Proteger las pensiones
Garantizar que sean viables es esencial en el modelo social espa?ol, y la reforma debe conseguir su sostenibilidad
Con el plazo del 31 de diciembre como m¨¢ximo, y en el marco del Plan de Recuperaci¨®n, Transformaci¨®n y Resiliencia de la econom¨ªa espa?ola, el Gobierno apura las ¨²ltimas semanas para presentar un nuevo paquete de reformas de las pensiones contributivas. Superado ya el factor de sostenibilidad y garantizada la actualizaci¨®n de las pensiones al IPC, ha llegado el momento de presentar el sistema por el que Espa?a planea superar los d¨¦ficits estructurales del modelo contributivo, algo que, dadas las circunstancias, no se puede hacer sin asumir algunos costes. La propuesta que baraja el ministro Jos¨¦ Luis Escriv¨¢ apunta a una ampliaci¨®n del periodo de c¨®mputo para calcular la pensi¨®n definitiva, al tiempo que se propone un incremento de las bases m¨¢ximas de cotizaci¨®n de hasta un 30%. Cabe recordar que las bases m¨¢ximas de cotizaci¨®n est¨¢n topadas en los 4.139 euros al mes, de manera que los salarios percibidos por encima de esa cantidad no aportan m¨¢s al sistema. En contrapartida, el sistema ofrecer¨ªa pensiones m¨¢s altas a partir de un determinado a?o, previsiblemente cuando el gasto en pensiones supere su m¨¢ximo y las tensiones del sistema remitan, m¨¢s all¨¢ de 2050. La combinaci¨®n de ambas estrategias dibuja un escenario de mejora de los ingresos ¡ªpor las mayores cotizaciones de los salarios m¨¢s altos¡ª y una ligera reducci¨®n de los gastos a trav¨¦s de la ampliaci¨®n del periodo de c¨®mputo. Ambas medidas resultan adecuadas y permitir¨ªan un alivio parcial sobre unas cifras que, sin llegar a los niveles de alarma que se?alan algunos analistas, deben ser tenidas en consideraci¨®n en el medio y largo plazo.
El gasto asociado al sistema de pensiones puede llegar, en 2050, al 15% del PIB, desde el actual 12%. Esa diferencia supone un notable incremento que, de no ser adecuadamente abordado, limitar¨ªa la capacidad del Estado para dotar econ¨®micamente a las dem¨¢s pol¨ªticas sociales. La situaci¨®n merece un tratamiento espec¨ªfico, pero se debe evitar el catastrofismo ¡ªal que a menudo juegan algunos agentes econ¨®micos directamente interesados en ese asunto, e incluso algunos partidos y determinados agentes sociales¡ª ante un sistema que cuenta con la garant¨ªa del Estado y cuya base es la confianza de la ciudadan¨ªa en su viabilidad. Si esta confianza se quiebra ser¨¢ muy dif¨ªcil mantenerlo en el largo plazo, con notables consecuencias en t¨¦rminos de igualdad y de cohesi¨®n social. Hoy el 52% de los pensionistas no llegan al salario m¨ªnimo interprofesional. Una merma en su exiguo poder adquisitivo tendr¨ªa como efecto inmediato un aumento de la pobreza y la desigualdad.
Hoy las pensiones afrontan un momento clave: hay que negociar diversas medidas de ajuste que compensen el aumento del gasto que experimentar¨¢ esta partida cuando se jubile la generaci¨®n del baby boom ¡ªlos nacidos entre finales de los a?os cincuenta y finales de los setenta del siglo XX¡ª, muy numerosa y con prestaciones m¨¢s elevadas que las actuales. Y hay que hacerlo sin falta porque Espa?a se ha comprometido a ello en Bruselas para obtener a cambio los casi 150.000 millones en fondos europeos destinados a modernizar la econom¨ªa espa?ola. El papel de las pensiones en el modelo social espa?ol es esencial y se deber¨ªa hacer un esfuerzo por retomar los acuerdos b¨¢sicos que han hecho que, con todas sus reformas y contrarreformas, el sistema haya superado innumerables vicisitudes. Fuera cual fuera la situaci¨®n econ¨®mica, las personas mayores han podido disfrutar de sus prestaciones sin sobresalto. Asegurar su viabilidad y ganar a la vez la confianza ciudadana son en realidad un ¨²nico objetivo.
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