Acr¨®sticos para los troles de Elon Musk
En la red social se puede seguir gratis y en directo c¨®mo el magnate negocia con gracia el futuro de la compa?¨ªa
Twitter anda revuelto. La culpa la tiene su nuevo due?o, Elon Musk, al que es dif¨ªcil no seguir con fascinaci¨®n. Antes los ricos eran lejanos, distantes, incluso misteriosos. Entes abstractos de los que casi no se pod¨ªa saber nada. Ahora el millonario m¨¢s millonario entre los millonarios se pone a tuitear como si fuera un adolescente ingenioso: ¡°?Un caf¨¦ en Starbucks por 8 d¨®lares? Carita sonriente. ?Una suscripci¨®n mensual por la verificaci¨®n azul por el mismo precio? Carita disgustada¡±.
En la red social se puede seguir gratis y en directo c¨®mo negocia con gracia los planes de futuro de su empresa. ¡°?20 d¨®lares para mantener mi marca azul? A la mierda, deber¨ªan pagarme a m¨ª. Si acaba siendo as¨ª, me voy como Enron¡±, tuitea el escritor Stephen King. A lo que Musk reacciona regateando a la baja, como si estuviera en el mercadillo del pueblo: ¡°?Necesitamos pagar las cuentas de alguna manera! Twitter no puede depender completamente de los anunciantes. ?Qu¨¦ tal 8 d¨®lares?¡±.
Los amantes del sentido del humor -intencionado o espont¨¢neo- lo tienen complicado para no sentir cierta simpat¨ªa por ¨¦l. ¡°?Est¨¢ Musk dirigiendo Twitter como Trump dirigi¨® sus casinos?¡±, se pregunta sin ni siquiera citarle el legendario periodista Dan Rather. Musk, autodefinido en la red social como ¡°operador de la l¨ªnea de reclamaciones en Twitter¡±, responde escueto: ¡°8 d¨®lares¡±.
— Elon Musk (@elonmusk) November 2, 2022
El magnate carece de cualquier tipo de pudor. Incluso comparte en una cuenta con 114 millones de seguidores una foto con su madre disfrazado de no se sabe muy bien qu¨¦. Como si fuese la r¨²a de Carnaval odiosa de la escuela, pero versi¨®n alta costura. En Twitter -por no hablar de Instagram- se expresa y se ense?a p¨²blicamente aquello que jam¨¢s se contar¨ªa a un extra?o en un bar ni se declarar¨ªa en una entrevista. Luego no vale sorprenderse si un desconocido pregunta por tu abuela, llam¨¢ndola por su nombre de pila, se preocupa por el riego de tus plantas o te da las condolencias por la ¨²ltima ruptura.
El aterrizaje de Musk en Twitter abre muchos frentes. El m¨¢s inmediato: el posible pago por verificar la cuenta con el check azul. Adem¨¢s de hacer rentable la compa?¨ªa, una de las supuestas intenciones de Musk, m¨¢s flexible que el junco del Talmud, es ¡°derrotar a los bots y los troles¡± de la jungla de Twitter. Tambi¨¦n a?ade otros supuestos privilegios a la verificaci¨®n, como la mejora de las b¨²squedas, la notoriedad de los tuits, el tipo de mensajes o la exposici¨®n a la publicidad.
Imaginar el Twitter de Elon Musk sin troles es como creer en los Reyes Magos o en la semana laboral de cuatro d¨ªas. Bajo el anonimato, esos perfiles envenenan y pervierten todo lo que tocan. Esta semana le ha tocado a la periodista de El Peri¨®dico, Sara Gonz¨¢lez. Bajo la cobard¨ªa t¨ªpica del pseud¨®nimo, han hecho correr detalles de su vida sentimental para desprestigiar sus informaciones. Sobre todo, la ¨²ltima: que el diputado Francesc de Dalmases (Junts), tristemente famoso por increpar a una periodista hasta el punto de amedrentarla, tiene sobre sus espaldas diversas acusaciones de otras mujeres por abuso de poder.
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— Sara Gonz¨¢lez Mu?oz (@_Sara_Gonzalez_) November 4, 2022
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Con el cotilleo ya corriendo por la red social, usuarios identificables con nombres y apellidos, como el cantautor y exdiputado Llu¨ªs Llach (que luego corri¨® a borrarlo), se han sumado a la campa?a de se?alamiento de la periodista. Hay que reconocerle tambi¨¦n a ella su gracia a la hora de responder: ¡°Justicia, Oficio, Argumentos, Nobleza, Agradecimiento, M¨¦todo, Atrevimiento, Sensatez, Dignidad, Estima y Utilidad¡±. No les costar¨¢ encontrar la soluci¨®n al acr¨®stico: Joana Masdeu. Si quieren saber qui¨¦n es Joana, busquen su historia en las redes. No tiene desperdicio.
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