No contestan
Hab¨ªa quien estaba a favor de que telefoneara y quien le aconsejaba que no. Dado que el n¨²mero, seg¨²n nos inform¨®, empezaba por 666 (como el de mi m¨®vil, por cierto), alguien sugiri¨® que podr¨ªa ser el del diablo
Siete personas nos hab¨ªamos quedado atrapadas entre dos pisos en el ascensor de un edificio inteligente de Madrid. Por el tel¨¦fono de emergencias nos dijeron que permaneci¨¦ramos tranquilas, pues tardar¨ªan al menos una hora en rescatarnos. Dado que soy un poco claustrof¨®bico y propenso a las arritmias, saqu¨¦ el bl¨ªster de ansiol¨ªticos del que extraje una pastilla que me coloqu¨¦ debajo de la lengua. Mientras las mol¨¦culas de su principio activo se colaban en el torrente sangu¨ªneo, cerr¨¦ los ojos concentr¨¢ndome en la respiraci¨®n.
Al volver a abrirlos, uno de los atrapados, que llevaba el pelo te?ido de verde, estaba contando que era m¨¦dium. Esa noche hab¨ªa so?ado que se le aparec¨ªa el alma de un difunto y le daba un n¨²mero de tel¨¦fono que apunt¨® en la palma de la mano. Al despertarse, el n¨²mero de tel¨¦fono, como el dinosaurio de Monterroso, continuaba all¨ª. El hombre abri¨® la mano fugazmente y todos comprobamos que, en efecto, ten¨ªa unos d¨ªgitos escritos a bol¨ªgrafo que desde mi posici¨®n no pude distinguir. Dijo que dudaba si llamar o no porque la idea le proporcionaba miedo y curiosidad a la vez.
Se empez¨® a discutir sobre lo que le conven¨ªa hacer. Hab¨ªa quien estaba a favor de que telefoneara y quien le aconsejaba que no. Dado que el n¨²mero, seg¨²n nos inform¨®, empezaba por 666 (como el de mi m¨®vil, por cierto), alguien sugiri¨® que podr¨ªa ser el del diablo. Yo, desde la paz inducida por el ansiol¨ªtico, le aconsej¨¦ que se lo borrara para devolver al sue?o lo que era del sue?o. Finalmente, y tras comprobar que dentro del ascensor hab¨ªa cobertura, se decidi¨® a marcar. Enseguida comenz¨® a vibrar mi m¨®vil, que guardaba en modo de silencio en el bolsillo interior de la chaqueta. No descolgu¨¦, por supuesto, y puse cara de p¨®quer para que nadie notara nada. Al poco, el hombre se volvi¨® y dijo que no contestaban.
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