Narendra Modi, un l¨ªder para entender a la India
Pese a las se?ales de ralentizaci¨®n econ¨®mica, el primer ministro revalida su victoria con su apuesta por el nacionalismo hind¨²
Si hubiera que resumir someramente qu¨¦ significa la segunda victoria electoral consecutiva del BJP, podr¨ªa decirse que Narendra Modi ha sabido leer la India. Frente al patricio Rahul Gandhi, benjam¨ªn de una dinast¨ªa que se remonta a Nehru, Modi, hijo de un vendedor de t¨¦ de Guyarat, representa al hombre com¨²n, hecho a s¨ª mismo; un libro abierto al posibilismo. Casta versus secta, y viceversa: la ¨¦lite de nuevo derrotada por la creencia de que todos pueden ser iguales ¡ªigual de indios, al menos¡ª al margen de su clase, su casta o, te¨®ricamente, de la fe que profesan.
La aplastante mayor¨ªa absoluta de Modi al frente del BJP, un partido nacionalista de base hind¨², es tan representativa del sentir de la poblaci¨®n como su legi¨®n de detractores, que critican su deriva sectaria y su gesti¨®n econ¨®mica. Pero a indios como el cocinero Gurmuk Singh, de 51 a?os, le cambi¨® la vida en 2014, cuando lleg¨® al poder. ¡°Con el optimismo que inyect¨® a la econom¨ªa, el restaurante donde trabajaba abri¨® tres sucursales y me ofrecieron ocuparme de una. Tengo un buen sueldo y me estoy haciendo una casita en mi pueblo, en Uttarakand. Tambi¨¦n tengo coche¡±. Si una modesta historia de ¨¦xito como esta sirve para calibrar su mandato, sea: el mantra del BJP es bienestar para todos.
Para el peque?o comerciante de t¨¦ Manoj Rao, como Singh un hind¨² piadoso pero no militante, la nueva victoria de Modi obedece a la l¨®gica. ¡°Cualquier indio de cero a 100 a?os ha tenido un Gandhi en su vida, ya estamos hartos de figuras que solo han sido ejemplos de nepotismo y corrupci¨®n. Lo digo por experiencia, porque antes votaba al Congreso [el partido de Gandhi]¡±, explica en su almac¨¦n a las afueras de la capital india. Arun Kumar, profesor em¨¦rito de econom¨ªa, incide en el hartazgo: ¡°En 2014, el Congreso hab¨ªa arrastrado al Estado, con una corrupci¨®n galopante e inflaci¨®n y d¨¦ficit alt¨ªsimos. Hoy la coyuntura econ¨®mica es mala por otros motivos, pero no se conocen casos de corrupci¨®n o nepotismo¡±.
En Noida, uno de los polos de desarrollo empresarial que tiran de Delhi como un f¨®rceps, el cafelatte amenaza con desplazar al masala chai, y los trajes de chaqueta, a las elegantes kurtas masculinas y el gr¨¢cil baile de pliegues de los saris. Noida es una foto fija de la era Modi: en su planteamiento econ¨®mico, pero tambi¨¦n en el chovinismo que proyecta. Este sat¨¦lite de Delhi, que construye su propio aeropuerto internacional, es un hervidero de gr¨²as sobre un perfil gris de mecano; un mar de anuncios de viviendas de lujo, centros comerciales que parecen mausoleos y distritos como Film City: el cine, que no falte.
Pero mientras los inversores extranjeros esperan que Modi suavice el proteccionismo, Noida da tambi¨¦n se?ales de fatiga: con el mercado inmobiliario paralizado, muchas gr¨²as se han quedado en el aire como el paso suspendido de una cig¨¹e?a. Visto en perspectiva, el crecimiento de Noida ten¨ªa algo de huida hacia adelante, igual que el de GIFT City, el proyecto estrella de Modi cuando fue jefe de Gobierno de Guyarat, otro megacentro empresarial en el que en ocho a?os solo se han creado 9.000 empleos del mill¨®n planeado.
