Noche de la victoria
La guerra supone el triunfo m¨¢s aplastante del c¨¢lculo racional fr¨ªo sobre el instinto moral y, al mismo tiempo, implica su mayor derrota. Lo vemos en Bajmut
Lo central en la pol¨ªtica europea es lo que ocurre en la periferia: Ucrania. Ah¨ª no se libra una guerra entre dos ej¨¦rcitos, sino entre dos esp¨ªritus: el del miedo, que anima a los sistemas desp¨®ticos, seg¨²n Montesquieu, y el de la emancipaci¨®n, propio de las democracias.
?Est¨¢ justificado por eso que Ucrania ataque territorio ruso? Si es para destruir redes de abastecimiento de las tropas rusas o dep¨®sitos de combustible, parece que s¨ª; pero para acabar con el cerebro, o los ide¨®logos de la masacre, parece que no. ?D¨®nde est¨¢ el l¨ªmite de la violencia aceptable?
Una invasi¨®n cambia las normas del juego. Comentando la fracasada conquista de Rusia por parte del imbatible ej¨¦rcito napole¨®nico, Tolst¨®i dice que las tornas cambiaron cuando los rusos reescribieron las reglas: dejaron de considerar la guerra como un choque de esgrima entre virtuosos maestros y reemplazaron la espada por el garrote. En lugar de las majestuosas batallas a campo abierto, los rusos optaron por las emboscadas, triqui?uelas y otras artima?as de la guerra de guerrillas que salvaron al pa¨ªs, como antes a Espa?a. Se trata de maximizar las p¨¦rdidas del enemigo y minimizar las propias.
La guerra supone as¨ª el triunfo m¨¢s aplastante del c¨¢lculo racional fr¨ªo sobre el instinto moral. Pero, al mismo tiempo, implica su mayor derrota. Lo vemos en Bajmut. Desde el punto de vista estrat¨¦gico, no tiene sentido que Rusia haya sacrificado decenas de miles de soldados para intentar que la toma de una plaza de escasa importancia coincidiera con la conmemoraci¨®n hoy del D¨ªa de la Victoria frente a los nazis. Tampoco para los ucranios tiene valor m¨¢s all¨¢ de lo simb¨®lico, raz¨®n por la cual algunos aliados instan a Zelenski a que ceda en Bajmut.
Sin embargo, los s¨ªmbolos irracionales pueden ser transformadores. La batalla m¨¢s improbable de la Segunda Guerra Mundial, Stalingrado, se convirti¨® en la m¨¢s decisiva. Si la ciudad se hubiera llamado Volgogrado, ni alemanes ni rusos se habr¨ªan empe?ado tanto en controlarla y quiz¨¢s el destino de la guerra podr¨ªa haber sido distinto. Pero, al haber sido rebautizada con el nombre del l¨ªder ruso unos a?os atr¨¢s, ambos bandos invirtieron todas las tropas y armas disponibles. Y, exhaustos los recursos, el esp¨ªritu de liberaci¨®n del pueblo invadido se impuso al del invasor.
La emancipaci¨®n vence al miedo. Rusia deber¨ªa saberlo. @VictorLapuente
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