M¨¢s que tanques
Al filo del primer aniversario de la invasi¨®n, el Kremlin recibe un claro mensaje. Los carros de combate le dicen que es absoluta la resoluci¨®n de los aliados de Ucrania
Los tanques no son solo tanques. Si son alemanes son Panzern, palabra que evoca la historia de la guerra motorizada y marca la historia militar del siglo XX y especialmente de la II Guerra Mundial. Ucrania los necesita en grandes cantidades para expulsar al invasor antes de que se congele el conflicto, se agoten las municiones y la moral de los ucranios y de sus aliados, el pa¨ªs quede reducido a un campo de ruinas y quiz¨¢s se abra una desfavor...
Los tanques no son solo tanques. Si son alemanes son Panzern, palabra que evoca la historia de la guerra motorizada y marca la historia militar del siglo XX y especialmente de la II Guerra Mundial. Ucrania los necesita en grandes cantidades para expulsar al invasor antes de que se congele el conflicto, se agoten las municiones y la moral de los ucranios y de sus aliados, el pa¨ªs quede reducido a un campo de ruinas y quiz¨¢s se abra una desfavorable mesa de negociaci¨®n. Corre el riesgo de perder territorio, quedarse sin indemnizaciones ni reparaciones a cargo de Mosc¨² y, por supuesto, dejar m¨¢rgenes a Putin, sus generales y sus secuaces para que salgan impunes de la guerra que declararon hace un a?o e incluso puedan sentirse tentados a reanudarla o repetirla en otros pa¨ªses.
Se los suministrar¨¢ una amplia coalici¨®n de pa¨ªses de la Alianza Atl¨¢ntica, Espa?a entre otros, encabezada por Alemania y Estados Unidos. Al filo del primer aniversario de la invasi¨®n, el Kremlin recibe un claro mensaje. Los tanques le dicen que es absoluta la resoluci¨®n y la unidad de los aliados de Ucrania. La guerra larga que quiere Putin ser¨ªa un lastre insoportable para la econom¨ªa europea y mundial y un peligro permanente de que el incendio se extendiera. Por mucho que se demore la instrucci¨®n de los tanquistas y su entrada en combate, cuantos m¨¢s tanques y cuanto antes lleguen, m¨¢s breve ser¨¢ la guerra y antes se alcanzar¨¢ la paz.
No es lo mismo mandar tanques que recibir a refugiados, organizar ayuda humanitaria, ni siquiera suministrar poderosas armas solo defensivas, como los misiles antitanques, las bater¨ªas Patriot o los Himars. La iniciativa determinar¨¢ probablemente el curso, el ritmo y el desenlace de la guerra. Y como consecuencia, el futuro orden europeo. Esta es la cuesti¨®n candente, m¨¢s que los problemas t¨¦cnicos, los inventarios y las ventajas de los Leopard sobre los Abrams.
Detr¨¢s de los tanques hab¨ªa una dif¨ªcil decisi¨®n pol¨ªtica respecto a la guerra y a la paz, en la que no hab¨ªa ni hay unanimidad. Exig¨ªa un enorme equilibrio para mantener la cohesi¨®n de los aliados, acotar su funci¨®n defensiva y eludir el protagonismo alem¨¢n. El canciller Olaf Scholz, que preside un Gobierno de coalici¨®n, lo ha conseguido. Las dictaduras no tienen este tipo de dificultades.
Tres ideas de resonancias hist¨®ricas sintetizan las divergencias. El apaciguamiento, propugnado por quienes consideran que no hay que mandar m¨¢s armas, para apostarlo todo exclusivamente a la diplomacia. La contenci¨®n (containment, en ingl¨¦s), postulada por quienes quieren frenar a Rusia hasta echarla de Ucrania para sentarse inmediatamente a negociar. Y la escalada sin l¨ªmite hasta la derrota total de Putin, su rendici¨®n y su desarme, de forma que deje de ser un peligro para sus vecinos, no tan solo europeos. De momento, los apaciguadores est¨¢n fuera de juego, se oyen las voces estridentes de los escaladores y mantienen la centralidad los partidarios de la contenci¨®n. Que no consiste en atacar el territorio ruso, sino en poner todos los medios ¡ª100 tanques ahora o 300 dentro de unos meses¡ª para que Ucrania se defienda hasta que cese la agresi¨®n y entonces pueda abrirse camino la diplomacia hacia la paz.