El pasillo m¨¢s largo del mundo
Quien haya vivido el mundo de las asociaciones entender¨¢ enseguida c¨®mo funciona Mastodon. Para lo bueno y para lo malo
Twitter, el bar m¨¢s grande del mundo, no ha cerrado. El nuevo propietario ha echado a los de mantenimiento, a los de seguridad y a los de la limpieza. Los habituales ya esperan el momento en que las chispas empiecen a salir de las l¨¢mparas del techo, la gente empiece a resbalar en su propio sudor y los matones a los que los porteros echaron horas antes vuelvan a empezar a dar palizas a los clientes. Esto todav¨ªa no ha pasado. Hay quien dice que no pasar¨¢ nunca.
Si Twitter no cierra ahora, no cerrar¨¢ nunca. Moriremos aqu¨ª. No hay salida.
— madre de mamones (@jonviene) November 19, 2022
Pero los parroquianos estamos preocupados y nos hemos puesto a buscar alternativas. Estos ¨²ltimos d¨ªas, una peque?a aplicaci¨®n india de mensajer¨ªa llamada Koo (que, en ingl¨¦s, es otra onomatopeya del sonido de un p¨¢jaro, como tuit) ha recibido literalmente millones de visitas de brasile?os curiosos, dispuestos a descargarse la aplicaci¨®n a pesar de que (o, m¨¢s bien, precisamente porque) el nombre del programa en su pronunciaci¨®n inglesa es un vulgar juego de palabras en portugu¨¦s. La empresa no perdi¨® comba y el lunes lanz¨® su versi¨®n en portugu¨¦s.
Otros hacen lista de espera para aplicaciones que prometen ser lo que Twitter es y mejor: nuevos bares, con los ojos brillantes de ilusi¨®n, que ven con jolgorio la decadencia del competidor que hasta ahora hac¨ªa impracticable su llegada. Y est¨¢n los que han visto en la ocasi¨®n la se?al de los cielos para abandonar de una vez por todas las redes sociales y dedicarse al yoga, al cultivo de la espinaca o a leer libros, que siempre es gran ejercicio. Pero para quien, seg¨²n sus c¨¢lculos, ha escrito el equivalente a Quijote y medio solo en tuits, hacer otra cosa no es una opci¨®n viable.
Por eso est¨¢ Mastodon, que es vista como una cosa liosa e incomprensible solo para expertos, como ya explic¨® aqu¨ª mi colega Jaime Rubio. Pero no es tan dif¨ªcil de entender. Para quien, como un servidor, se pas¨® a?os en la vida asociativa de su universidad, Mastodon es lo m¨¢s parecido al pasillo de los despachos de la facultad. Un pasillo infinito, con much¨ªsimas puertas. Algunas, abiertas de par en par, con gente sonriente en la puerta satisfecha de que al fin las cosas se hayan animado; otras, cerradas a cal y canto, desconsoladas de que la masa haya encontrado su rinc¨®n en el mundo.
Lo primero que hay que entender de Mastodon es ¡ªlo que ha generado los mayores debates desde que he entrado¡ª que no es un espacio abierto. Hay instancias (el equivalente a los despachos) que quieren o¨ªr cuantas voces mejor; otras solo quieren o¨ªr las voces que les interesan hablando de los temas que les interesan. Y eso no est¨¢ mal: hay gente que no busca una conversaci¨®n, sino un refugio. Son los que se hicieron con Mastodon en primer lugar; para ellos, este momento es el momento que vivi¨® un hispanorromano del siglo IV, levantando los ojos hacia la colina y viendo toda esa gente a caballo.
Pero, sobre todo, hay que entender que uno no es un cliente. Los que hacen que el sistema funcione lo hacen, en su inmensa mayor¨ªa, por amor al arte. Cuando hay alg¨²n problema, no es un algoritmo lo que est¨¢ detr¨¢s, no es una empresa; es una persona. Gente que no estaba dispuesta a soltar un euro a Elon Musk se ve encantada poniendo dinero para montarse un servidor o ponerle algo m¨¢s de potencia al de su instancia.
Quien ha estado en una asociaci¨®n de cualquier tipo sabe que son sitios donde se pueden desarrollar amistades eternas (afortunadamente, ese fue mi caso) y odios invencibles. Es un entorno donde la gente se ama, se detesta, se va, vuelve; donde suelen desatarse pugnas por el poder, aunque sea simb¨®lico, y en algunos casos se erigen tiranos y se crean disidencias que r¨ªete t¨² de La vida de Brian. Puede asustar al profano. Yo no estar¨ªa en otra parte.
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