El peligroso avance del falso s¨ªndrome de alienaci¨®n parental en Am¨¦rica Latina
Movimientos conservadores y grupos de hombres han empujado el uso de una cuestionada figura para conseguir la custodia de sus hijos
Esta es la versi¨®n web de Americanas, el bolet¨ªn de EL PA?S Am¨¦rica que aborda noticias e ideas con perspectiva de g¨¦nero. Para recibirlo cada domingo puede suscribirse en este enlace.
No tiene validez cient¨ªfica. No es reconocido por las autoridades de salud ni de psiquiatr¨ªa del mundo y lleva a?os generando debate entre abogados y psiquiatras, pero se est¨¢ convirtiendo en un arma arrojadiza contra las mujeres de Am¨¦rica Latina. Se le conoce como ...
Esta es la versi¨®n web de Americanas, el bolet¨ªn de EL PA?S Am¨¦rica que aborda noticias e ideas con perspectiva de g¨¦nero. Para recibirlo cada domingo puede suscribirse en este enlace.
No tiene validez cient¨ªfica. No es reconocido por las autoridades de salud ni de psiquiatr¨ªa del mundo y lleva a?os generando debate entre abogados y psiquiatras, pero se est¨¢ convirtiendo en un arma arrojadiza contra las mujeres de Am¨¦rica Latina. Se le conoce como s¨ªndrome de alienaci¨®n parental y, a pesar de ser una figura cuestionada, se est¨¢ abriendo camino en las legislaciones de la regi¨®n para favorecer a quienes cometen violencia de g¨¦nero.
La usan los hombres para deslegitimar las denuncias de las mujeres por violencia en su contra y hacia sus hijas e hijos; la validan algunos jueces que niegan la custodia a la madre y se la otorgan al padre acusado de violencia familiar y ahora la quieren instalar en las normas. Esa es la alerta que hace el Comit¨¦ de Expertas del Mecanismo de Seguimiento de la Convenci¨®n de Bele?m do Para? (MESECVI) de la OEA y la Relatora Especial sobre la Violencia contra la Mujer de las Naciones Unidas.
Para entenderlo vale la pena ponerle rostro a trav¨¦s de un caso reciente. Una mujer brasilera escap¨® con sus tres hijos tras encontrar que el padre, un hombre violento, abusaba del ni?o menor. La justicia, sin embargo, aplic¨® el s¨ªndrome de alienaci¨®n parental, en adelante SAP, y orden¨® que el ni?o fuera entregado a su padre. La mujer, aterrada porque su ni?o siguiera siendo abusado, huy¨® con sus hijos y se escondi¨® en otro pa¨ªs.
Y es solo uno de los ejemplos que se han dado en la regi¨®n. Desde 2014 vienen llamando la atenci¨®n sobre c¨®mo, sin que est¨¦ aprobado en ninguna legislaci¨®n, la usan los jueces para decidir en casos de tenencia compartida. ¡°No nos oponemos a las custodias compartidas, se trata de que esa figura del supuesto s¨ªndrome se est¨¢ usando en casos donde hay un ejercicio de la violencia contra las mujeres, ellas lo han denunciado y, como respuesta a este ejercicio de violencia, entonces el hombre argumenta la alienaci¨®n parental por parte de las madres y el pedido de custodia¡±, explica Marcela Huaita Alegre, abogada y presidenta MESECVI. Incluso alerta que es utilizado por los jueces en casos de agresi¨®n sexual a menores, como el de la mujer brasile?a. ¡°Lo que pedimos es que se analice caso a caso¡±.
El t¨¦rmino fue introducido en los a?os ochenta por el psiquiatra estadounidense Richard Gardner, quien argumentaba que exist¨ªa un s¨ªndrome que pod¨ªa llevar a los ni?os con problemas de custodia conflictiva a acusar falsamente de abusos a un padre. Gardner, cuya teor¨ªa caus¨® rechazo cient¨ªfico desde el comienzo, sosten¨ªa que los ni?os que padec¨ªan el s¨ªndrome hab¨ªan sido aleccionados de forma vengativa por uno de los progenitores y denigraban obsesivamente del otro sin motivo. El psiquiatra, que se suicid¨® en 2003, recomendaba a los tribunales en los que testific¨® trasladar al ni?o del hogar del progenitor supuestamente alienante y dejarle bajo la custodia del acusado del abuso.
Con el tiempo, esa teor¨ªa ha tenido a¨²n m¨¢s detractores, pero ya se hab¨ªa instalado y se populariz¨® r¨¢pidamente en pa¨ªses como Espa?a. Tambi¨¦n lo hizo en algunos de Am¨¦rica Latina donde movimientos conservadores y grupos de hombres por la custodia de sus hijos han empujado su uso. Y ahora, con otros nombres, se est¨¢ intentando colar en los congresos.
