Desesperaci¨®n de Vlad¨ªmir Putin
La destrucci¨®n por la destrucci¨®n sigue siendo la estrategia de Putin ante la batalla simb¨®lica de Bajmut
La ciudad de Bajmut, reducida ahora a un amasijo de ruinas y de trincheras en el que se amontonan los cad¨¢veres, se ha convertido ya en el s¨ªmbolo de la guerra de desgaste que busca Vlad¨ªmir Putin un a?o despu¨¦s del fracaso de su primer intento de conquista. Aunque aparentemente es escaso su valor estrat¨¦gico, ambas partes contendientes le han otorgado un alto valor simb¨®lico. Las tropas del ...
La ciudad de Bajmut, reducida ahora a un amasijo de ruinas y de trincheras en el que se amontonan los cad¨¢veres, se ha convertido ya en el s¨ªmbolo de la guerra de desgaste que busca Vlad¨ªmir Putin un a?o despu¨¦s del fracaso de su primer intento de conquista. Aunque aparentemente es escaso su valor estrat¨¦gico, ambas partes contendientes le han otorgado un alto valor simb¨®lico. Las tropas del Grupo Wagner y sobre todo su jefe, Yevgeni Prigozhin, buscan una victoria de resonancia propagand¨ªstica, en la que no solo quede demostrada la capacidad rusa para resolver favorablemente alguna batalla, sino que sirva adem¨¢s para apuntarse un tanto frente al ministro de Defensa, Sergu¨¦i Shoigu, y demostrar adem¨¢s la superioridad de los mercenarios sobre las tropas regulares.
Para el presidente Zelenski y el ej¨¦rcito de Ucrania tambi¨¦n esa batalla es un s¨ªmbolo de su capacidad de resistencia ante la ofensiva rusa durante tres meses de escalada creciente. Cabe tambi¨¦n que en el desgaste de esta batalla ambos estados mayores est¨¦n procurando el m¨¢ximo agotamiento preliminar del contrincante, antes del gran choque de ambos ej¨¦rcitos que se prev¨¦ a lo largo de la primavera en varios puntos del frente oriental. Han sido numerosas las ocasiones en que Mosc¨² ha anunciado la inminente ca¨ªda de Bajmut, desmentida luego por los hechos. Ahora incluso la inteligencia brit¨¢nica reconoce el avance ruso, y prev¨¦ una pr¨®xima ca¨ªda de un territorio arrasado y que hasta hace poco era una ciudad con m¨¢s de 70.000 habitantes.
La guerra de Putin no es un enfrentamiento militar entre soldados, sino un ataque generalizado del ej¨¦rcito que hasta ahora era el segundo del mundo contra un pa¨ªs entero, sus ciudades, sus centrales nucleares, sus infraestructuras de suministro de agua, gas y electricidad, todo lo que necesita una sociedad para hacer su vida. De ah¨ª la lluvia de misiles hipers¨®nicos de enorme poder destructivo que cay¨® sobre Ucrania esta pasada semana, con una decena de ciudadanos muertos y graves da?os en los suministros.
Pese a los diversos cambios de estrategia, Putin acaba regresando a su m¨¦todo m¨¢s caracter¨ªstico, tal como ha demostrado en sus sucesivas intervenciones en Chechenia, en Georgia y en Siria: la destrucci¨®n por la destrucci¨®n y el exterminio por el exterminio mismo. No hay en su cabeza, habitada por la idea de guerra total, objetivos militares diferenciables. Para esta finalidad son muy ¨²tiles el tipo de misiles hipers¨®nicos, de muy dif¨ªcil si no imposible intercepci¨®n, utilizados esta semana en una demostraci¨®n iracunda de su capacidad de da?ar sin l¨ªmites. El uso de este tipo de armas, inicialmente concebidas para la destrucci¨®n de objetivos militares, revela quiz¨¢s la escasez de bombas teledirigidas, probablemente por la afectaci¨®n de las sanciones sobre los componentes tecnol¨®gicos, pero tambi¨¦n es una expl¨ªcita amenaza en la medida en que se trata de armas habilitadas para transportar carga nuclear. No son en ning¨²n caso un signo vencedor; por el contrario, expresan la desesperaci¨®n por una victoria que se le escapa.