De Natalia Ginzburg y Giorgia Meloni
En Italia emerge el espectro de la islamofobia. Hay que vigilar de forma implacable. El pasado retratado por la escritora, el recuerdo del origen de la Rep¨²blica, es de ayuda
Citaba Manuel Jabois en su columna de opini¨®n de esta semana una extraordinaria an¨¦cdota de L¨¦xico Familiar, de Natalia Ginzburg, que recuerda la rocambolesca fuga a nado a trav¨¦s de un r¨ªo, con el abrigo puesto, de uno de sus hermanos, detenido con propaganda antifascista cerca de la frontera italo-suiza, en el marco de la terrible deriva del r¨¦gimen de Mussolini y en v¨ªsperas del horror de la guerra y el Holocausto. Ven¨ªa muy a cuento la an¨¦cdota de Ginzburg en esa columna, y viene tambi¨¦n muy a cuento su libro para reflexionar sobre la Italia y la Europa de hoy.
L¨¦xico familiar no es solo la historia de la familia de la autora. Al trasluz, se ve la infame Italia fascista y el nacimiento de una nueva Italia, sin duda manchada de oscuridades, pero tambi¨¦n portadora de luces admirables. Aparecen en ese universo estrellas inspiradoras. El marido de Natalia, Leone, gran fuerza motriz antifascista, muerto en una c¨¢rcel tras ser torturado por los nazis; el padre, de car¨¢cter brusco, pero cient¨ªfico maestro de tres futuros premios Nobel (Rita Levi-Montalcini, Renato Dulbecco y Salvatore Luria); Cesare Pavese, faro literario para tantos; editores ilustrados (Einaudi), grandes industriales (Olivetti), partisanos y pol¨ªticos relevantes conocidos todav¨ªa con pantal¨®n corto (Giancarlo Pajetta) o ya de adultos (Filippo Turati) y mucho m¨¢s de ese n¨²cleo que fue parte esencial de la fundaci¨®n de la Italia democr¨¢tica, republicana, antifascista, moderna y europe¨ªsta.
El libro viene a cuento para recordar de d¨®nde venimos y ayudar en la tarea de vigilancia ante las actuales vicisitudes pol¨ªticas. Es est¨¦ril el debate acerca de si el principal partido en el poder en Italia hoy ¡ªFratelli d¡¯Italia, dirigido por la primera ministra Giorgia Meloni¡ª debe ser definido como posfascista o con otros prefijos que lo conecten a esa experiencia pasada. Estamos ante una realidad nueva, propia del siglo XXI, con caracter¨ªsticas originales. Y lo ¨²nico que importa es vigilar objetivamente lo que ocurre. De momento, la coalici¨®n en el poder no ha emprendido maniobras significativas de erosi¨®n de la democracia, no ha impulsado rupturas eur¨®fobas o aprobado medidas socialmente retr¨®gradas de calado desgarrador. Pero, en estos d¨ªas, ha aflorado el espectro de un reflejo terrible, que de alguna manera conecta con ese turbio pasado, con declaraciones de un ministro que sostuvo que no se puede ¡°ceder a la idea de la sustituci¨®n ¨¦tnica¡±. ¡°Son palabras que tienen el sabor del supremacismo blanco, nos retrotraen a los a?os treinta¡±, dijo la l¨ªder opositora, Elly Schlein. Los a?os de la primera parte de L¨¦xico familiar.
Se pueden montar contorsionismos ret¨®ricos de defensa de ese tipo de declaraciones, sostener que no implican racismo. Pero cualquier mente racional y honrada ve perfectamente su peligro y el monstruo que alimenta. Hoy, permanecen execrables bolsas de antisemitismo en Europa. Pero m¨¢s extendida e inquietante es otra pulsi¨®n que es la que est¨¢ detr¨¢s de esa pol¨ªtica y que tiene un nombre muy claro: islamofobia.
En plena tensi¨®n por el resurgir de las llegadas irregulares de inmigrantes, aflora en Italia ese discurso con sabor a Zemmour y del que no parece muy alejado el ideario de Vox y otros partidos similares. Hay que cortarlo en seco, y la UE tiene un papel clave. En el caso de Italia, la UE ejerce un claro influjo moderador por la v¨ªa de las palancas econ¨®micas, con una Roma consciente de que no puede permitirse salidas que perjudiquen el apoyo de Bruselas y Fr¨¢ncfort. Esa influencia de contenci¨®n debe ser proyectada sin duda al ¨¢rea migratoria e identitaria. El problema es que el PPE se halla en plena maniobra para normalizar las relaciones con la ultraderecha, o al menos con los segmentos aparentemente m¨¢s aseados de ella.
Dante, el gran poeta cristiano, no tuvo ninguna duda en incluir a los musulmanes Averroes y Avicena en ese lugar m¨¢gico que crea para los magn¨¢nimos en el IV del Inferno y que tanto amaba Borges, cuya patria fue destino de multitud de italianos en esas d¨¦cadas en las que emigraban en masa hacia tantos pa¨ªses, sin papeles. Hay pasado del que aprender, la UE es eso, y conviene mantener vivo el ejercicio.
Adem¨¢s de la an¨¦cdota recordada por Jabois, hay otras extraordinarias en L¨¦xico familiar. En una de ellas, Natalia Ginzburg recuerda las horas posteriores al arresto de Leone en una tipograf¨ªa clandestina. El angustioso paso del tiempo en la casa de Roma, cerca de Piazza Bologna, con los ni?os, sin que se produzca el regreso del marido, un vac¨ªo que va confirmando los peores presagios. Hasta que lleg¨® ah¨ª Adriano Olivetti, para decirle que marchara inmediatamente, que no estaba segura en ese piso. ¡°Recordar¨¦ siempre, toda la vida, el gran confort que prob¨¦ al ver delante de m¨ª, esa ma?ana, esa figura (...) recordar¨¦ siempre su espalda curva para recoger, en las habitaciones, nuestra ropa esparcida, los zapatos de los ni?os, con gestos de bondad humilde, piadosa y paciente¡±, escribe Ginzburg. Esa mera espalda curva es un t¨®tem inolvidable de la ayuda a los perseguidos injustamente, por ser antifascistas, jud¨ªos u otras causas. A?os antes, Adriano Olivetti hab¨ªa ayudado a poner a salvo a Filippo Turati.
El hermano de Natalia Ginzburg tuvo que nadar en un r¨ªo huyendo de una dictadura. Hoy tambi¨¦n los hay que se mojan huyendo de dictaduras, guerras y racismo (si son ucranios ¡ªblancos y de ra¨ªz cristiana¡ª no hay problema; lo hay con aquellos que llevan otra tez y fe). Otros huyen simplemente de la miseria. Nadie dice que sea f¨¢cil gestionar ni lo primero ni lo segundo, que tienen caracter¨ªsticas diferentes. Pero en cualquier caso, ciertos discursos no son parte de la soluci¨®n, sino de un problema que puede alimentar derivas monstruosas. Ev¨ªtense.
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