendr¨ªa hoy la capacidad de convocatoria necesaria para generarlo y conducirlo. Aparece, en esa bruma de bloqueos, lo que en este contexto es la ¨²nica luz al fondo del t¨²nel: la aplicaci¨®n de la Carta Democr¨¢tica Interamericana. Que se traducir¨ªa en una misi¨®n interamericana de alto nivel que convoque al di¨¢logo y ejerza sus buenos oficios para ese efecto. Es lo resuelto el 20 de octubre por el Consejo Permanente de la OEA.
El reto es grande, pero experiencias importantes han demostrado que el di¨¢logo pol¨ªtico promovido y conducido por la OEA puede eventualmente, bajo ciertas condiciones, rendir frutos. Esto no es de poca monta cuando todos los espacios de di¨¢logo e interacci¨®n est¨¢n cerrados. Una buena experiencia fue la recorrida hace 20 a?os en el Per¨² cuando las fuerzas democr¨¢ticas y la sociedad peruana quer¨ªan dar t¨¦rmino a la autocracia fujimorista y abrir el camino a una ruta democr¨¢tica.
En el 2000, en efecto, la oposici¨®n democr¨¢tica peruana propuso que la OEA promoviera y condujera un di¨¢logo pol¨ªtico mirando hacia una salida pac¨ªfica ante la ascendente confrontaci¨®n. Funcion¨®; y bien. Se propuso una agenda para el di¨¢logo y abri¨® un cauce constructivo muy importante. Un a?o despu¨¦s, el Gobierno ¡ªya democr¨¢tico¡ª propuso a Am¨¦rica una Carta Democr¨¢tica Interamericana como mecanismo procesador de crisis democr¨¢ticas generadas dentro de los propios sistemas democr¨¢ticos. Y no ya, como en el pasado, por golpes militares (para lo cual exist¨ªa ya el ¡°Compromiso de Santiago con la Democracia¡± de 1991).
La OEA viene organizando ya la misi¨®n de alto nivel que deber¨ªa estar llegando al Per¨² la pr¨®xima semana. Estar¨ªa integrada, entre otros componentes, por varios cancilleres en funciones y por otras personalidades del continente y del Caribe. El mandato de la misi¨®n est¨¢ definido as¨ª como su objetivo prioritario: ¡°promover el di¨¢logo¡±.
Paso importante y esperanza grande. Aunque, por cierto, las cosas no pintan f¨¢ciles. A diferencia de la crisis democr¨¢tica del 2000, el panorama, en un sentido, es mejor. Ya no se est¨¢ ante un r¨¦gimen autoritario (Fujimori) con una legitimidad de origen derivada de una elecci¨®n fraudulenta, condenada por la OEA y sindicado por graves violaciones de derechos humanos, interviniendo medios de comunicaci¨®n y apertrechado con un escuadr¨®n de la muerte (¡°Grupo Colina¡±).
Sin embargo, a diferencia de hace dos d¨¦cadas, el panorama es desolador en cuanto a la representaci¨®n pol¨ªtica. Con partidos pol¨ªticos pr¨¢cticamente desvanecidos, las formas de representaci¨®n para un di¨¢logo conducente a resultados concretos, se dificultan. Habr¨¢ que esperar creatividad, imaginaci¨®n y mucha persistencia para convocar a quienes tienen que estar y para que se avance gradualmente, en medio de vientos huracanados, vertebrando consensos. Esto es urgente e ineludible.