¡°Es una corriente que va llegando a la regi¨®n, en algunos pa¨ªses de forma m¨¢s fuerte. Hay un backlash (reacci¨®n antifeminista) en t¨¦rminos de movimientos m¨¢s conservadores que discuten que las mujeres est¨¦n siendo v¨ªctimas y en muchos de esos casos, tambi¨¦n comienzan a reivindicar algunos elementos de la igualdad respecto de los padres y el derecho de los padres de asumir la tenencia de sus hijos y utilizando algunas veces este tipo de argumentos como el SAP¡±, agrega Huaita.
El debate est¨¢ a fuego en toda la regi¨®n. Recientemente, en Chile se intent¨® incluir en la Comisi¨®n de Familia de la C¨¢mara de Diputadas y Diputados. La ministra de la Mujer tuvo que aclarar que rechazaban la idea de ¡°legislar para incluir el ¡®s¨ªndrome¡¯ de alienaci¨®n parental como violencia intrafamiliar y evitar as¨ª discutir ¡°un proyecto de Ley sin base cient¨ªfica ni jur¨ªdica¡±. ¡°Ahora a trabajar por su rechazo en sala¡±, dijo mientras la presidenta de la Corte Suprema insiste en que el SAP no es un invento.
En Uruguay tambi¨¦n se discute otro proyecto de corresponsabilidad en la crianza, el nombre ben¨¦volo, aunque se basa en el supuesto s¨ªndrome de alienaci¨®n y a pesar de que en ese pa¨ªs ya existe la tenencia compartida. En Brasil, hubo un intento en 2010 cuando sancionaron la Ley de la Alienaci¨®n Parental, aunque en 2022 el Consejo de Salud brasile?o pidi¨® su derogaci¨®n. ¡°En Per¨² lamentablemente se aprob¨®¡±, recuerda Huaita. En ese pa¨ªs, expresamente, se incluy¨® un art¨ªculo en la Ley que da validez al SAP.
Con sus particularidades, la figura recorre la regi¨®n. Las expertas de la OEA insisten en sus riesgos. ¡°La utilizaci¨®n de esta controvertida figura en contra de las mujeres, en casos donde alegan violencia por razones de g¨¦nero o violencia contra las hijas e hijos, es parte del continuum de violencia de g¨¦nero y podr¨ªa generar responsabilidad a los Estados por violencia institucional¡±, alertan.
El piscinazo de Vi?a del Mar: machismo vestido de tradici¨®n
Por ?rika Rosete
?Qu¨¦ hipocres¨ªa la del festival Vi?a del Mar! Un d¨ªa despu¨¦s de anunciar que no tendr¨ªa m¨¢s una reina que se remojara en la piscina del hotel O¡¯Higgins para el deleite de la prensa y los espectadores, nombraron a una embajadora del certamen que repiti¨® exactamente la misma tradici¨®n, el conocido piscinazo. Para quienes no conozcan de qu¨¦ hablo, se trata de una especie de ritual que empez¨® hace m¨¢s de 20 a?os y que no es otra cosa que una mujer con un diminuto traje de ba?o saltando a una alberca para ser retratada despu¨¦s por cientos de hombres que gritan agitados con sus c¨¢maras dentro y fuera del agua.
Es dif¨ªcil criticar con la severidad necesaria algo que una buena parte de una sociedad considera una tradici¨®n. Pero, si esas tradiciones significan seguir reproduciendo estereotipos, violencias, y la idea de que los cuerpos de las mujeres sirven como una apropiaci¨®n p¨²blica y de uso com¨²n para el espect¨¢culo. Por qu¨¦ no cuestionarlo, deplorarlo o llamarlo por su nombre: machismo.
En el piscinazo de este viernes, la periodista y surfista chilena Isidora Ureta, embajadora de la edici¨®n 2023 del Festival, trat¨® de que el acto perdiera un poco del tufo de otros a?os y se mostr¨® m¨¢s distante que otras participantes que posaban de manera sensual frente a las c¨¢maras mientras se desnudaban poco a poco. Antes de que el presentador llegara en el conteo al 2 y al 3, se lanz¨® al agua a la cuenta de 1 y respondi¨® las preguntas de la prensa sin salir de la piscina.
El festival ha tratado de camuflar su tradici¨®n m¨¢s rancia presumiendo que el bikini de Ureta est¨¢ hecho con redes de pesca recicladas, como si eso restara un ¨¢pice a la cosificaci¨®n que a?o tras a?o hacen de las mujeres. Tampoco pasa desapercibido que premie a Alejandro Fern¨¢ndez con los m¨¢ximos galardones, despu¨¦s de que el cantante mexicano interpretara ¡®M¨¢talas¡¯, una canci¨®n que ha causado incomodidad y enojo en una regi¨®n en la que cada a?o m¨¢s de 4.000 mujeres son v¨ªctimas de feminicidio. ?Saben qu¨¦ nos enoja a tantas mujeres? Que el p¨²blico de la Quinta Vergara y miles de espectadores llamaran ¡°galanter¨ªa¡± a lo que realmente era acoso. ¡°Ay, qu¨¦ gaviotota¡±, coment¨® el cantante a la mujer que le entreg¨® el premio, para despu¨¦s comentar que sent¨ªa que algo le temblaba ¡°entre las piernas¡± y el p¨²blico emocionado aplaud¨ªa todav¨ªa m¨¢s fuerte.
