Vidas no vidas
Mientras estamos tan entretenidos con el Black Friday y la hipocres¨ªa catar¨ª de los del f¨²tbol, el pornocapitalismo masacra a una generaci¨®n a base de bancos no bancos, seguros no seguros, vidas no vidas. Y somos c¨®mplices
Hay una moda de anuncios que no s¨¦ si me da m¨¢s rabia, m¨¢s pena o m¨¢s miedo. Son buen¨ªsimos, que conste, felicidades a sus autores. Preciosos por fuera y terribles por dentro, como esas flores venenosas que te atraen por su belleza y, al tocarlas, te provocan ronchas purulentas. En uno salen varios chicos y chicas guap¨ªsimos pas¨¢ndoselo en grande haciendo lo que les da la gana para ganarse la wifi, digo la vida. Una, triscando por el campo orde?ando cabras. Otro, subiendo v¨ªdeos a YouTube en pijama. Otra, conduciendo un taxi para conocer mundo. Todos, sin horarios, sin convenios, sin contratos, sin ataduras. Libres, como el banco que, al final, se ofrece a guardarles la pasta sin necesidad de n¨®mina, ni ingresos m¨ªnimos, ni domiciliaciones, ni antiguallas de esas de boomers. En otro de esos spots que a la vez me hipnotizan y me sacan de quicio sale otro par de treinta?eros, supuestos publicistas, llor¨¢ndoles a unos se?oros como del Ibex 35 con que c¨®mo van a venderles seguros a los j¨®venes, si los j¨®venes no tienen casa, ni curro fijo, ni proyecto de vida, para, al final, claro, pregonar una aseguradora buena, buen¨ªsima para cuando los tengan. El formato es distinto. El mensaje a la juventud, el mismo. Produce, consume, sal de ca?as, congela ¨®vulos, coparenta a un hijo con un extra?o si no quieres o no puedes solo ni con pareja, disfruta. S¨¦ libre. El futuro es esta noche.
?Libre? Ya lo dec¨ªa el gran Jos¨¦ Luis Sampedro mucho antes de que Isabel D¨ªaz Ayuso pervirtiera el t¨¦rmino hasta la n¨¢usea: ¡°?Dejar la libertad al mercado? Prueba a ir a un h¨ªper sin dinero, ver¨¢s lo libre que eres¡±. Pues eso. Que fariseos somos todos. Luego nos escandalizamos con que algunos chavales se fundan la paga en el ¨²ltimo iPhone o en inflarse los morros con ¨¢cido hialur¨®nico, como esas se?oronas que, al salir de misa, le dan un euro al pobre de la iglesia y le dicen que no se lo gaste en vino, cuando es lo ¨²nico que van a poder llevarse puesto. Mientras tantos estamos tan entretenidos con el Black Friday y la hipocres¨ªa catar¨ª que te vi del f¨²tbol, el pornocapitalismo masacra silenciosamente a una generaci¨®n a base de bancos no bancos, seguros no seguros, vidas no vidas. Y, callando, somos c¨®mplices.
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