Gratitud al exilio
La oficializaci¨®n del 8 de mayo como D¨ªa del Exilio mejora la calidad democr¨¢tica del Estado en relaci¨®n con un pasado traum¨¢tico
Ayer lunes se conmemor¨® en Collioure y Argel¨¨s-sur-mer, en Francia, el D¨ªa de Recuerdo y Homenaje que establece por primera vez con car¨¢cter oficial la Ley de Memoria Democr¨¢tica con diversos actos en recuerdo de quienes salieron de Espa?a empujados por la derrota republicana de 1939 ante las tropas franquistas y a la vez por la represi¨®n desatada por un r¨¦gimen que hizo de la violencia de Estado una de sus se?as de identidad. No es el primer a?o en que se celebra ni es la primera vez que un jefe de Gobierno rinde homenaje al exilio: lo hizo el propio ...
Ayer lunes se conmemor¨® en Collioure y Argel¨¨s-sur-mer, en Francia, el D¨ªa de Recuerdo y Homenaje que establece por primera vez con car¨¢cter oficial la Ley de Memoria Democr¨¢tica con diversos actos en recuerdo de quienes salieron de Espa?a empujados por la derrota republicana de 1939 ante las tropas franquistas y a la vez por la represi¨®n desatada por un r¨¦gimen que hizo de la violencia de Estado una de sus se?as de identidad. No es el primer a?o en que se celebra ni es la primera vez que un jefe de Gobierno rinde homenaje al exilio: lo hizo el propio Pedro S¨¢nchez en 2019 ante la tumba de Antonio Machado en el cementerio de Collioure.
S¨ª es la primera vez que el homenaje se acoge a una ley que establece el 8 de mayo como d¨ªa oficial del exilio y parte central de la deuda democr¨¢tica con los derrotados que huyeron para salvar sus vidas, tanto si regresaron con los a?os como si no lo hicieron. Solo desde la plenitud del reconocimiento del medio mill¨®n de espa?oles que lo padecieron cabe abrir la mirada hacia la diversidad de una experiencia que fue plural por definici¨®n y que incluy¨® una inmensa variedad de peripecias biogr¨¢ficas: no fue lo mismo el exilio de los combatientes que cambiaron los campos de batalla espa?oles por los de Europa, y mantuvieron en ellos la lucha contra el fascismo y el nazismo, que el exilio de quienes huyeron a pie por la frontera francesa en condiciones de precariedad dram¨¢ticas.
Hoy los exiliados no son sujetos desconocidos ni nadie se asombra de que un instituto o una biblioteca lleve el nombre de uno de ellos ¡ªde Mar¨ªa Zambrano o Luis Cernuda, de Arturo Barea o Juan Ram¨®n Jim¨¦nez¡ª. Tampoco es ya extra?o que parad¨®jicamente la mayor¨ªa de la poblaci¨®n ignore sin querer la cualidad de exiliado de un escritor, un pintor, un arquitecto o un escultor. Algunos no sabr¨¢n que algunos de ellos no regresaron hasta despu¨¦s de la muerte de Franco y que muchos otros pudieron volver antes de la desaparici¨®n f¨ªsica del dictador. No hay una experiencia t¨ªpica o mod¨¦lica de buen exiliado y algunos, e incluso mucho de ellos, lograron rehacer sus vidas lejos de la tierra quemada que el franquismo impuso como pol¨ªtica de Estado. Volver del exilio y regresar de inmediato al exilio fue una experiencia tan com¨²n como l¨®gica para quienes lograron rehacer sus vidas lejos de la dictadura franquista.
El reconocimiento por ley de un D¨ªa del Exilio eleva la calidad democr¨¢tica de un Estado al incorporar a ese d¨ªa a todos los exilios: el de los combatientes, el de los derrotados incurablemente atrapados en la nostalgia y el de quienes supieron rehacer sus vidas fuera de Espa?a en territorios libres como M¨¦xico, como Francia, como Reino Unido, como Italia o como Estados Unidos. La raz¨®n democr¨¢tica cuaja en la identificaci¨®n minuciosa y agradecida de cada una de esas experiencias. De hecho, lo que m¨¢s se parece a la pluralidad de vidas que engendraron la derrota y el exilio es la pluralidad de la actual Espa?a democr¨¢tica.