Macron ten¨ªa raz¨®n sobre Europa y China
La UE no est¨¢ en condiciones de alinearse con Washington frente a Pek¨ªn. Ser¨ªa catastr¨®fico para la econom¨ªa e insostenible desde el punto de vista pol¨ªtico
He aqu¨ª un par de estad¨ªsticas dirigidas a todos los acad¨¦micos, miembros de fundaciones y periodistas ilusos que creen que el poder de la Uni¨®n Europea se est¨¢ desplazando hacia el Este. Tres de los 27 pa¨ªses que la integran ¡ªAlemania, Francia e Italia¡ª representan m¨¢s de la mitad del PIB de la Uni¨®n. Los 11 pa¨ªses del centro y el este de Europa suman poco m¨¢s del 10%. Adem¨¢s, Alemania, Francia e Italia son los...
He aqu¨ª un par de estad¨ªsticas dirigidas a todos los acad¨¦micos, miembros de fundaciones y periodistas ilusos que creen que el poder de la Uni¨®n Europea se est¨¢ desplazando hacia el Este. Tres de los 27 pa¨ªses que la integran ¡ªAlemania, Francia e Italia¡ª representan m¨¢s de la mitad del PIB de la Uni¨®n. Los 11 pa¨ªses del centro y el este de Europa suman poco m¨¢s del 10%. Adem¨¢s, Alemania, Francia e Italia son los principales socios comerciales de China en la UE. En cuesti¨®n de pol¨ªtica industrial, el centro de gravedad de los Veintisiete descansa firmemente en el oeste.
El apoyo del presidente de Francia, Emmanuel Macron, a una relaci¨®n industrial estrecha con China caus¨® estupor a muchos analistas del Reino Unido y Estados Unidos, pero a muy poca gente en Europa occidental. Este es uno de los pocos asuntos en los que el canciller alem¨¢n, Olaf Scholz, coincide con Macron. Los franceses no est¨¢n de acuerdo con la reforma de las pensiones de su presidente, pero s¨ª con su pol¨ªtica exterior. Giorgia Meloni, la primera ministra italiana, tampoco es amiga del presidente franc¨¦s, pero est¨¢ en el mismo bando que ¨¦l cuando se trata de China. El pa¨ªs asi¨¢tico es un gran inversor en Italia.
Basta con fijarse en las relaciones entre la Uni¨®n Europea y China desde la posici¨®n de las empresas industriales europeas. En pocos a?os, las compa?¨ªas se han quedado sin Reino Unido como socio comercial privilegiado. Tambi¨¦n han perdido a Rusia. No pueden permitirse perder, adem¨¢s, a China. Ciertamente, Europa del Este tiene otras prioridades. La guerra de Ucrania ha dado a sus pol¨ªticos una presencia en los medios de comunicaci¨®n que antes les hab¨ªa sido negada. Ellos son los m¨¢s firmes transatlantistas de la Uni¨®n, pero ser¨ªa un error pensar que hablan en nombre de los Veintisiete. Simplemente, coinciden con la posici¨®n de Reino Unido en muchos asuntos.
La pregunta concreta a la que la Uni¨®n Europa se enfrentar¨¢ pronto es si secundar a Estados Unidos, del que depende para su seguridad, en una posici¨®n de enfrentamiento con China, o esforzarse por ser m¨¢s independiente de los estadounidenses, con todas las consecuencias que semejante paso conllevar¨ªa.
Se trata de un interrogante perfectamente leg¨ªtimo. Recuerdo que ya era la gran cuesti¨®n cuando se introdujo el euro en 1999. Muchos nos pregunt¨¢bamos entonces si la Uni¨®n Europea deb¨ªa convertir la moneda com¨²n en un instrumento geopol¨ªtico como alternativa al d¨®lar estadounidense. No fue as¨ª. Por el contrario, el papel del d¨®lar en la pol¨ªtica de seguridad estadounidense y mundial se ha reforzado desde entonces. Estados Unidos, por ejemplo, ha desarrollado el instrumento de las sanciones financieras indirectas, que impone a terceros pa¨ªses que incumplen las pol¨ªticas estadounidenses. Estas sanciones se han convertido en un medio primordial de la pol¨ªtica de seguridad.
