Los invisibilizados de la historia
Aquello que vemos y c¨®mo se nos muestra tiene la capacidad de convertirse en ¡®normal¡¯. Y en una especie tan simb¨®lica como la nuestra, lo ¡®normal¡¯ suele percibirse como lo leg¨ªtimo y lo deseable frente a lo que queda como extra?o y amenazante
El pasado mes de septiembre, se difund¨ªa el tr¨¢iler de lo que ser¨¢ la adaptaci¨®n de acci¨®n en vivo de la conocida pel¨ªcula de Disney La sirenita. La esperada cinta, que se estrenar¨¢ en la primavera de 2023, convertir¨¢ en personajes de carne y hueso a los previos de animaci¨®n, al tiempo que introducir¨¢ un cambio importante: ...
El pasado mes de septiembre, se difund¨ªa el tr¨¢iler de lo que ser¨¢ la adaptaci¨®n de acci¨®n en vivo de la conocida pel¨ªcula de Disney La sirenita. La esperada cinta, que se estrenar¨¢ en la primavera de 2023, convertir¨¢ en personajes de carne y hueso a los previos de animaci¨®n, al tiempo que introducir¨¢ un cambio importante: la princesa submarina ser¨¢ interpretada por la actriz Halle Bailey y, en lugar de ser blanca y pelirroja, ser¨¢ negra.
A estas alturas, seguramente a casi todas y todos nos haya llegado alg¨²n eco de la pol¨¦mica suscitada tras la difusi¨®n del tr¨¢iler. A la etiqueta #NotMyAriel, que ha recogido la diversidad de posturas contrarias a que el personaje deje de ser como el de los dibujos, se ha opuesto la de #RepresentationMatters, dando cuenta de su traducci¨®n literal: la representaci¨®n importa, e importa, podr¨ªamos a?adir, mucho, porque basta ver la reacci¨®n espont¨¢nea de ni?as negras de diversas edades al visionar por primera vez el avance de la pel¨ªcula para entender la excitaci¨®n que causa ocupar un lugar central (el de ser una princesa Disney que ya no habita en Nueva Orleans a ritmo de jazz, sino debajo del mar versionando a la otrora pelirroja) entre quienes est¨¢n acostumbradas a ocupar los laterales: a tenor de los v¨ªdeos que circulan por TikTok, lo que provoca verse inesperadamente representada es sorpresa y mucha emoci¨®n. ¡°Mum! She¡¯s black!¡± (¡±?Mam¨¢! ?Es negra!¡±) o ¡°She¡¯s brown like me!¡± (¡°Es marr¨®n como yo¡±) son algunas de las frases dichas con conmovedor entusiasmo que pueden escucharse por las redes.
Ciertamente, lo que haga Disney puede importarnos m¨¢s bien poco, y el destino de Ariel interesarnos m¨¢s bien nada, pero el tema no es ninguna frivolidad. No lo es porque, como diseccion¨® con detalle la artista visual Yolanda Dom¨ªnguez en su constructivo Maldito estereotipo. As¨ª te manipulan los medios y las im¨¢genes, aquello que vemos y la manera en la que se nos muestra tiene la capacidad de convertirse en normal. Y ya se sabe: en una especie tan simb¨®lica como la nuestra, lo normal suele percibirse como lo leg¨ªtimo, lo bueno y lo deseable frente a lo que se queda como extra?o, raro y amenazante. Lo que no vemos permanece en la oscuridad porque, como escribe Dom¨ªnguez, ¡°que unos est¨¦n sobrerrepresentados suele provocar que otros lo est¨¦n por debajo¡±, y que lo hagan, adem¨¢s, con un valor diferencial. En consecuencia, estar visibilizado, o no, resulta esencial: se trata, ni m¨¢s ni menos, del lugar que se nos deja ocupar a cada cual en el imaginario.
Las emotivas reacciones ante la nueva Ariel han coincidido en el tiempo con una noticia de la que nos inform¨®, entre otros, este mismo peri¨®dico en el siempre convulso arranque de curso oto?al: las diferentes versiones que tendr¨¢ la asignatura de Geograf¨ªa e Historia, obligatoria durante los cuatro cursos de la ESO, en cada comunidad aut¨®noma. Madrid, destacando dentro del conjunto, ha resultado ser la ¨²nica que no ha incorporado uno de los ep¨ªgrafes que figuran en el curr¨ªculo de la nueva ley de Educaci¨®n: el que corresponde a ¡°las personas invisibilizadas de la historia: mujeres, esclavos y extranjeros. Marginaci¨®n, segregaci¨®n, control y sumisi¨®n en la historia de la humanidad. Personajes femeninos en la historia. La resistencia a la opresi¨®n¡±.
La invisibilizaci¨®n otra vez. Ese concepto ignorado y acompa?ado de la minusvalorizaci¨®n de hacer presentes a las voces ausentes, como si se tratase de una nimiedad. Habr¨¢ que tirar de did¨¢ctica: cualquiera que sepa m¨ªnimamente sobre los procesos de ense?anza de la Historia deber¨ªa tener claro, no ya solo la reiterada importancia de los referentes que hasta ahora han faltado dentro de un discurso androc¨¦ntrico, euroc¨¦ntrico y otros cuantos c¨¦ntricos m¨¢s, sino, igualmente, la necesidad de incorporar nuevas miradas y perspectivas que permitan reelaborar los relatos, modificar los enfoques y transformar la manera en la que se cuenta la historia. En definitiva, preocuparse por ¡°las personas invisibilizadas¡±, como se?ala sint¨¦ticamente la ley, y por las narraciones que han contribuido a ello. Como nos record¨® Pierre Bourdieu ¡ªy no en vano en las facultades de Educaci¨®n se aprende sociolog¨ªa¡ª, a base de omisiones y exclusiones tambi¨¦n se ejerce violencia; una violencia que es simb¨®lica, pero que igualmente, como se desprende de la sorpresa que acompa?a a la emoci¨®n de las ni?as de TikTok, da?a y hiere. En todo caso, por si no basta con la did¨¢ctica, tiraremos de poes¨ªa: la de la gran Adrienne Rich en su ensayo Resistirse a la amnesia: ¡°Sin conocer nuestra propia historia no podemos imaginar un futuro, porque carecemos del valioso recurso que significa saber de d¨®nde venimos, conocer el coraje y las vacilaciones, las aspiraciones y las derrotas de quienes nos precedieron¡±. Dif¨ªcil expresarlo mejor. Quiz¨¢ no estar¨ªa de m¨¢s hacer caso de la poes¨ªa y de la did¨¢ctica y dejar de considerar que la visibilizaci¨®n es, sin m¨¢s, un fr¨ªvolo y prescindible anecdotario.