Es muy curiosa la sensaci¨®n que este tipo de im¨¢genes nos deja a muchas mujeres. El pensar que, como sociedad, no estamos a¨²n listos para tener conversaciones que comiencen a tirar aquellas ¡°tradiciones¡±y ¡°rituales¡± que hist¨®ricamente han puesto en peligro nuestra integridad; y que, al mismo tiempo, recordemos que, desde hace ya muchos siglos nuestros cuerpos siguen siendo material para el espect¨¢culo. Algo p¨²blico de lo que los dem¨¢s pueden sentirse libres de hablar, cuestionar y violentar sin que haya alguna consecuencia.
Nuestras recomendaciones de la semana:
Harvey Weinstein, condenado a otros 16 a?os de prisi¨®n tras su juicio por violaci¨®n en Los ?ngeles
El movimiento social de mujeres pide a Petro declarar la emergencia nacional por la violencia machista
Una protesta por los derechos de las personas trans enfrenta a las autoridades con los manifestantes en el Congreso de Ciudad de M¨¦xico
Geetanjali Shree, escritora india: ¡°Desde el principio estaba lista para el fracaso¡±
El marcador de las ¡°malas mujeres¡±: por qu¨¦ el culo es el s¨ªmbolo que define la moral femenina
Alejandro Fern¨¢ndez y su canci¨®n ¡®M¨¢talas¡¯ generan pol¨¦mica en el Festival de Vi?a del Mar
Y una sugerencia para acabar:
? Un documental: Yo soy Vanessa Guill¨¦n. Por Sally Palomino
Es imposible no conmoverse hasta las l¨¢grimas con la historia de Vanessa Guill¨¦n, la soldada de 20 a?os desaparecida y asesinada en una base del Ej¨¦rcito de Estados Unidos en 2020. Mayra y Lupe, sus hermanas, son las protagonistas del documental, que acompa?a su lucha para que haya justicia y por conseguir una reforma al interior de las fuerzas militares, manchadas por el acoso y las agresiones sexuales entre soldados.
La tenacidad de la familia Guill¨¦n para no dejar que el caso quedara oculto origin¨® un movimiento en el que miles de miembros del servicio que sufrieron abusos sexuales en el Ej¨¦rcito compartieron sus experiencias en redes sociales con la etiqueta #IAmVanessaGuillen.
Mayra y Lupe reivindican la memoria de su hermana en cada paso que dan. Christy Wegener, directora y productora, las acompa?a en su casa, en Texas, en sus viajes a Washington a encontrarse con congresistas, en las manifestaciones que convocaron a cientos de personas en honor a Vanessa. Las dos hermanas se convirtieron en un s¨ªmbolo contra el silencio frente a lo que ocurre en el Ej¨¦rcito de Estados Unidos. Gracias a ellas, muchas v¨ªctimas de Fort Hood, la base militar con m¨¢s casos de agresiones sexuales en ese pa¨ªs, se animaron a contar sus historias y denunciar.
La persistencia de la familia Guill¨¦n logr¨® esclarecer su caso y que se aprobara una ley con su nombre para proteger a las v¨ªctimas de violencia sexual en las fuerzas armadas. Amanda Mars visit¨® en junio de 2021 la base militar Fort Hood, en Texas, para reconstruir la historia de Vanessa. Ac¨¢ puede leer el reportaje con fotos de M¨®nica Gonz¨¢lez.
A prop¨®sito de la palabra ¡®soldada¡¯
Hace unos d¨ªas, publicamos una historia sobre un contingente de mujeres que se uni¨® al Ej¨¦rcito de Colombia despu¨¦s de m¨¢s de 20 a?os en que solo hab¨ªan entrado hombres. La palabra ¡°soldada¡± en la nota gener¨® una inesperada reacci¨®n de algunos lectores. ¡°Qu¨¦ graso (sic.) error que por ideolog¨ªas de g¨¦nero pretendan llamar soldadas a nuestras SOLDADOS mujeres¡±, reclam¨® un lector en Twitter. Al respecto, les compartimos la columna de ?lex Grijelmo, responsable del Libro de Estilo de EL PA?S, sobre el uso de la palabra soldada que, aunque no es recogida por el Diccionario, es posible y recomendable. Ac¨¢ la pueden leer.