Las tortas
Prefiero la pol¨ªtica que habla del pan, de la vida de la gente, de la hogaza sacada del horno y repartida entre los que se sientan a comer en una misma mesa
Como soy goloso y agradezco desde ni?o el regalo dulce de In¨¦s Rosales, nunca me he sentido c¨®modo con el refranero cuando repite eso de ¡°A falta de pan, buenas son tortas¡±. Respeto la sabidur¨ªa de Gonzalo Correas en su Vocabulario de refranes (1627) y s¨¦ que en la Espa?a medieval el pan se hac¨ªa con buena harina de trigo y levadura, mientras que las tortas se aplastaban para que la falta de calidad de sus ingredientes resistiese mejor el paso del tiempo. Pero uno carga con la harina materna de su experiencia, as¨ª que siempre he preferido las tortas de aceite In¨¦s Rosales, o las tortas dorm¨ªas de la sierra de Segura, frente al pan, pan, aunque admito las dudas cuando se habla del vino, vino. El caso es que mi condici¨®n de goloso me ha hecho estar m¨¢s interesado de la cuenta en los matices del pan y las tortas. Prefiero las tortas.
Pero con los truenos y rayos de algunos debates pol¨ªticos, las prioridades cambian. Prefiero el pan a las tortas. Renuncio a los sabores dulces de mi intimidad en favor de la convivencia colectiva. Es triste que la falta de miga social quiera ocultarse con insultos y bofetadas. Por ese camino hasta los responsables de protocolo van a acabar dedic¨¢ndose a la lucha armada con actitudes parecidas a los peores custodios de discoteca.
Prefiero la pol¨ªtica que habla del pan, de la vida de la gente, de la hogaza sacada del horno y repartida entre los que se sientan a comer en una misma mesa. Es demasiado amarga la pol¨ªtica que confunde la verdad con la agresividad, el vino con la mala borrachera, el patriotismo con la barba de los talibanes, la militancia con el desprecio al adversario, el respeto a la justicia con la fiscalizaci¨®n judicial de las decisiones pol¨ªticas. Por ese camino acabaremos haciendo un pan como unas hostias.
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