Est¨²pidas y criminales bombas
Bombardear err¨¢ticamente Ucrania no deja de ser una f¨¢cil salida cuando no se sabe qu¨¦ hacer para obtener alguna victoria
Un bombardeo de alta intensidad, como el sufrido en las ¨²ltimas horas en todo el territorio de Ucrania, dif¨ªcilmente puede ser el primer episodio de una ofensiva generalizada. La guerra a¨¦rea que suele preceder a las grandes operaciones se dirige de forma muy precisa a la destrucci¨®n de la log¨ªstica del enemigo, para cortar los suministros, desde munici¨®n, gasolina y alimentos, y entorpecer los movimientos de sus fuerzas motorizadas, la llegada de relevos y el traslado de los heridos. As¨ª se prepara el territorio para un avance r¨¢pido de los blindados y de la infanter¨ªa.
No puede ser este el caso de los ataques de este jueves con misiles y drones en toda la geograf¨ªa ucrania, desde Lviv, Kiev y Odesa hasta Jers¨®n y J¨¢rkov, que corresponden al tipo de bombardeo indiscriminado que destruye viviendas, infraestructuras urbanas y quita la vida a civiles fundamentalmente. A tal tipo de destrucci¨®n se le suele atribuir el objetivo de buscar la desmoralizaci¨®n de la poblaci¨®n, y especialmente de quienes garantizan la vida normal y el funcionamiento de la econom¨ªa en la retaguardia.
No es seguro que sea este el efecto de la ruina y de la p¨¦rdida de vidas humanas lejos de los campos de batalla, como ya pudo deducirse de los bombardeos llamados de saturaci¨®n sobre las ciudades alemanas por parte de la fuerza a¨¦rea brit¨¢nica durante la II Guerra Mundial, o de las campa?as a¨¦reas de Estados Unidos sobre Vietnam del Norte entre 1965 y 1968, de las que result¨®, por el contrario, una mayor cohesi¨®n de la moral de las sociedades atacadas y ning¨²n declive en el apoyo a sus respectivos gobiernos.
No es el ¨²nico inconveniente de los bombardeos sobre las ciudades. A pesar de sus escasos resultados e incluso de sus efectos contraproducentes sobre las poblaciones, se convierte con frecuencia en el defectuoso paliativo que sustituye a campa?as terrestres o a las acciones de comandos especiales con altos riesgos para la tropa. As¨ª ha sucedido en las guerras de Irak, Afganist¨¢n y Yemen, o en los asesinatos selectivos de terroristas mediante misiles o drones que crean m¨¢s enemigos de los que destruyen. No puede ser este el caso de Rusia, donde es muy escasa la apreciaci¨®n por la vida de sus soldados y enorme el desprecio por la naci¨®n ucrania y especialmente por su opini¨®n p¨²blica.
Es m¨¢s probable que se trate de una venganza por las recientes acciones en territorio ruso de grupos favorables a Ucrania, o incluso un fruto de la persistente debilidad estrat¨¦gica rusa, de sus numerosos fracasos y de la incapacidad para culminar el asalto a la cercada ciudad de Bajmut tras tres meses de ofensiva. Bombardear err¨¢ticamente no deja de ser una f¨¢cil salida cuando no se sabe qu¨¦ hacer para obtener alguna victoria. Se explica tambi¨¦n por el agotamiento del arsenal ruso de misiles, bombas y drones teledirigidos, como resultado del embargo de la tecnolog¨ªa digital necesaria para tal tipo de armamento.
M¨¢s inquietante es la posibilidad de que tales acciones devastadoras respondan a la idea de guerra total, que pretende obtener la rendici¨®n bajo la amenaza de aniquilaci¨®n del pa¨ªs enemigo, su poblaci¨®n, sus ciudades e infraestructuras. Las amenazas nucleares proferidas de forma m¨¢s o menos expl¨ªcita por Putin van en esta misma direcci¨®n en la que la estupidez y la criminalidad van de la mano.
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