El retorno literario del exilio espa?ol
Nuevos libros sobre la gran expatriaci¨®n espa?ola del siglo XX y la lucha desde el interior contra el franquismo analizan sus protagonistas y divisiones
El exilio es una cicatriz sin la que no se puede comprender la historia de Espa?a en el siglo XX, por su duraci¨®n, cuatro d¨¦cadas, y por su hondura, desde el medio mill¨®n de personas que pasaron la frontera con Francia en 1939, en condiciones infrahumanas, aunque dos tercios regresaron en los meses siguientes, hasta los intelectuales y cient¨ªficos que enriquecieron las universidades americanas. Nuevos libros publicados en las ¨²ltimas semanas ponen el foco en sus diferentes protagonistas y aspectos, en unos d¨ªas en que el Gobierno, a trav¨¦s de la Secretar¨ªa de Estado de Memoria Democr¨¢tica, ha insistido en que tiene la intenci¨®n de establecer por ley que cada a?o, en la primera semana de mayo, se homenajee a los exiliados.
De la influencia de aquellos hombres y mujeres en el r¨¦gimen constitucional actual, lo que puede extra?ar por su lejan¨ªa en el tiempo, trata el libro Exilio republicano y pluralismo nacional (Marcial Pons), de Ram¨®n Villares, catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea de la Universidad de Santiago de Compostela. Villares recorre el periodo desde 1936, ¡°con las primeras huidas¡±, escribe, hasta 1982. En su ensayo defiende que ¡°la contribuci¨®n del exilio a la democracia espa?ola fue muy superior a la que se piensa (a veces, incluso desde la propia mirada de los exiliados), en dos cuestiones: organizaci¨®n territorial y democracia pol¨ªtica¡±, dice por correo electr¨®nico. ¡°Su europe¨ªsmo y el reconocimiento del pluralismo nacional los acabaron adoptando la lucha antifranquista del interior¡±, sostiene.
El volumen recoge los sucesivos giros en sus aspiraciones de los que aguardaban fuera, obligados por los hechos. El deseo del retorno r¨¢pido al ¡°para¨ªso perdido¡±, encabezado por Gobierno de la Rep¨²blica en el exilio en M¨¦xico, con Jos¨¦ Giral, se esfum¨® por una combinaci¨®n de factores: ¡°La Guerra Fr¨ªa, la divisi¨®n de los exiliados, la resistencia del r¨¦gimen de Franco y la realpolitik de las democracias occidentales¡±. La puntilla la dio Franco con su reuni¨®n con don Juan ¡ªentonces heredero del trono que hab¨ªa abandonado Alfonso XIII¡ª, en el yate Azor, en el verano de 1948. ¡°Dividi¨® a los mon¨¢rquicos y debilit¨® al republicanismo¡±, a?ade Villares. Mientras, ¡°los nacionalismos perif¨¦ricos, vascos, catalanes y gallegos¡±, tuvieron que rebajar su aspiraci¨®n ¡°de una rep¨²blica ib¨¦rica y federal al autonomismo¡±.
Con el franquismo estabilizado, los esfuerzos de los exiliados se dirigieron a ¡°la reconciliaci¨®n de vencedores y vencidos, y a la transferencia al interior del protagonismo de la oposici¨®n a la dictadura¡±. Esa evoluci¨®n tuvo como parteaguas el Congreso de M¨²nich de junio de 1962, ¡°el contubernio¡±, para el franquismo, la reuni¨®n de distintas familias contrarias al franquismo, que sirvi¨® para sellar ¡°la uni¨®n del exilio con el interior¡± y, m¨¢s importante, como pronunci¨® en su discurso el liberal Salvador de Madariaga: ¡°La Guerra Civil termin¨® en M¨²nich¡±. Espa?a era otra, una sociedad extra?a para los que empiezan a regresar, como le sucede al escritor Max Aub en 1969: ¡°He venido, pero no he vuelto¡±, escribi¨®.
El an¨¢lisis de Villares desemboca en ¡°la soluci¨®n auton¨®mica¡± de la Transici¨®n, con sus debates sobre naci¨®n, nacionalidades y regiones, ¡°una gestaci¨®n menos improvisada de lo que por com¨²n se supone¡±, se?ala. ¡°El esfuerzo de los partidos fue alcanzar un acuerdo de m¨ªnimos¡±, apunta, y pone el foco en la influencia de los nacionalismos perif¨¦ricos para ¡°que toda la oposici¨®n asumiera el pluralismo nacional¡±. Diferencias l¨¦xicas y de criterio que quedaron subsumidas, no sin ambig¨¹edades, en la Constituci¨®n de 1978. Villares observa que el nacionalismo vasco la acept¨® ¡°como camino a la independencia¡±. ?Es hoy el exilio un cap¨ªtulo cerrado? Este historiador considera que ¡°las heridas que quedan son pol¨ªticas y morales, en el sentido de que los que se fueron puedan sentirse algo traicionados por la democracia¡±.
