M¨¢s democracia, m¨¢s inclusi¨®n y m¨¢s respeto en Brasil
Los votantes se han decantado por la candidatura de Lula y Alckmin, que representa la reanudaci¨®n del proyecto democr¨¢tico de la Constituci¨®n de 1988
La elecci¨®n de Luiz In¨¢cio Lula da Silva a la presidencia de la Rep¨²blica este domingo tiene varios aspectos in¨¦ditos. Lula es la primera persona en ser elegida tres veces para el cargo y Bolsonaro se convirti¨® en el primer presidente en perder la carrera por su reelecci¨®n. Adem¨¢s, la diferencia de poco m¨¢s de dos millones de votos fue la m¨¢s peque?a desde la Constituci¨®n de 1988. Para entender estos resultados, es necesario tener en cuenta la trayectoria de los dos opositores.
Hace menos de tres a?os, Lula sali¨® de la c¨¢rcel, donde hab¨ªa pasado 580 d¨ªas, para recurrir en libertad ante el Tribunal Supremo las condenas que se le hab¨ªan impuesto en el marco de la operaci¨®n Lava-Jato. S¨®lo en abril de 2021, cuando el STF anul¨® esas condenas, Lula recuper¨® sus derechos pol¨ªticos y pudo lanzarse a la presidencia. El hecho de que Lula saliera tan r¨¢pidamente del ostracismo a una nueva campa?a victoriosa por la presidencia s¨®lo puede entenderse si tenemos en cuenta los ¨¦xitos de sus dos primeros mandatos (2003-2010), en los que Brasil disfrut¨® de un notable crecimiento econ¨®mico, que lo llev¨® a la posici¨®n de s¨¦ptima econom¨ªa del mundo, y promovi¨® pol¨ªticas de distribuci¨®n de la renta que redujeron significativamente la pobreza extrema del pa¨ªs. Al final de su Gobierno, Lula ten¨ªa un 87% de aprobaci¨®n.
El recuerdo de este periodo sigue siendo muy fuerte entre las capas pobres de la poblaci¨®n, que se vieron muy favorecidas por las pol¨ªticas sociales del Gobierno. Este electorado ¡°lulista¡±, compuesto sobre todo por trabajadores poco cualificados, se mostr¨® especialmente resistente en la regi¨®n del nordeste, la segunda m¨¢s poblada del pa¨ªs y de la que es originario Lula.
Este electorado garantiz¨® a Lula una base pol¨ªtica a partir de la cual construy¨® alianzas en el centro para reducir la resistencia al regreso del Partido de los Trabajadores (PT) al poder. El movimiento que mejor simboliza estas alianzas fue la elecci¨®n de Geraldo Alckmin como candidato a la vicepresidencia. Adem¨¢s de haber sido candidato a la presidencia de la Rep¨²blica contra el propio Lula en 2006, el exgobernador de S?o Paulo fue uno de los l¨ªderes del Partido de la Social Democracia Brasile?a (PSDB), de centroderecha, que fue la principal fuerza de oposici¨®n a los gobiernos del PT. Sin espacio en su partido desde que tuvo menos del 5% de los votos en las elecciones presidenciales de 2018, Alckmin se uni¨® al Partido Socialista Brasile?o (PSB) para hacer viable su lista con Lula y aport¨® parte de la ¨¦lite paulista a la campa?a. En la segunda vuelta, Lula ha sumado nuevos apoyos, especialmente el de la senadora Simone Tebet, del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o (MDB), de centro, que qued¨® tercera en la primera vuelta, con el 4% de los votos.
Este frente amplio por la democracia era esencial para competir con el presidente Jair Bolsonaro. Elegido tras la crisis de un sistema de partidos seriamente sacudido por los casos de corrupci¨®n, Bolsonaro, desde sus primeros actos, no dej¨® dudas sobre el proyecto autoritario que intentar¨ªa implantar. Siguiendo ejemplos como el de Donald Trump y Viktor Orb¨¢n, Bolsonaro ha atacado constantemente a las instituciones democr¨¢ticas, incluyendo el Tribunal Supremo y el sistema electoral. Instituciones internacionales como Freedom House y el Instituto V-Dem han reconocido los graves retrocesos que se han producido en Brasil durante su Gobierno, especialmente en materia de libertad de prensa, derechos de las minor¨ªas, difusi¨®n de informaci¨®n falsa y disminuci¨®n de los mecanismos de control sobre el poder ejecutivo.
A pesar de su autoritarismo y de su desastroso manejo de la covid, Bolsonaro ha llegado a las elecciones como un candidato competitivo. Durante su mandato, Bolsonaro supo utilizar las redes sociales para consolidar su liderazgo sobre el electorado conservador de Brasil, especialmente en las regiones vinculadas al agronegocio, que se beneficiaron del desmantelamiento de la pol¨ªtica ambiental, y entre los votantes evang¨¦licos, movilizados en torno a agendas morales como la defensa de la familia tradicional. Una gesti¨®n ortodoxa de la econom¨ªa y el recorte de los derechos de los trabajadores tambi¨¦n le han asegurado el apoyo continuado de la mayor parte del empresariado.
Pero la fuerza de Bolsonaro tambi¨¦n fue resultado de la adopci¨®n de pol¨ªticas que trajeron mejoras en la situaci¨®n econ¨®mica. En julio, una de las principales pol¨ªticas de transferencia de ingresos del pa¨ªs, la antigua Bolsa-Fam¨ªlia, ahora llamada Aux¨ªlio Brasil, se increment¨® en un 50% y alcanz¨® los 600 reales, una cantidad ligeramente superior a los 100 euros, beneficiando a la poblaci¨®n m¨¢s pobre. La reducci¨®n de la inflaci¨®n y el desempleo en los meses anteriores a las elecciones tambi¨¦n contribuyeron a mejorar la valoraci¨®n del Gobierno. Adem¨¢s, cabe destacar que el uso de recursos p¨²blicos en favor de la reelecci¨®n del presidente alcanz¨® niveles sin precedentes, violando incluso las normas de responsabilidad fiscal.
Adem¨¢s de enfrentarse a la s¨®lida coalici¨®n de Lula, las amenazas de Bolsonaro a la democracia tambi¨¦n tuvieron su reacci¨®n por parte del Tribunal Superior Electoral (TSE). La justicia electoral cre¨® mecanismos para combatir la desinformaci¨®n y oblig¨® a retirar numerosos contenidos de internet; logr¨® preservar su autonom¨ªa frente a las presiones de las Fuerzas Armadas, guiadas por Bolsonaro; y reforz¨® los mecanismos de seguridad del sistema de voto electr¨®nico adoptado en Brasil. A ¨²ltima hora de la noche del domingo, Bolsonaro a¨²n no hab¨ªa reconocido su derrota, pero parece poco probable que pueda movilizar a sus partidarios para cuestionar el resultado.
Aunque por un estrecho margen, la mayor¨ªa del pueblo brasile?o eligi¨® la candidatura que representa la reanudaci¨®n del proyecto democr¨¢tico de la Constituci¨®n de 1988. Tanto Lula como Alckmin fueron diputados constituyentes y su candidatura consigui¨® unir a la sociedad en defensa de la democracia. A ellos les corresponde renegociar las reglas del sistema pol¨ªtico y tratar de saldar la enorme divisi¨®n social que a¨²n existe en Brasil. En su discurso de victoria, Lula dijo que el pueblo brasile?o ha demostrado que quiere m¨¢s democracia, m¨¢s inclusi¨®n y m¨¢s respeto. Estos son exactamente sus retos.
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