Orgullosa
Los lectores opinan sobre los prejuicios que arrastra la ¡°generaci¨®n de cristal¡±, la inseguridad que sienten las mujeres al andar solas por la calle de noche, el odio en las redes sociales, y sobre la tendencia a mirar hacia otro lado frente a las injusticias
Me molesta la expresi¨®n ¡°generaci¨®n de cristal¡±. Pero generaci¨®n de cristal, ?por qu¨¦? ?Porque exigimos un psic¨®logo p¨²blico? ?Porque pedimos unas condiciones laborales dignas y no independizarnos a los 35? Ya s¨¦ que hay una generaci¨®n que ha pasado muchas penurias. Pero que haya j¨®venes que estemos diciendo que no vamos a consentir ni a normalizar lo que han vivido generaciones anteriores, no significa ser generaci¨®n de cristal: es exigir justicia. Creo que somos la generaci¨®n con la conciencia m¨¢...
Me molesta la expresi¨®n ¡°generaci¨®n de cristal¡±. Pero generaci¨®n de cristal, ?por qu¨¦? ?Porque exigimos un psic¨®logo p¨²blico? ?Porque pedimos unas condiciones laborales dignas y no independizarnos a los 35? Ya s¨¦ que hay una generaci¨®n que ha pasado muchas penurias. Pero que haya j¨®venes que estemos diciendo que no vamos a consentir ni a normalizar lo que han vivido generaciones anteriores, no significa ser generaci¨®n de cristal: es exigir justicia. Creo que somos la generaci¨®n con la conciencia m¨¢s despierta y con m¨¢s conocimiento emocional, y aunque eso nos pueda hacer parecer m¨¢s sensibles o dram¨¢ticos, en realidad ha ayudado a que nos demos cuenta de la presencia de cantidad de conductas t¨®xicas arraigadas en la sociedad. Unos comportamientos que gracias a nosotros van a poder cambiar.
Si aun as¨ª nos llaman generaci¨®n de cristal, estoy orgullosa de que as¨ª sea.
Sara Domene S¨¢nchez. Badalona
120 segundos
Son las 21 horas y voy en direcci¨®n al coche despu¨¦s de mi clase de defensa personal. Un sentimiento de inseguridad empieza a crecer en mi interior. ?Por qu¨¦? No tengo respuesta. Veo una persona y acelero el paso. Llamo a mi pareja solo por tener la sensaci¨®n de seguridad. Al mismo tiempo, pienso: qu¨¦ tonter¨ªa, si para dos minutos que tengo que andar no es necesario llamar. Llego al coche, cuelgo, cierro el pestillo rabiosa por haber tenido ese sentimiento de inseguridad sin motivo. ?Por qu¨¦? Sigo sin saber por qu¨¦. Necesitamos que la sociedad comprenda que las mujeres tenemos derecho a vivir libremente sin preocuparnos por nuestra seguridad. ?Alg¨²n d¨ªa podremos andar por la calle sin tener ese sentimiento? Espero que s¨ª.
Marina Montosa Silvestre. Rub¨ª (Barcelona)
El virus de la pantalla
Durante el confinamiento todos empezamos a comunicarnos a trav¨¦s de las pantallas y as¨ª es como apareci¨® poco a poco otro virus que ahora circula por las frecuencias 5G y las fibras ¨®pticas. Mucha gente ya se ha contagiado. Los s¨ªntomas son siempre claros. Podr¨¢s identificar a los infectados porque insultan, agreden y, en algunos casos, llegan a matar. Es un virus muy peligroso del que nadie est¨¢ a salvo. La ¨²nica vacuna es la comunicaci¨®n con seres cercanos, queridos, en carne y hueso, que nos saquen de esos lugares infectados de la Red donde el virus se propaga. No tiene un nombre cient¨ªfico todav¨ªa, pero se le conoce como el virus del odio.
Miguel Blanco Otano. Madrid
Mirar hacia otro lado
Compramos ropa barata fabricada en condiciones laborales lamentables, pero miramos hacia otro lado. Comemos carne de animales criados de forma horrible. Aun as¨ª, miramos hacia otro lado. Nos traen comida a casa repartidores sin derechos laborales. Pese a ello, miramos hacia otro lado. Cambiamos de m¨®vil a capricho, contribuyendo as¨ª al trabajo esclavo en minas africanas. No obstante, miramos hacia otro lado. Vemos partidos de f¨²tbol jugados en estadios construidos por una monarqu¨ªa absoluta sobre los cad¨¢veres de miles de trabajadores y miramos hacia otro lado. Hacia nuestros televisores fabricados en jornadas interminables por personas de un Estado totalitario.
Daniel Castillejo Pons. Tomares (Sevilla)