Claves

Seg¨²n Freud, hay tres tareas a fin de cuentas imposibles: educar, gobernar y psicoanalizar. Yo a?adir¨ªa a tan sabio dictamen que hacer una revista de pensamiento tampoco es f¨¢cil. Debe evitarse la simplificaci¨®n period¨ªstica sin entregarse al engrudo acad¨¦mico, buscar temas que no interesen s¨®lo a especialistas, aunque sin ceder al escaparate de ¡°lo que habla todo el mundo¡±, evitar un claro sesgo ideol¨®gico sin olvidar que no es lo mismo tener un esp¨ªritu amplio que vac¨ªo. No s¨¦, he llevado Claves de raz¨®n pr¨¢ctica durante muchos a?os, primero guiado por el insustituible Javier Pradera y despu¨¦s gracias al apoyo inteligente y generoso de Nuria Claver. Nadie ha podido estar mejor arropado y, sin embargo, cada vez me pareci¨® que todo sal¨ªa bien por casualidad. Cuando est¨¢bamos preparando un n¨²mero, siempre hubo un momento en que se dir¨ªa que era imposible, que todo hab¨ªa fallado, que los mejores colaboradores desertaban y los peores nos apedreaban con sus ocurrencias. Luego las piezas del puzzle encajaban milagrosamente, y Nuria y yo nos congratul¨¢bamos: ¡°Oye, lo hemos vuelto a hacer. ?Cojonudo!¡±.

Intentamos contrarrestar el conformismo, que ¨²ltimamente se ha hecho inquisitorial sobre algunos temas como el apocalipsis clim¨¢tico, la ideolog¨ªa de g¨¦nero, los separatismos ¡°democr¨¢ticos¡± o el animalismo. Es dif¨ªcil, porque quienes podr¨ªan aportar visiones originales temen comprometerse ante los guardianes del mainstream. Sobre todo pretendimos ser una revista al d¨ªa pero sin esnobismo, dolencia que aborrezco exageradamente: nuestros asuntos de portada fueron las grandes cuestiones usuales, no sofisticadas virguer¨ªas importadas de la Disneylandia intelectual. Algo esencialmente opuesto al discurso de nuestros pol¨ªticos y sus coros, que caracteriz¨® Chateaubriand: ¡°Resmas de lugares comunes, rellenos de destino, de necesidad, de derechos de cosas¡±. Hasta aqu¨ª llegamos, ahora sigan ustedes.