El camino de Marcelo

Las horas de decisiones sin retorno suenan en Palacio, en donde esta semana una de las corcholatas del presidente demostr¨® lealtad. El canciller sac¨® el pecho para defender con todo a Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, as¨ª fuera echando a los lobos a una diplom¨¢tica. Es Marcelo Ebrard en su quintaesencia: aplaude para arriba, desprecia para abajo.

Decir que Ebrard despotric¨® contra la embajadora en Washington, Martha B¨¢rcena, para que L¨®pez Obrador viera, en la carrera sucesoria, una prenda de lo que es capaz a la hora de atravesarse por ¨¦l es quedarse corto. Marcelo tiene dos pulsiones: la ambici¨®n pol¨ªtica ¨Cel a?ejo y persistente sue?o de las cosas grandes¡ª y el deseo de quedar bien con el jefe.

A veces esas pulsiones caminan juntas. Como ahora, en las reverberancias de la exhibida que le dio al Gobierno mexicano el exsecretario de Estado, Mike Pompeo. Las memorias del exfuncionario de Donald Trump se conocieron hace un mes y confirman lo que ya se sab¨ªa por otras fuentes: que M¨¦xico pact¨® que Estados Unidos eche a su territorio a migrantes.

El libro deja mal parados a Ebrard y a AMLO. Desde hace semanas, cuando se editaron estas memorias, el canciller desestim¨® la publicaci¨®n. Pero no tiene la autoridad para salir as¨ª como as¨ª del sainete. Porque en los pasajes de esa abdicaci¨®n de la soberan¨ªa hubo testigos inc¨®modos, as¨ª fuera marginados, como lo es la exembajadora en EEUU.

Una charla de ¨¦sta con el periodista Le¨®n Krauze complet¨® el puzzle de contradicciones entre lo que el gobierno mexicano reconoce en p¨²blico de cuanto hace en privado en la relaci¨®n con Washington. Con los detalles aportados por B¨¢rcena queda fuera de toda duda la sumisi¨®n que el lopezobradorismo tuvo ante Trump desde la transici¨®n misma.

Ebrard ha intentado salir lo menos raspado del entuerto. Es mentira y esto es parte de una campa?a de una exembajadora resentida. Esa es la escuela que domina el canciller. La fuga hacia adelante. Qu¨¦ m¨¢s da si lo que dice Pompeo cuadra con lo que antes se expuso en el libro Border Wars, publicado por dos reporteros del New York Times en 2019.

Mienten, unos por el ardor de ya no estar en tan hist¨®rico gobierno y otros ¨CTrump, Pompeo, la prensa¡ª por la lucha pol¨ªtica salpicada de antimexicanismo que vive EEUU. Eso es lo que quiere Palacio que escuchen los mexicanos, que el patriotismo de Andr¨¦s Manuel es ¨¦pico, que nuestra soberan¨ªa vuela alto. Una diplomacia de kerm¨¦s.

Porque ac¨¢ tambi¨¦n la campa?a electoral es permanente. Y el lopezobradorismo no quiere llegar desdentado a los comicios donde presumir¨¢ que defendi¨® a M¨¦xico de las presiones externas as¨ª haya cedido siempre a convertir a la Rep¨²blica Mexicana en el patio trasero estadounidense. Y ah¨ª es donde las pulsiones se le har¨¢n bolas a Ebrard.

El soldado Marcelo tiene que salir al rescate de AMLO. Lo que dice Pompeo no puede ser cierto no porque se probar¨ªa que Ebrard admit¨ªa que a M¨¦xico le impusieran cosas ilegales con la condici¨®n de que ¨¦l pudiera decir que fue una decisi¨®n unilateral de Washington. No, no puede ser verdad porque a Andr¨¦s Manuel se le cae el aura de gran soberano.

Por eso Ebrard no escatim¨® al intentar desprestigiar a B¨¢rcena en Palacio Nacional el martes pasado. Porque es la testigo inc¨®moda no solo de sus enjuagues, sino de la sumisi¨®n presidencial: con ella hablando, este asunto no se puede barrer debajo del tapete de la politiquer¨ªa. Y es por eso mismo L¨®pez Obrador la declar¨® ese d¨ªa persona non grata.

Es cierto que al cuidar al presidente se cuida a s¨ª mismo en lo m¨¢s importante que tiene: sus aspiraciones presidenciales. Lo que Ebrard parece no entender es que a veces es dif¨ªcil desprenderse de tan buenos servicios, sobre todo cuando viene la peor parte del sexenio, el cierre que requerir¨¢ de toda maniobra y no pocos oficios. De Marcelo como handyman.

Ebrard terminar¨ªa siendo v¨ªctima de su fama y resultados como operador de pocos escr¨²pulos, esos mismos que le sirvieron para pactar con el enviado de Trump a espaldas del pueblo mexicano y de los migrantes de toda nacionalidad.

Marcelo, el bombero de AMLO es una constante en el sexenio que se acerca al ocaso. Desde salir corriendo a comprar pipas para la nunca suficientemente explicada escasez de gasolina, hasta el feliz padrino a la hora en que su jefe le impone una presea a un violador de derechos humanos. ?Vacunas? Marcelo. ?Migrantes? Marcelo. ?Callar a B¨¢rcena?...

