Lula se salva en el temido debate definitivo con Bolsonaro
El candidato de izquierda puede dormir tranquilo, ya que el debate no consigui¨® debilitarlo y hasta apareci¨® m¨¢s firme que las veces anteriores
El ¨²ltimo debate televisivo entre Jair Bolsonaro, quien busca la reelecci¨®n, y Lula da Silva era temido por ambos candidatos ya que todos los sondeos, sin excepci¨®n, le dan al aspirante de izquierda la victoria, aunque por una corta distancia de cuatro puntos.
Para Bolsonaro era la ¨²ltima oportunidad de dar en el contrincante un golpe mortal que cambiara el rumbo del resultado final de las elecciones. El temor del equipo de Lula era el de un posible resbal¨®n o el de un golpe mortal del adversario capaz de crear un movimiento s¨ªsmico en las urnas. Tanto era as¨ª que se dud¨® hasta el ¨²ltimo momento si no ser¨ªa mejor para Lula renunciar al debate a¨²n a costas de aparecer como cobarde ante su adversario.
Fue tal el miedo de que Lula pudiera caer en una trampa imprevista con un contrincante tan imprevisible que el exsindicalista fue sometido a unas sesiones de autocontrol con Olga Curado, especialista en entrenar a los contrincantes con los principios del aikido de las artes marciales japonesas y con la meditaci¨®n. Lula dedic¨® las ¨²ltimas 24 horas a prepararse.
Fue justamente en el ¨²ltimo debate de la TV Globo, la de mayor audiencia, cuando Lula fue sorprendido por su adversario en uno de los momentos m¨¢s tensos. De repente, Bolsonaro, contra todos los protocolos, se acerc¨® varias veces a Lula y le puso amigablemente la mano sobre su hombro, algo que acab¨® desorient¨¢ndolo.
Lula, en efecto, es capaz como pocos (yo recuerdo solo al fallecido l¨ªder cubano, Fidel Castro), de hablar durante cinco horas seguidas con una habilidad capaz de embelesar al auditorio. Pero se siente inc¨®modo y malhumorado con la liturgia de los debates televisivos en los que tiene que sujetarse a los cors¨¦s de preguntar o responder al contrincante en un minuto o dos. Lula es fogoso cuando habla y discute y odia el tic tac del reloj que le hace perder los nervios.
A pesar de todo, el debate era m¨¢s importante para el presidente, para quien era la ¨²ltima oportunidad de ganar el pu?ado de votos que le faltan de los indecisos de ¨²ltima hora para conseguir su reelecci¨®n. A Lula, al rev¨¦s, le bastaba solo no tener un tropez¨®n capaz de mudar los pron¨®sticos un¨¢nimes de su victoria. Esta es la s¨¦ptima vez que el tornero mec¨¢nico, sin estudios, disputar¨¢ unas elecciones presidenciales y ser¨ªa su tercera y ¨²ltima victoria, ya que ha anunciado p¨²blicamente que de ganar al cumplir su mandato en 2026 habr¨¢ cumplido 80 a?os y piensa retirarse y descansar.
Lula puede hoy dormir tranquilo, ya que el debate no consigui¨® debilitarlo y hasta apareci¨® m¨¢s firme que en otras ocasiones. Se sent¨ªa ya vencedor y se dirigi¨® con pasi¨®n y firmeza a los millones de brasile?os que lo escuchaban mir¨¢ndoles en los ojos para preguntarles si iban a seguir escogiendo al candidato sembrador de odio, amante de las armas y enemigo de la democracia o a quien les promete un Brasil de esperanza, sin hambre, con menos violencia. Un Brasil que no averg¨¹ence al mundo sino que le ofrezca un futuro mejor.
Siempre es dif¨ªcil adivinar el efecto en los electores a¨²n inciertos de un debate de casi tres horas. Sin embargo, seg¨²n los primeros comentarios de los analistas pol¨ªticos m¨¢s serios, Lula no perdi¨® el debate en el que no hubo el temido golpe de gracia del impulsivo Bolsonaro. Ni nada capaz de cambiar al ¨²ltimo momento las cartas de la baraja que parecen ya listas para que el domingo el pol¨ªtico m¨¢s popular y amado, sobre todo de las clases m¨¢s humildes, gane las elecciones.
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