Vivo o muerto
Nada ser¨¢ real si no se puede ver, o¨ªr, oler, gustar y tocar. Para salir de dudas habr¨¢ que meter la mano en la propia herida que le haya inferido a cada uno la vida
Distinguir lo bueno de lo malo, lo verdadero de lo falso, lo real de lo ficticio empieza a ser una labor muy ardua. La confusi¨®n no ha hecho m¨¢s que empezar. Cuando la inteligencia artificial instaure definitivamente un universo paralelo no vas a saber si ese primo tuyo al que le das la mano existe de verdad o es un replicante cu¨¢ntico. Un d¨ªa como hoy, Domingo de Resurrecci¨®n, Cristo sali¨® vivo del sepulcro despu¨¦s de pasar tres d¨ªas en el infierno. El ap¨®stol Tom¨¢s no ...
Distinguir lo bueno de lo malo, lo verdadero de lo falso, lo real de lo ficticio empieza a ser una labor muy ardua. La confusi¨®n no ha hecho m¨¢s que empezar. Cuando la inteligencia artificial instaure definitivamente un universo paralelo no vas a saber si ese primo tuyo al que le das la mano existe de verdad o es un replicante cu¨¢ntico. Un d¨ªa como hoy, Domingo de Resurrecci¨®n, Cristo sali¨® vivo del sepulcro despu¨¦s de pasar tres d¨ªas en el infierno. El ap¨®stol Tom¨¢s no estaba dispuesto a creer en semejante prodigio si no met¨ªa el dedo en la herida de su costado. La incredulidad empieza a ser creativa. Existen mentes privilegiadas que ya vislumbran la nueva realidad que en el futuro se va a establecer m¨¢s all¨¢ de la inteligencia artificial. Para saber si estamos vivos o muertos habr¨¢ que usar de nuevo los sentidos corporales como fuentes del conocimiento. En el futuro volver¨¢n a oler las rosas, los tomates recuperar¨¢n el antiguo sabor, las frutas con su perfume intacto marcar¨¢n las estaciones del a?o y puede que la ciencia empiece de nuevo con los l¨¢pices Alpino para sumar, restar y multiplicar en un cuaderno de cuadr¨ªculas. Cobrar¨¢n un valor incalculable las cosas simples, naturales y sencillas, el trato personal, una conversaci¨®n agradable que no conduzca a nada con una botella de vino interpuesta. M¨¢s all¨¢ de la inteligencia artificial seguir¨¢ estando el sol, el mar, el aire de las monta?as a disposici¨®n de cualquiera que tenga el esp¨ªritu muy desarrollado para valorar esos dones de la naturaleza. Como Cristo reci¨¦n resucitado fuera del sepulcro o como el gato de Schr?dinger dentro de una caja herm¨¦tica, la inteligencia artificial har¨¢ muy dif¨ªcil saber si est¨¢s vivo o muerto. Nada ser¨¢ real si no se puede ver, o¨ªr, oler, gustar y tocar. Para salir de dudas habr¨¢ que meter la mano en la propia herida que le haya inferido a cada uno la vida.