Y Marcelo como carnal del presidente. El hoy canciller presume que se someti¨® a ¨¦l en la elecci¨®n capitalina del 2000 para no dividir a las izquierdas, que acat¨® la fuerza del tabasque?o en encuestas parejas cuando con ¨¦stas se decidir¨ªa la candidatura presidencial de 2012. Soy su valedor, reclama a quienes dentro del movimiento siempre le recelan.

Marcelo, el leal que no es el favorito ni del presidente ni del entorno de ¨¦ste. Marcelo el que est¨¢ convencido de que si el m¨¦todo de la encuesta es cient¨ªfico, entonces la candidatura es suya. Marcelo el que no se da cuenta de que hoy todos prefieren a la cient¨ªfica, y no a quien quiere, en actitud d¨ªscola, coquetear con la rejega clase media.

Es Ebrard en la coyuntura de su carrera. Tiene frente a s¨ª la bifurcaci¨®n m¨¢s importante: o sigue en la lealtad y acata ¨Ccomo siempre-- cuanto se le imponga desde Palacio, a la espera de ser premiado con el m¨¢ximo honor de la Rep¨²blica, o se desmonta del gobierno en sus t¨¦rminos y busca por s¨ª mismo, en desaf¨ªo a su jefe, la m¨¢xima magistratura.

Adem¨¢s, en la sucesi¨®n Ebrard est¨¢ poni¨¦ndose en un lugar bastante inc¨®modo. Corre el riesgo de convertirse en su a?orado jefe Manuel Camacho: en sombra que no deje crecer a quien obtenga la candidatura oficial, en duda que atasque el arranque de la nueva coronaci¨®n porque no faltar¨¢n quienes a?oren el cambio sorpresivo de jinete.

Conviene que el dedazo tenga m¨¢s de dos aspirantes, pero al gobierno no le conviene que al correr de los meses la gente se haga bolas sobre qui¨¦n es el bueno. Porque contra lo que dice Marcelo de su fortaleza en los sondeos, no ha logrado despegarse en estos ni cambiar la idea de que ¨¦l no es el favorito as¨ª sea el meritorio del mediocre gabinete.

Si no es Claudia la ungida, la lealtad de Ebrard no necesariamente ser¨¢ premiada con la candidatura. Ad¨¢n Augusto L¨®pez sigue creciendo en los sondeos y, sobre todo, en el calor de la masa de Morena, que lo acoge gustosa en los m¨ªtines. El secretario de Gobernaci¨®n, instrumentador del plan B, est¨¢ listo para todos los escenarios. ?Marcelo tambi¨¦n?

De Ad¨¢n no se duda que pase lo que pase estar¨¢ con el presidente L¨®pez Obrador hasta el final. Si no resulta candidato ser¨¢ ariete del partido oficial para empujar a quien reciba el encargo de seguir el desbroce lopezobradorista. La interrogante con Ebrard, por el contrario, ha crecido durante a?os: ?romper¨¢ o no quien una vez ya perdi¨® con AMLO?

Esa duda carcome no solo a la comentocracia sino a la base de L¨®pez Obrador. En la hora de las definiciones no est¨¢ clara la lealtad de Ebrard si el destape no le favorece. Que frente al presidente de la Rep¨²blica esa interrogante a¨²n no le merme cercan¨ªa o funcionalidad, no significa que ello est¨¦ exento de costos entre la militancia morenista.

?Cu¨¢ndo sigues siendo un activo para el movimiento porque sales arriba en las encuestas y cu¨¢ndo el estar mano a mano con la jefa es precisamente lo que no permite que ninguno de los dos se despegue? El dedo que puede cancelar esa parejera para que el bendecido corra sin que le resoplen en el cuello pronto podr¨ªa responder esta duda.

El canciller tiene el coraz¨®n part¨ªo. Su dedicaci¨®n al proyecto de su jefe ha sido en beneficio mutuo y hoy ambos disfrutan de estar en los papeles estelares, pero nada hay en el horizonte que diga que tan s¨®lido t¨¢ndem pueda seguir en los a?os por venir con el otro de ellos en la silla presidencial.

Las pulsiones se le enredan al secretario de Relaciones Exteriores. Quiere m¨¢s y quiz¨¢ sea el que ha demostado que puede m¨¢s (dicho esto sin olvidar que es el creador de la L¨ªnea 12 del Metro que en 2021 mat¨® gente al derrumbarse). Sus ambiciones le reclaman que no las deje en la cuneta por atender a AMLO, mas su lealtad a ¨¦ste le complica aquellas.

Por ambici¨®n se come las preseas a machacadores de derechos humanos, y cena callando frente las atrocidades del tiranuelo de Nicaragua. Se acuesta agradecido con Ad¨¢n Augusto L¨®pez, que manda al demonio el fallo de la Comisi¨®n Interamericana que condena el arraigo de no culpables. Los silencios del canciller son tantos y atronadores.

El pol¨ªtico que promete m¨¢s clase media adem¨¢s de primero los pobres est¨¢ en la antesala de su camino de Damasco. Pero titubea entre subirse al caballo que puede provocarle la ca¨ªda de la transfiguraci¨®n en el arquitecto de una nueva iglesia, o quedarse como soldado de un r¨¦gimen en donde hasta hoy no se ve que le vayan a premiar con algo m¨¢s alto.

Marcelo, el ¨¢ngel del se?or al que ayuda a enviar a los infiernos del destierro a quienes como Martha B¨¢rcena disienten del dogma.

Marcelo, el que tiene el ¨¦xito asegurado como cancerbero de AMLO, pero nada escrito de que ¨¦ste le quiere para ser el elegido por y para el pueblo.