Las cuatro l¨ªneas malditas de la Constituci¨®n brasile?a
En ning¨²n momento, la Carta Magna admite o defiende que los militares puedan ser un ¡°poder moderador¡±
Hay en la Constituci¨®n de Brasil, aprobada tras los gobiernos de la dictadura, un p¨¢rrafo referido a los militares que la extrema derecha golpista, presidida por el expresidente, Jair Bolsonaro, bautiz¨® como ¡°las cuatro l¨ªneas de la Constituci¨®n¡± y con las que se pas¨® sus cuatro a?os de Gobierno amenazando con ponerlas en acto.
En realidad se trata m¨¢s bien de una falsa in...
Hay en la Constituci¨®n de Brasil, aprobada tras los gobiernos de la dictadura, un p¨¢rrafo referido a los militares que la extrema derecha golpista, presidida por el expresidente, Jair Bolsonaro, bautiz¨® como ¡°las cuatro l¨ªneas de la Constituci¨®n¡± y con las que se pas¨® sus cuatro a?os de Gobierno amenazando con ponerlas en acto.
En realidad se trata m¨¢s bien de una falsa interpretaci¨®n de la Constituci¨®n que el bolsonarismo ha sabido usar para amedrentar a la izquierda y que seguir¨¢ haci¨¦ndolo si el actual Gobierno de Lula da Silva no aprovecha para desenmascarar dicha interpretaci¨®n err¨®nea y golpista que permitir¨ªa al Ej¨¦rcito intervenir sobre las instituciones del Estado.
Las llamadas cuatro l¨ªneas de la Constituci¨®n, en realidad ten¨ªan, al rev¨¦s, la intenci¨®n de delimitar los poderes de las Fuerzas Armadas que deb¨ªan estar al servicio de las instituciones del Estado sin poder propio para intervenir en pol¨ªtica.
Se trata del art¨ªculo 42 del texto constitucional que trata sobre los derechos y deberes del Ej¨¦rcito. En ese peque?o p¨¢rrafo con el que Bolsonaro estuvo hasta el final amenazando la democracia, se legisla que los militares ¡°bajo la autoridad suprema del presidente de la Rep¨²blica¡± deben ¡°garantizar la defensa de la patria y de los deberes constitucionales¡±. En ning¨²n momento la Constituci¨®n admite o defiende que los militares puedan ser un ¡°poder moderador¡±, algo que la extrema derecha de Bolsonaro ha insistido en defender en todas las manifestaciones golpistas.
Para evitar en el futuro que dichas cuatro l¨ªneas de la Constituci¨®n puedan seguir siendo instrumentalizadas por la ultraderecha, que sue?a con la vuelta de los militares al poder, el Partido de los Trabajadores (PT) a trav¨¦s del diputado Carlos Zarattini ha presentado al Congreso una enmienda a la Constituci¨®n para acabar con las dudas acerca del papel que se le otorga a los militares en un r¨¦gimen democr¨¢tico como lo es el brasile?o.
¡°Queremos cambiar eso en la Constituci¨®n para evitar interpretaciones err¨®neas. Las Fuerzas Armadas no son un poder sobre los otros y por ejemplo no pueden intervenir ni sobre el poder del Supremo Tribunal Federal ni sobre el Parlamento como pretendi¨®, aunque in¨²tilmente durante sus cuatro a?os de Gobierno, el expresidente Bolsonaro y su ala m¨¢s fuertemente golpista.
El delicado problema de rectificar el texto constitucional sobre el poder de las Fuerzas Armadas no le va a ser f¨¢cil, sin embargo, al nuevo Gobierno de Lula, ya que son conocidas las reservas que los militares siempre han tenido con los gobiernos de izquierda.
Para conseguir cambiar las ya apellidadas cuatro l¨ªneas de la Constituci¨®n del 1988, el gobierno necesitar¨ªa la mayor¨ªa absoluta sea del Parlamento que del Senado, hoy por hoy dominados por los votos bolsonaristas que dif¨ªcilmente aceptar¨ªan tal enmienda por miedo a que puedan suponer una p¨¦rdida de poder de las Fuerzas Armadas.
Los autores del actual texto constitucional a¨²n vivos confirman, sin embargo, que esas cuatro l¨ªneas de la Constituci¨®n no solo no pretend¨ªan transformar a los militares en moderadores de los poderes del Estado, sino que, al rev¨¦s, se trataba de delimitar su poder releg¨¢ndolo al mando de los verdaderos poderes del Estado.
El hecho de que la redacci¨®n de dicho texto constitucional haya podido permitir, aunque rebuscadamente, a la extrema derecha conceder poderes al Ej¨¦rcito que no tiene, se debe a que en aquel momento Brasil sal¨ªa de una dura y larga dictadura militar y necesit¨® afinar en sus palabras con relaci¨®n a la finalidad institucional de las Fuerzas Armadas como auxiliares del poder pol¨ªtico y nunca m¨¢s como un poder propio capaz de intervenir sobre los poderes constitucionales, fulcro de la nueva democracia.
Por si no quedara claro, en un parecer emitido el 4 de junio de 2020, la Secretar¨ªa General de la Mesa Directora de los diputados esclareci¨® que el art¨ªculo 42 de la Constituci¨®n sobre las Fuerzas Armadas no autoriza una intervenci¨®n militar a pretexto de ¡°restaurar el orden¡±. Seg¨²n dicho parecer del Parlamento: ¡°No existe pa¨ªs democr¨¢tico en el mundo en el que el derecho haya dejado a las Fuerzas Armadas la funci¨®n de mediar conflictos entre los Poderes constitucionales o de dar la ¨²ltima palabra sobre el significado del texto constitucional¡±.
Como el expresidente Bolsonaro quiso forzar dicho texto constitucional para amenazar con pedir al Ej¨¦rcito, que en nombre de la Constituci¨®n, actuara contra las decisiones del Congreso o del Supremo, ahora se hace m¨¢s urgente si cabe que el nuevo gobierno democr¨¢tico, aproveche para cambiar dicho p¨¢rrafo pol¨¦mico de la Constituci¨®n para no dar m¨¢s excusas a la extrema derecha golpista que, con Bolsonaro o sin ¨¦l, seguir¨¢ a¨²n viva en Brasil, de intentar cualquier tipo de intervenci¨®n militar.
El nuevo Gobierno Lula adem¨¢s de intentar resolver la grave crisis econ¨®mica que vive Brasil y que martiriza a millones de trabajadores que no consiguen acabar el mes ni alimentar dignamente a sus hijos, necesitar¨¢ zanjar para siempre que las Fuerzas Armadas no tienen espacio en la Constituci¨®n para intentar ser ¨¢rbitros y controladores del estado y de poder pol¨ªtico.
Para ello, Lula va a necesitar, como ya ha empezado a hacerlo, a ¡°desmilitarizar¡± las instituciones del Estado en las que el bolsonarismo hab¨ªa colocado la friolera de m¨¢s de 6.000 militares cargados de privilegios que solo a rega?adientes empiezan a salir del Gobierno y del resto de los estamentos del Estado.
Todo ello, Lula y su Gobierno deber¨¢n hacerlo con gran tacto y diplomacia para que no aparezca como un castigo o una revancha de la izquierda contra el Ej¨¦rcito que nunca fue tan mimado ni tuvo tanta influencia en el Estado como en el desastrado Gobierno de Bolsonaro.
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