La tercera fortuna de Espa?a ha votado
Hay una grieta contempor¨¢nea por donde la democracia representativa escapa y la democracia censitaria regresa
La tercera fortuna de Espa?a ha votado. Sin papeleta, ni urna. Y por adelantado, como suele hacerlo el dinero. Esta parece ser la intenci¨®n de Rafael del Pino con el s¨²bito anuncio de la salida del pa¨ªs de una empresa de tanta envergadura como la suya, nacida en plena autarqu¨ªa franquista, crecida con el desarrollismo y convertida en gigante internacional con la democracia. Al menos as¨ª lo ha interpretado buena parte de la opini¨®n p¨²blica.
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La tercera fortuna de Espa?a ha votado. Sin papeleta, ni urna. Y por adelantado, como suele hacerlo el dinero. Esta parece ser la intenci¨®n de Rafael del Pino con el s¨²bito anuncio de la salida del pa¨ªs de una empresa de tanta envergadura como la suya, nacida en plena autarqu¨ªa franquista, crecida con el desarrollismo y convertida en gigante internacional con la democracia. Al menos as¨ª lo ha interpretado buena parte de la opini¨®n p¨²blica.
Junto a sus preferencias por un partido, incluso las personales en favor de un determinado dirigente, el multimillonario empresario tambi¨¦n ha mostrado c¨®mo funciona hoy el poder. No es un caso ¨²nico. En Estados Unidos sucede cada d¨ªa. Tambi¨¦n en gran parte del planeta, a excepci¨®n de lugares como China, Rusia o Arabia Saud¨ª, donde los magnates atienden disciplinadamente al criterio del Gobierno en plaza.
La multipolaridad en la que nos hemos adentrado da voz y reparte el poder con los pa¨ªses emergentes, pero tambi¨¦n lo dispersa fuera del alcance de los Estados e incluso de cualquier regla de juego. Hay m¨¢s poder en Silicon Valley que en muchas capitales mundiales. Una decisi¨®n como esta nos dice de quien la toma que tiene m¨¢s poder que el Gobierno de su pa¨ªs. Y que puede permitirse el lujo de despedirse a la francesa, con pocas explicaciones y ninguna comprensi¨®n de los dirigentes pol¨ªticos. Quiz¨¢s no la necesita e incluso le convenga o complazca su interpretaci¨®n como un rev¨¦s asestado a unos gobernantes insuficientemente deferentes con los empresarios y los leg¨ªtimos intereses del capital.
Es un d¨¦ficit de poder muy propio de nuestra ¨¦poca, pero tambi¨¦n una carencia de reflejos pol¨ªticos, de capacidad persuasiva e incluso de consistencia por parte de los responsables gubernamentales. Con una consecuencia que les desborda. En esta acci¨®n tan intempestiva como di¨¢fana hay una advertencia para todos, el actual jefe de Gobierno, quien le suceda y quienes sucedan a quien le suceda.
La grieta es una vieja conocida. El d¨¦ficit es sobre todo de gobernanza europea, especialmente de orden fiscal, el lugar por donde m¨¢s se escapa de todo: los capitales asociados a poderes autocr¨¢ticos, por ejemplo. Y tambi¨¦n entra de todo, como son los virus de las desigualdades. Solo una Uni¨®n Europea con m¨¢s poder, es decir, con autonom¨ªa estrat¨¦gica, podr¨ªa impedir que una multinacional exhibiera m¨¢s fuerza que los gobiernos y parlamentos surgidos de las urnas democr¨¢ticas.
La grieta es tambi¨¦n un escape de la democracia parlamentaria y por ella regresa otra democracia, la censitaria, el voto de los propietarios, en flagrante contradicci¨®n con el principio democr¨¢tico que da a cada ciudadano un voto. Actuaciones como esta desatan la imaginaci¨®n populista en busca de f¨®rmulas alternativas a la democracia representativa, hasta abolirla si hace falta e implantar un tipo de gobierno que todos conocemos y muchos solemos temer y execrar.