Pero los europeos han descubierto para su consternaci¨®n que este es un poder que Estados Unidos no duda en utilizar tambi¨¦n contra ellos. La semana pasada, el Gobierno de Joe Biden impuso sanciones a un banco h¨²ngaro por sus v¨ªnculos con Mosc¨². Antes hab¨ªa ejercido ese poder para obligar al cumplimiento de sus sanciones sobre el gasoducto Nord Stream 2.
La actual Administraci¨®n estadounidense tambi¨¦n ha promulgado la Ley de Reducci¨®n de la Inflaci¨®n, un programa de subvenciones medioambientales que la Uni¨®n Europea considera una medida hostil porque incentiva el traslado de empresas europeas a Estados Unidos. Las elecciones presidenciales de 2024 y el posible regreso de Donald Trump son otros nubarrones en el horizonte. Los europeos son muy conscientes de que tener a Joe Biden en la presidencia estadounidense probablemente sea lo mejor que puede pasar para las relaciones trasatl¨¢nticas. La cuesti¨®n, por tanto, no es solo si los europeos quieren alinearse con Estados Unidos, sino si un futuro Gobierno estadounidense querr¨¢ alinearse con Europa.
Una invasi¨®n en toda regla de Taiw¨¢n por parte de China nos acercar¨ªa a la hora de la verdad en este debate. Est¨¢ claro que la dependencia europea de Estados Unidos para su defensa restringe su libertad de maniobra. Pero no veo de qu¨¦ manera la UE puede ponerse totalmente del lado estadounidense en un conflicto total con China por Taiw¨¢n. ?Acceder¨ªa a congelar las reservas oficiales chinas como hizo el a?o pasado con Rusia? ?Y a dejar de invertir en el pa¨ªs asi¨¢tico? No lo creo. La econom¨ªa de la Uni¨®n no est¨¢ hecha para unas relaciones al estilo de la Guerra Fr¨ªa, porque se ha vuelto demasiado dependiente de las cadenas de suministro mundiales.
Como en tantas otras ocasiones, la posici¨®n de Alemania podr¨ªa ser decisiva. Las relaciones con China son tambi¨¦n fuente de discordia en la coalici¨®n tripartita de Scholz. Los Verdes mantienen una actitud cr¨ªtica hacia el pa¨ªs asi¨¢tico. El SPD del canciller simpatiza con la postura m¨¢s matizada de Macron. Los Verdes opinan que el SPD est¨¢ repitiendo con China el mismo error que cometi¨® antes con Rusia, al crear nuevas dependencias. Es un argumento de peso, pero pasa por alto tres realidades: las dependencias ya existen, son grandes y son muy dif¨ªciles de evitar. Por ejemplo, China controla la mayor parte del mercado mundial de litio, un metal fundamental para la producci¨®n de bater¨ªas el¨¦ctricas. Tambi¨¦n tiene pr¨¢cticamente el monopolio de algunas tierras raras. Rusia disfruta de una s¨®lida posici¨®n en el mercado de otros dos importantes metales industriales: el aluminio y el paladio. La industria alemana depende en gran medida de estas materias primas.
Mi predicci¨®n es que el grupo de presi¨®n alem¨¢n prochino saldr¨¢ ganador de este debate. El asunto tambi¨¦n tiene la capacidad de reavivar la alianza francoalemana. Las relaciones entre Alemania y Francia han tenido sus altibajos; a menudo permanecen latentes durante a?os, pero cuando de verdad importa, suelen activarse.
La realidad de fondo de la Europa actual es que no puede liberarse f¨¢cilmente de su relaci¨®n con China, de la misma manera que no puede liberarse de Estados Unidos. La Uni¨®n Europa necesita a los dos y compaginar¨¢ sus relaciones con ambos mundos lo mejor que pueda. Los intereses de los n¨²cleos econ¨®micos de la vieja Europa ser¨¢n los que determinar¨¢n en ¨²ltima instancia las pol¨ªticas. No hay cambio de poder. El ¨²nico cambio que detecto es que lo que opina Reino Unido de la Uni¨®n Europea tiene menos peso que antes.