El a?o del sue?o hind¨²
La presidencia del G-20 es la gran oportunidad para la proyecci¨®n de la imagen de la India en este 2023 en que superar¨¢ a China como pa¨ªs m¨¢s poblado de la Tierra
Narendra Modi tambi¨¦n tiene un sue?o. Quiere recuperar la m¨ªtica grandeza de su pa¨ªs. Es muy propio del siglo XXI que los imperios perdidos sirvan de liebre a los gobernantes autoritarios para hacer correr a los electores de cara a perpetuarse en el poder, pasar si es posible a la historia como refundadores de sus pa¨ªses e incluso aspirar al liderazgo regional y quiz¨¢s mundial. Este a?o el primer ministro de la India tiene la mano en la partida. Desde diciembre y durante un a?o preside el G-20, el foro que re¨²ne a las pri...
Narendra Modi tambi¨¦n tiene un sue?o. Quiere recuperar la m¨ªtica grandeza de su pa¨ªs. Es muy propio del siglo XXI que los imperios perdidos sirvan de liebre a los gobernantes autoritarios para hacer correr a los electores de cara a perpetuarse en el poder, pasar si es posible a la historia como refundadores de sus pa¨ªses e incluso aspirar al liderazgo regional y quiz¨¢s mundial. Este a?o el primer ministro de la India tiene la mano en la partida. Desde diciembre y durante un a?o preside el G-20, el foro que re¨²ne a las principales econom¨ªas y mejor representa la multipolaridad del mundo, en contraste con el G-7 de los pa¨ªses m¨¢s industrializados, todos ellos democracias liberales y en su mayor¨ªa antiguas potencias coloniales. A la vista del despliegue propagand¨ªstico, con el rostro de Modi omnipresente incluso en las ceremonias religiosas en las orillas del Ganges, es la gran oportunidad para la proyecci¨®n de la imagen de la India en este 2023 en que superar¨¢ a China como pa¨ªs m¨¢s poblado de la Tierra, a cinco a?os de pisarle los talones como tercera econom¨ªa mundial y cuando dice prepararse para alcanzar el p¨®dium como la mayor del mundo a mitad de siglo. La oportunidad tambi¨¦n es electoral, puesto que Modi pretende llegar a las elecciones presidenciales de 2024 habiendo acreditado su talla internacional, a ser posible por su intervenci¨®n en la mediaci¨®n que ponga fin a la guerra de Ucrania. De obtener un tercer mandato, podr¨ªa llegar a 2029 con casi tantos a?os al frente del pa¨ªs como Jawaharlal Nehru, el padre fundador al que pretende superar en popularidad y en dimensi¨®n hist¨®rica, ya que se propone incluso corregir su idea de la India. Modi fue, hasta cumplir los 50 a?os, un gris appar¨¢tchick del Bharatiya Janata Party, el partido nacionalista hind¨², propulsado a la direcci¨®n del pa¨ªs desde la vida provincial de su Estado natal Gujarat, donde su actitud ante los sangrientos enfrentamientos entre hind¨²es y musulmanes le vali¨® la inclusi¨®n en las listas negras de sospechosos de terrorismo a los que se les prohib¨ªa la entrada en Estados Unidos. El sue?o de Modi es propiamente hind¨². El sue?o indio de una naci¨®n laica y plural fue el de los fundadores Mohandas Gandhi y Nehru. La hindutva, ideolog¨ªa iliberal y nacionalista de la hinduidad, pretende refundar la naci¨®n india a partir de la religi¨®n mayoritaria, en detrimento sobre todo de la mayor minor¨ªa, la musulmana, con frecuencia identificada con Pakist¨¢n e incluso con el terrorismo islamista, y convertida por tanto en enemigo interior. Modi cuenta con una buena carta internacional en la manga. A pesar de las turbulentas implicaciones de una democracia ¨¦tnica como la que se propone construir, su pa¨ªs constituye un contrapeso geopol¨ªtico imprescindible frente al ascenso agresivo de su vecino chino, donde rige la dictadura de un solo partido y ni siquiera es posible so?ar en las urnas y en la alternancia.