Desenfundando otra vez el arma nuclear
Vlad¨ªmir Putin recurre con tanta frecuencia a la amenaza at¨®mica porque las cosas le van mal en los campos de batalla
La OTAN ataca a Rusia. Quiere destruirla y utiliza a una Ucrania comandada por nazis para tan sucia operaci¨®n. Bombardea aeropuertos militares pr¨®ximos a los silos nucleares rusos, donde misiles de largo alcance apuntan a Estados Unidos. Esta es la ¨²nica guerra de la que Vlad¨ªmir Putin habla, la que libran Estados Unidos y sus aliados atl¨¢nticos ...
La OTAN ataca a Rusia. Quiere destruirla y utiliza a una Ucrania comandada por nazis para tan sucia operaci¨®n. Bombardea aeropuertos militares pr¨®ximos a los silos nucleares rusos, donde misiles de largo alcance apuntan a Estados Unidos. Esta es la ¨²nica guerra de la que Vlad¨ªmir Putin habla, la que libran Estados Unidos y sus aliados atl¨¢nticos contra la Rusia eterna. Solo sucede dentro de su cabeza. La verdadera contra Ucrania, en cambio, no es una guerra, sino una operaci¨®n especial en beneficio de la humanidad.
No es guerra la que empez¨® subrepticiamente en 2014, cuando encendi¨® la rebeli¨®n en el Donb¨¢s y ocup¨® y anexion¨® Crimea. Tampoco la que se inici¨® con la fracasada invasi¨®n rel¨¢mpago del 24 de febrero, con la que pretendi¨® asaltar Kiev, descabezar su Gobierno y colocar a unos t¨ªteres fieles en su lugar. Ni eran parte de su guerra la ocupaci¨®n primero de las provincias de Jers¨®n y Zaporiyia y el posterior retroceso ante la contraofensiva de Ucrania. Ni siquiera la actual amenaza de una enorme ofensiva con 200.000 soldados de refresco es parte de su guerra de agresi¨®n, sino meros episodios de la operaci¨®n especial para desmilitarizar y desnazificar Ucrania.
Quien ayude a Ucrania a defenderse, aun sin poner un pie en su territorio, en cambio, estar¨¢ en guerra con Rusia, seg¨²n Putin. Una interferencia en los asuntos ajenos inaceptable, cuya denuncia conviene a Xi Jinping tanto como a Putin en el oportuno momento en que crecen sus apetencias sobre Taiw¨¢n.
Es un mundo dividido en dos segmentos, las antiguas ¨¢reas de influencia, que dan todos los derechos a la potencia hegem¨®nica en su zona de dominio, se los niega a quien la sufre y denuncia como atacante a quien pretenda ayudarla. El regreso al reparto de Europa en Yalta, la cumbre en la que Stalin consigui¨® carta blanca para hacerse con medio continente. Exactamente lo que Europa quiere evitar y Putin y Xi Jinping recuperar.
El detalle paranoico es la congelaci¨®n del acuerdo de limitaci¨®n e inspecci¨®n de armas nucleares SALT, una decisi¨®n de Putin sin consecuencias militares, pero de efectos pol¨ªticos lamentables. Por primera vez en la historia no hay acuerdo alguno de control y desarme nuclear entre Washington y Mosc¨², una situaci¨®n ins¨®lita desde 1963, cuando se firm¨® el Tratado de Prohibici¨®n Parcial de Ensayos Nucleares, como sensata reacci¨®n de distensi¨®n tras la crisis de los misiles de Cuba en 1962.
La ret¨®rica nuclear, criticada incluso por China, se inflama en el Kremlin siempre que las cosas van mal en los campos de batalla. El embajador de Rusia en Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, ha acompa?ado la ruptura del acuerdo de desarme de una sarc¨¢stica y despreciativa alusi¨®n al delirio de quienes ¡°creen en la posibilidad de derrota de una potencia nuclear¡±. Pocas veces una amenaza tan descarnada ha resonado en la sede de la organizaci¨®n internacional destinada a preservar la paz en el mundo.