El socialismo clandestino
Del exilio interior, en concreto el que sufrieron los socialistas, se ocupa Gutmaro G¨®mez Bravo, doctor en Historia de la Universidad Complutense, en Hombres sin nombre (C¨¢tedra), donde describe con minuciosidad y abundante documentaci¨®n (cartas, actas de reuniones, informes policiales¡) la continua lucha del PSOE por su reconstrucci¨®n, con su terrible factura de ¡°apresados, torturados, encarcelados y fusilados¡±. Es una historia, sobre todo, ¡°de gente corriente que llevaba una doble vida y siguen siendo hoy casi desconocidos¡±, escribe el tambi¨¦n director del Grupo de Investigaci¨®n Complutense de la Guerra Civil y el Franquismo. G¨®mez Bravo subraya que fueron ¡°las c¨¢rceles y los campos de concentraci¨®n el espacio central y motor¡± donde se fraguaron los esfuerzos por mantener el partido.
El t¨ªtulo del libro se refiere al nombre que se dieron esos grupos clandestinos ¡°a partir de 1946¡å. ¡°Estaban muy verdes porque ven¨ªan de ser un partido de masas y ahora tienen que ocultarse¡±. Se empiezan a reunir en caf¨¦s, bares y talleres para ayudar a las familias de los presos y mantener el contacto con el exterior. Tras la derrota en la Guerra Civil, los socialistas se hab¨ªan dividido entre los seguidores de Juan Negr¨ªn, que estaba en el exilio, y los de Juli¨¢n Besteiro, que muri¨® en prisi¨®n.
El autor muestra ¡°la persecuci¨®n implacable¡± del franquismo. De los 99 diputados del PSOE tras las elecciones de 1936, 33 fueron ejecutados. G¨®mez Bravo recupera las angustiadas cartas que enviaron a sus familias los que sab¨ªan que les quedaban unas horas de vida, como Am¨®s Acero, alcalde de Vallecas. De las operaciones para desarticular a estos grupos destaca la de 1953, cuando se practicaron m¨¢s de 50 registros en el pa¨ªs. Estas actuaciones sol¨ªan desencadenarse por delaciones. El historiador recoge el testimonio del secretario general socialista en Francia en 1963, Rodolfo Llopis, quien tras unas detenciones ¨Dcomo la del cr¨ªtico de cine ?ngel Fern¨¢ndez-Santos o el fil¨®sofo Jos¨¦ Luis Escohotado¨D las atribuye a las relaciones con los comunistas, ¡°como el joven detenido d¨ªas antes, Fernando S¨¢nchez Drag¨®, que los delat¨®¡±. En el fondo, dice el historiador, hab¨ªa ¡°un conflicto generacional y de poder con la direcci¨®n socialista, que estaba en Francia, una gran tensi¨®n¡±.
Con esta investigaci¨®n, G¨®mez Bravo quiere ¡°desmitificar el discurso transmitido por la direcci¨®n socialista del exilio, que rara vez inclu¨ªa la contribuci¨®n¡± de los que estaban dentro en la lucha contra Franco. Y tambi¨¦n que la principal oposici¨®n al franquismo la hiciera el PCE. ¡°Esa idea tiene m¨¢s que ver con historiadores de la Transici¨®n. El PSOE hizo oposici¨®n toda la dictadura porque ten¨ªa la estructura y militancia para ello¡±. Su estudio llega hasta 1970, a?o en que ¡°alcanzan puestos principales en el PSOE profesionales liberales y j¨®venes intelectuales, y se abre un nuevo ciclo, con nombres como Felipe Gonz¨¢lez y Alfonso Guerra, con una percepci¨®n distinta de la realidad que les llevar¨¢ finalmente al poder¡±.
Poes¨ªa para no olvidar
La antolog¨ªa 'Memoria del olvido' (Visor), presentada en el Instituto Cervantes el 7 de mayo, compilada por Jos¨¦-Ram¨®n L¨®pez Garc¨ªa, re¨²ne en sus 1.046 p¨¢ginas poemas de 44 escritores del exilio. Hay voces consagradas y otras casi desconocidas. El libro se abre con el ¨²ltimo verso que escribi¨® Antonio Machado, el c¨¦lebre alejandrino ¡°Estos d¨ªas azules y este sol de la infancia¡±. Desde ah¨ª, con un criterio cronol¨®gico, L¨®pez Garc¨ªa ha agrupado los poemas por temas, como la retirada tras el fin de la contienda, o la que, con el t¨ªtulo de 'La guerra no ha terminado', habla de c¨®mo ¡°los exiliados pasaron a una guerra europea, en la que militaron¡±, dijo en la presentaci¨®n. ¡°Tambi¨¦n hay una secci¨®n sobre la nueva relaci¨®n que establecieron los espa?oles con las antiguas colonias¡±. Mientras que 'Los dioses en el exilio' se centra en ¡°la religiosidad de numerosos autores, muy distinta del nacionalcatolicismo¡±. Por supuesto, est¨¢n los versos del dolor por la ausencia de la patria, y la antolog¨ªa se cierra con poemas sobre ¡°el exilio heredado, por aquellos que lo vivieron de ni?os o que incluso nacieron fuera de Espa?a¡±. Entre los escogidos, Manuel Altolaguirre, Rafael Alberti, Max Aub, Jos¨¦ Bergam¨ªn, Luis Cernuda, Rosa Chacel, Ernestina de Champourcin, Jorge Guill¨¦n, Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, Le¨®n Felipe, Mar¨ªa Zambrano...
Babelia
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