La guerra de Ucrania y los intereses inconfesados de las potencias
Una radiograf¨ªa de los c¨¢lculos estrat¨¦gicos de los principales actores alrededor del conflicto
Ha sido una semana intensa para Ucrania, en el terreno diplom¨¢tico con las palabras de los presidentes de China y Brasil y en el campo de batalla con los misiles de Vlad¨ªmir Putin contra las ciudades. Se habla de paz, se hace la guerra y detr¨¢s de todo hay muchos deseos inconfesados, pero evidentes. Sigue un intento de comprenderlos.
El presidente de China ha llamado por fin a su hom¨®logo ucranio. El r¨¦gimen busca perfilarse ...
Ha sido una semana intensa para Ucrania, en el terreno diplom¨¢tico con las palabras de los presidentes de China y Brasil y en el campo de batalla con los misiles de Vlad¨ªmir Putin contra las ciudades. Se habla de paz, se hace la guerra y detr¨¢s de todo hay muchos deseos inconfesados, pero evidentes. Sigue un intento de comprenderlos.
El presidente de China ha llamado por fin a su hom¨®logo ucranio. El r¨¦gimen busca perfilarse a ojos del mundo, y especialmente del sur global, como fuerza motriz de una pacificaci¨®n. Su posici¨®n ret¨®rica es un documento de 12 puntos publicado con ocasi¨®n del aniversario de la invasi¨®n que no es m¨¢s que un enunciado de principios que no aporta nada en cuanto a propiciar una negociaci¨®n. Su posici¨®n real dice mucho m¨¢s que ese documento. Lo que muestra es una potencia que no suministra armas, de momento, a Rusia, pero que tampoco usa su influencia sobre ella para frenar su agresi¨®n. Al contrario, le da ox¨ªgeno econ¨®mico, estrecha lazos militares ¨Dincluida una visita de su ministro de Defensa a Mosc¨²¨D y diplom¨¢ticos de varios tipos. En definitiva, no es un actor neutral, sino claramente alineado con Rusia. ?Cu¨¢l es su c¨¢lculo estrat¨¦gico? Probablemente que no quiere ning¨²n resultado que sea da?ino para Putin, ninguno que sea positivo para Occidente, que permita una integraci¨®n de Ucrania en ese ¨¢mbito democr¨¢tico y geopol¨ªtico, lo que ser¨ªa un gran ¨¦xito para el polo occidental. Le conviene que EE UU siga enredado en Europa, le encantar¨ªa poder abrir una fractura entre la UE y EE UU en medio de una fatiga b¨¦lica y no le disgusta contar con petr¨®leo y gas baratos de Rusia.
El presidente Lula tambi¨¦n ha sido protagonista esta semana con sus intentos de promover la paz. Su acci¨®n, por supuesto, es merecedora de una atenci¨®n totalmente diferente de la que corresponde a los movimientos del r¨¦gimen chino. La paz queda a a?os luz, pero merece elogio en abstracto el intento de buscarla y es bueno que lo haga un dem¨®crata. Naturalmente, el problema es c¨®mo. Su planteamiento ret¨®rico resulta indigesto para muchos en los pa¨ªses democr¨¢ticos, lo que ha herido su carisma. Junto a las palabras de paz, ha emitido muchas otras, seg¨²n las cuales armar a Ucrania para que se defienda significa para ¨¦l echar le?a al fuego m¨¢s que evitar el triunfo de una dictadura agresora; seg¨²n las que Zelenski es igual de responsable que Putin de la guerra, y dos no pelean si uno no quiere. Esto es lo que ¨¦l ha dicho, y lo que no dice tambi¨¦n pesa. En una entrevista concedida a este diario, Lula pronunci¨® vibrantes palabras de defensa de la democracia ante la amenaza de la ultraderecha, pero evit¨® incluso la m¨¢s m¨ªnima y velada de las cr¨ªticas al opresor r¨¦gimen chino, escurriendo el bulto en una pregunta que le interpelaba sobre esa cuesti¨®n. ?Cu¨¢l es su c¨¢lculo estrat¨¦gico? Cabe pensar que ese silencio ¨Dy todo lo que se ha desprendido de su visita a Pek¨ªn¨D habla m¨¢s de su gran inter¨¦s en afianzar la relaci¨®n con China que de una prudencia por cuestiones relacionadas con la guerra de Ucrania.
Por otra parte, el protagonismo en esta iniciativa de paz responde probablemente a la voluntad de avanzar la posici¨®n internacional de Brasil, afianz¨¢ndolo como potencia media, sumando cr¨¦dito para un reajuste de su papel y peso en instituciones internacionales, situ¨¢ndolo como referente en el sur global. Todo ello es leg¨ªtimo. Nada de ello descalifica su acci¨®n. Simplemente, conviene tenerlo en cuenta.