Agravios de casta
Consciente de la necesidad de corregir el rumbo, Modi ha prometido inversiones en infraestructuras por valor de 1,4 billones de d¨®lares (las afueras de Delhi son un frenes¨ª de obras de ampliaci¨®n del metro y de autov¨ªas); ayudas a los agricultores; incentivar la producci¨®n industrial y las exportaciones y una bajada de impuestos a la amplia clase media (600 millones de los 1.300 millones de indios) para estimular el consumo.
A diferencia de un Rahul Gandhi lost in translation ¡ªalgunos le achacan a¨²n su educaci¨®n extranjera; los a?os pasados fuera¡ª, Modi ha sabido interpretar tambi¨¦n el peso electoral de los diferentes Estados as¨ª como los agravios de casta, esa asfixiante celdilla de control social en la que muchos ven un freno al desarrollo. El propio Modi lo dijo en el discurso con que celebr¨® su victoria: ¡°A partir de ahora s¨®lo hay dos castas: la de los pobres y la de quienes luchan por acabar con la pobreza¡±.
Pero, para los cr¨ªticos, Modi simplemente ha sustituido los prejuicios de casta por el sectarismo religioso. ¡°El BJP es profundamente divisorio y va a destrozar la cohesi¨®n social, adem¨¢s de fracturar la identidad nacional, que es plural y diversa. Su idea del poder es centralizadora, y en su n¨²cleo est¨¢ la aplicaci¨®n de la hindutva [supremacismo hind¨²]. Estoy seguro de que va a construir el templo hind¨² sobre las ruinas de la mezquita Babri en Ayodhya¡±, explica el soci¨®logo Tanweer Fazal, de la Universidad Jawaharlal Nehru ¡ªun basti¨®n del pensamiento cr¨ªtico¡ª, sobre el principal punto del programa naranja, un enconado conflicto entre hind¨²es y musulmanes que en 1992 provoc¨® m¨¢s de 2.000 muertos. ¡°El resto de temas ya los est¨¢ aplicando: sustituir los top¨®nimos y nombres ¨¢rabes por su equivalente hindi; privilegiar a inmigrantes hind¨²es frente a otros musulmanes y demonizar en el discurso p¨²blico a las minor¨ªas¡±.
Azuzar p¨²blicamente el sectarismo antimusulm¨¢n (el 14% de la poblaci¨®n) es imagen de la marca BJP. El presidente del partido, Amit Shah, fue blanco de las cr¨ªticas durante la campa?a por llamar ¡°termitas¡± a los inmigrantes banglades¨ªes, musulmanes. ¡°Pero nadie, ni la Comisi¨®n Electoral, ni el Supremo, movi¨® un dedo: tienen v¨ªa libre para decir lo que quieran¡±, lamenta Zoya Hasan, exmiembro de la Comisi¨®n Nacional de Minor¨ªas.
Uno de los m¨¢ximos exponentes de la hindutva, Alok Kumar, presidente del Vishva Hindu Parishad (VHP, Consejo Mundial Hind¨²), no oculta que el objetivo de su grupo es ¡°la defensa de una India solo para fieles de las religiones surgidas aqu¨ª, es decir, hind¨²es, budistas, jainitas y sijs¡±. Pero como representante de la minor¨ªa m¨¢s acosada, Syed Zafar Islam, portavoz nacional del BJP y exdirectivo financiero, niega la mayor y ofrece el relato de su particular ca¨ªda del caballo: ¡°Modi me invit¨® a unirme a su proyecto de construcci¨®n de una nueva India. Vi que ten¨ªa una idea clara de pa¨ªs y no lo dud¨¦, pero lo m¨¢s dif¨ªcil fue cont¨¢rselo a mi familia y a mi entorno. Me dijeron que les hab¨ªa traicionado, me llamaron Judas. Pero ahora soy feliz: est¨¢n de mi lado¡±.
La nueva India de Modi como una verdad revelada. La naci¨®n que surgi¨® de uno de los episodios hist¨®ricos m¨¢s emocionantes de la historia ¡ªla no violencia de Gandhi imponi¨¦ndose al Imperio brit¨¢nico¡ª se rinde otra vez al ardor de la creencia. En un pa¨ªs f¨¦rtil en cient¨ªficos y premios Nobel, la ilusi¨®n podr¨ªa constituir un anatema. Pero la India es capaz de metabolizar todas las contradicciones, porque se alimenta vorazmente de ellas.
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