Volantazo en Chile
La victoria de la ultraderecha dificulta gravemente una renovaci¨®n profunda de la Constituci¨®n de Pinochet
Las elecciones del domingo en Chile han dado la vuelta al escenario pol¨ªtico, justo el a?o en que el pa¨ªs conmemorar¨¢ los 50 a?os del golpe de Estado del dictador Augusto Pinochet en 1973. El Partido Republicano de la extrema derecha ha obtenido un triunfo rotundo en la elecci¨®n del Consejo que deber¨¢ a partir del 7 de junio redactar la propuesta de Constituci¨®n que supere la emanada de la dictadura, redactada en 1980, y sometida a 63 reformas en democracia. La formaci¨®n de Jos¨¦ Antonio Kast, el candidato que perdi¨® en segunda vuelta frente al presidente Gabriel Boric, ha batido un r¨¦cord al transformarse en el partido pol¨ªtico m¨¢s votado en unas elecciones desde 1990, cuando Pinochet dej¨® el poder, con cerca de tres millones y medio de votos en unos comicios de car¨¢cter obligatorio. Las grandes masas de electores, que no han votado tradicionalmente, han salido a ejercer su derecho en favor de una fuerza pol¨ªtica nueva, que ha crecido gracias a un discurso basado en el orden, el control de la inmigraci¨®n y la defensa de la patria: el engrudo cl¨¢sico del nacionalpopulismo de la extrema derecha. El resultado ha conducido al partido de Kast hasta los 23 esca?os, casi la mitad del Consejo.
Chile ha vivido este domingo una cruel paradoja: quienes se negaron durante d¨¦cadas a la posibilidad de un cambio constitucional tienen hoy todo el espacio imaginable para escribir la nueva propuesta que ser¨¢ sometida a plebiscito el pr¨®ximo diciembre. Junto a la derecha tradicional, que ha quedado disminuida y tensionada frente a la marea del Partido Republicano, consiguen hasta 34 esca?os. Este n¨²mero de representantes, en un ¨®rgano de 50 asientos, les permite proponer, modificar y aprobar las normas que deseen porque sobrepasan holgadamente los tres quintos de qu¨®rum. Con esta alta representaci¨®n, las derechas podr¨ªan incluso rechazar las propuestas de mejora que un equipo de expertos haga al texto del Consejo Constitucional, la ¨²ltima instancia de actuaci¨®n en el ¨®rgano. Es de esperar que en ellos prime la cordura y la voluntad de acuerdo, principios b¨¢sicos para sacar adelante una Constituci¨®n y evitar el fiasco que padeci¨® el anterior proyecto, rechazado por una amplia mayor¨ªa (62%) el a?o pasado.
El Gobierno de Boric, las izquierdas y el progresismo han sufrido una derrota contundente. La lista oficialista se ha quedado apenas con 16 esca?os en el consejo, con lo que ni siquiera tendr¨¢ los dos quintos que otorgan poder de veto en la elaboraci¨®n de la nueva Constituci¨®n. El centroizquierda, pr¨¢cticamente, ha desaparecido. Pero ante este viraje hist¨®rico, en Chile todav¨ªa no se escuchan autocr¨ªticas profundas de parte del progresismo. El resultado traduce el efecto de haber dejado un amplio espacio vac¨ªo por parte de las fuerzas que dicen representar a los sectores populares y m¨¢s pobres para que la derecha extrema haya logrado atraer a grandes masas de la poblaci¨®n. El Gobierno de Boric intentar¨¢ mantener firme el tim¨®n, como avanz¨® a EL PA?S su portavoz, la comunista Camila Vallejo, porque quedan casi tres a?os de mandato por delante: ¡°El Gobierno de Chile no torcer¨¢ su direcci¨®n sean cuales sean los resultados¡±, asegur¨® pocas horas antes de la elecci¨®n. Pero el oficialismo chileno, con todas las izquierdas, incluida la moderada y la centrista, deber¨¢ realizar un an¨¢lisis profundo de lo que ha provocado un resultado tan contrario a sus propios prop¨®sitos y a quienes llevaron a Gabriel Boric al palacio de La Moneda.
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