EE UU, c¨®mo no, tambi¨¦n tiene sus c¨¢lculos no explicitados. Cabe intuir que le interesa el inmenso desgaste de un adversario como Rusia en un conflicto en el que Washington no sufre bajas, le conviene ese sentimiento de crisis que tiende a cerrar las filas de sus alianzas en el mundo, no le disgusta el gran chute para las exportaciones de gas a Europa. Son todas asunciones muy cre¨ªbles. Ello, sin embargo, no equivale a decir que esta guerra convenga sin m¨¢s a sus intereses. Como m¨ªnimo, preferir¨ªa no tener que estar pendiente de tragedias en Europa cuando lo que realmente le preocupa es enfocarse en China.
El sur global tambi¨¦n, por supuesto, tiene sus c¨¢lculos no declarados abiertamente en este escenario. Se trata de un conjunto heterog¨¦neo de pa¨ªses que han sufrido los desmanes de las potencias del norte durante mucho tiempo. Desde cualquier punto de vista es innegable que merecen un nuevo reconocimiento en el orden mundial. Ello no es incompatible con el hecho de que muchos de ellos desarrollen reflexiones estrat¨¦gicas en fr¨ªo, puede que con un punto hip¨®crita, ante una invasi¨®n que no es otra cosa que una guerra colonial, y ante el gran pulso de superpotencias EE UU / China. En ambas din¨¢micas, las grandes potencias buscan aliados. Todos calculan hoy c¨®mo, en qu¨¦ posici¨®n, sacar m¨¢s ventaja, arrim¨¢ndose a uno, a otro, haci¨¦ndose desear en un punto intermedio. Menci¨®n espec¨ªfica dentro del laxo concepto de sur global merece la India, que refuerza su perfil, se codea con Occidente ante China, compra petr¨®leo barato a Rusia y trata de erigirse en referencia en esa heterog¨¦nea galaxia, con un tama?o que le da mucha ventaja frente a Brasil, y con una calidad democr¨¢tica en fuerte erosi¨®n.
Queda la UE. ?Cu¨¢l es su deseo oculto? Dif¨ªcil decirlo. No porque tengamos una catadura moral superior a los dem¨¢s, sino porque tenemos 27 puntos de vista diferentes, en fatigoso proceso de armonizaci¨®n. Se ha logrado una reacci¨®n unitaria y bastante eficaz a la agresi¨®n rusa. Vamos elaborando la reflexi¨®n sobre c¨®mo interactuar con China y, en definitiva, d¨®nde situarnos en el tablero global. Hemos dado pasos adelante, pero todav¨ªa estamos lejos de tener una aut¨¦ntica visi¨®n estrat¨¦gica compartida. Por tanto, tampoco tenemos deseos ocultos que puedan ser definidos.
Tienen raz¨®n quienes dicen que no es sabio polarizar el mundo entre un bloque de democracias y otro de autocracias de forma radical. Es necesaria y posible la cooperaci¨®n en multitud de asuntos, y una confrontaci¨®n ideol¨®gica miope quemar¨ªa un precioso espacio de colaboraci¨®n pragm¨¢tica que no tiene por qu¨¦ desaparecer. Incluso en cuestiones como la guerra de Ucrania se puede y se debe dialogar, en b¨²squeda de soluciones, con quienes ¨Daunque sean reg¨ªmenes autoritarios¨D reconocen elementos b¨¢sicos del derecho internacional como la soberan¨ªa e integridad territorial de los Estados.
Pero precisamente ese valor, el derecho internacional, m¨¢s all¨¢ de una contraposici¨®n maniquea de democracias y reg¨ªmenes, es lo que exhorta a una gran prudencia y un enorme escepticismo ante Rusia, flagrante violador, y China, no solo represora en casa, sino adem¨¢s asertiva en l¨ªmites preocupantes en aguas disputadas. Ambas abogan por un cambio de orden internacional que asusta al querer relativizar los derechos humanos. Todo esto no puede obviarse. Por supuesto, EE UU y otros pa¨ªses occidentales acumulan graves atropellos de la legalidad internacional en el pasado. Los errores del pasado merecen todo el reproche, pero no una especie de tolerancia de compensaci¨®n presente para nuevos atropellos. Por ello, sin ni siquiera entrar en las oscuridades nacionales de la autocracia represora de Putin, se hace muy dif¨ªcil sentarse a negociar una paz mientras el Kremlin ocupa militarmente una parte todav¨ªa muy grande de Ucrania y los agredidos siguen queriendo luchar para echar al invasor. Obtener un premio de ese calado a trav¨¦s de la fuerza bruta ser¨ªa un antecedente peligros¨ªsimo para todo el mundo. Por ello, quiz¨¢ sea demasiado pronto. Eso, quiz¨¢, sea lo que diferencia la iniciativa muy esc¨¦nica de Lula de los planteamientos m¨¢s discretos de otros.