Brasil, entre la democracia y el autoritarismo
Es dif¨ªcil imaginar un escenario en el que Bolsonaro pierda las elecciones y acepte pac¨ªficamente su posible derrota
Es muy f¨¢cil encajar al presidente Jair Bolsonaro en la ola contempor¨¢nea de l¨ªderes autoritarios que llegaron al poder a trav¨¦s del voto. Su discurso antipol¨ªtico, sus ataques a la prensa, a la sociedad civil y al Poder Judicial, su empe?o por dejar claro que solo ¨¦l representa al pueblo brasile?o y sus valores, su falta de compromiso para reconocer un potencial resultado electoral que no le favorezca, son todos elementos que llevan a Bolsonaro directamente al pante¨®n del autoritarismo contempor¨¢neo.
La gran pregunta para el domingo es cu¨¢l ser¨¢ la suerte de este liderazgo autoritario en Brasil. Hay b¨¢sicamente dos resultados que la historia contempor¨¢nea nos ense?a sobre estos l¨ªderes. Trump, Orban, Ortega, Erdogan, Modi y tantos otros, todos llegaron al poder por elecci¨®n. Algunos fueron derrotados en su primera candidatura a la reelecci¨®n y la democracia pudo demostrar su resiliencia ante estos fen¨®menos. Otros fueron reelegidos. Y los reelegidos, en todos los casos, lograron implementar su proyecto autoritario de tal manera que ya no parece posible que gane un grupo de oposici¨®n.
La historia es el mejor referente para tomar decisiones y es precisamente con estos claros precedentes en mano que saldr¨¢n a votar los brasile?os. La disyuntiva es entre situar a Brasil en la lista de democracias que resistieron y derrotaron a presidentes sin ning¨²n compromiso con las instituciones democr¨¢ticas o asociar el pa¨ªs a los que entronizaron a l¨ªderes que logran desgastar las instituciones democr¨¢ticas para perpetuarse en el poder.
Bolsonaro ingres¨® a la pol¨ªtica en 1988, el a?o en que Brasil promulg¨® su Constituci¨®n m¨¢s democr¨¢tica. Su vida pol¨ªtica se construy¨® en oposici¨®n a todos los valores democr¨¢ticos representados por esa Constituci¨®n. Si tal como lo se?alan la mayor¨ªa de las encuestas, Bolsonaro es derrotado este domingo en primera vuelta o en segunda, ser¨ªa una victoria de los valores cristalizados en la Constituci¨®n de 1988.
Pero precisamente porque la historia produce lecciones para ganadores y perdedores, a estas alturas, luego de ver el pat¨¦tico y peligroso espect¨¢culo protagonizado por Trump y sus seguidores el 6 de enero de 2021 en el Congreso de Estados Unidos, ya es posible saber que Bolsonaro no aceptar¨ªa una eventual derrota. El actual presidente ha declarado p¨²blicamente que cualquier resultado diferente a su victoria en la primera vuelta no puede considerarse normal (aunque las encuestas marquen entre 10 y 15 puntos de ventaja de su oponente, el expresidente Lula da Silva). Bolsonaro ya llam¨® a los militares a realizar un seguimiento ¡®independiente¡¯ de las elecciones y reuni¨® a embajadores extranjeros para decir que hay fraude en el sistema electoral brasile?o.
As¨ª las cosas, es dif¨ªcil imaginar un escenario en el que Bolsonaro pierda las elecciones y acepte pac¨ªficamente su posible derrota, o que lidere una transici¨®n democr¨¢tica del poder a los elegidos. Ser¨ªa bueno entender qu¨¦ aprendi¨® Bolsonaro del fracaso de Trump el 6 de enero. Sus acciones y declaraciones recientes de ninguna manera indican que la lecci¨®n aprendida es que las instituciones democr¨¢ticas, al final, prevalecen. Por lo tanto, todo indica que podr¨ªamos esperar reacciones m¨¢s violentas y estrategias m¨¢s descabelladas para impugnar el resultado e impedir la transici¨®n pac¨ªfica del poder en Brasil.
Es dif¨ªcil predecir exactamente cu¨¢les ser¨¢n los escenarios y movimientos. En Brasil, las elecciones son administradas y conducidas por el Poder Judicial. El Poder Judicial es tambi¨¦n el que m¨¢s enfrent¨® los arranques autoritarios del presidente en los ¨²ltimos cuatro a?os. De esta manera, seguramente ser¨¢ contra el Poder Judicial que Bolsonaro articular¨ªa su reacci¨®n.
La reacci¨®n dif¨ªcilmente seguir¨ªa un guion tradicional de golpe de Estado. No ser¨¢n necesariamente tanques dirigidos al Poder Judicial. La reacci¨®n seguramente comenzar¨¢ con una ret¨®rica feroz, articulando el miedo, los valores religiosos y un llamado a los partidarios a actuar con violencia.
El escenario de una reacci¨®n con este guion es el m¨¢s probable. Las instituciones se est¨¢n preparando para esto y se han tomado medidas de seguridad. Tambi¨¦n se espera que la comunidad internacional se apresure a reconocer el resultado anunciado por la Justicia Electoral de Brasil.
Pero, as¨ª como en Estados Unidos, este proceso en Brasil dejar¨¢ heridas abiertas. La historia brasile?a ha sido la de pretender que es posible borrar las heridas con el olvido. Incluso antes de las elecciones, los aliados de Bolsonaro ya hablan de articular una amnist¨ªa para el actual presidente. Y en este caso, una vez m¨¢s, la historia debe ser nuestra principal maestra. Cualquiera que se involucre en ataques a la democracia debe saber que tendr¨¢ una cita con la Justicia. As¨ª, Brasil podr¨ªa estar plenamente orgulloso de haber derrotado a un presidente autoritario con el pleno ejercicio de una Constituci¨®n democr¨¢tica.
Pedro Abramovay es director Ejecutivo para Latinoam¨¦rica y el Caribe de Open Society Foundations.
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