La reuni¨®n del G-7
Los l¨ªderes reclaman a China el fin de sus pr¨¢cticas de coacci¨®n econ¨®mica para asegurar una relaci¨®n constructiva
Los 40 folios del comunicado final de la cumbre del G-7 y la amplitud de los asuntos que aborda son un s¨ªntoma claro del empuje que los pa¨ªses reunidos ¡ªEstados Unidos, Jap¨®n, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canad¨¢ (a los que se a?ade la representaci¨®n de la UE)¡ª, m¨¢s los invitados no alineados, como India, Brasil e Indonesia, han querido dar a esta reuni¨®n ...
Los 40 folios del comunicado final de la cumbre del G-7 y la amplitud de los asuntos que aborda son un s¨ªntoma claro del empuje que los pa¨ªses reunidos ¡ªEstados Unidos, Jap¨®n, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canad¨¢ (a los que se a?ade la representaci¨®n de la UE)¡ª, m¨¢s los invitados no alineados, como India, Brasil e Indonesia, han querido dar a esta reuni¨®n ante la grave amenaza a la paz global que significa el ataque ruso a Ucrania y el papel de China en la nueva configuraci¨®n de las relaciones internacionales. En buena medida, el eje de la cumbre ha estado en la exigencia a Pek¨ªn de presionar a Vlad¨ªmir Putin para frenar su ataque y retirar las tropas de las zonas ocupadas. El llamamiento se hizo desde un lugar de memoria cargado de simbolismo tr¨¢gico, Hiroshima, la ciudad que vivi¨® el primer estallido nuclear de la historia, pero esta vez funcionaba sobre todo como admonici¨®n contra las amenazas que el Kremlin ha diseminado sobre un posible ataque nuclear.
La invitaci¨®n a Volod¨ªmir Zelenski para acudir a Hiroshima materializa el rotundo apoyo que el G-7 presta a Ucrania, y pudo escuchar de viva voz el compromiso de un apoyo sin l¨ªmite temporal hasta conseguir una paz justa y duradera. La expresi¨®n m¨¢s directa de esa solidaridad fue la aprobaci¨®n del plan para dotar a la fuerza a¨¦rea ucrania de cazas F-16 de fabricaci¨®n estadounidense, adem¨¢s de otros 375 millones de d¨®lares (unos 347 millones de euros) en ayuda militar. La medida no es de ejecuci¨®n inmediata, dado que har¨¢ falta adiestrar a los pilotos en los pr¨®ximos meses, una vez obtenida la seguridad por parte de Joe Biden de que Zelenski no usar¨¢ los cazas contra territorio ruso. La solidez de la alianza euroatl¨¢ntica sale reforzada tambi¨¦n con una nueva tanda de sanciones contra Rusia, en material tecnol¨®gico de uso militar y en el comercio de diamantes que financia la guerra.
Es notable el refuerzo de la diplomacia ucrania y de la figura de Zelenski, primero con el ¨¦xito de su gira europea, luego su admonici¨®n ante la Liga ?rabe en Riad y finalmente su papel en el G-7 en Jap¨®n, acompa?ado del encuentro bilateral con Narendra Modi, aunque inexplicablemente no con Luiz In¨¢cio Lula da Silva, que ignoraba la invitaci¨®n a Zelenski a Hiroshima en la ma?ana del domingo. Para el Kremlin es, en cualquier caso, un rev¨¦s diplom¨¢tico que en ning¨²n aspecto queda compensado por el anuncio de la p¨ªrrica victoria de las tropas de Wagner en Bajmut, ciudad de valor m¨¢s simb¨®lico que estrat¨¦gico, donde Rusia asegura haber tomado posesi¨®n de lo que apenas es ya un campo de ruinas (y pese a que Zelenski cuestion¨® la ca¨ªda de Bajmut este mismo domingo).
La preocupaci¨®n m¨¢s inmediata de la cumbre ha sido la guerra de Putin, pero la m¨¢s estrat¨¦gica se centra en el papel de China y en la organizaci¨®n de sus relaciones con la extensa alianza euroatl¨¢ntica e indopac¨ªfica, sin que la primera superpotencia asi¨¢tica se sienta cercada ni agredida en su potencial de crecimiento econ¨®mico. El G-7 ha tendido la mano a China para reconstruir las relaciones en el terreno comercial, pero sobre todo del medio ambiente, la estabilidad macroecon¨®mica y la sostenibilidad de la deuda. No se postula desconexi¨®n alguna, sino una l¨®gica limitaci¨®n de riesgos, y en todo caso un reconocimiento del inter¨¦s global en el progreso de China. Tampoco deben caer en saco roto las palabras del secretario general de Naciones Unidas, Ant¨®nio Guterres, que exige la reforma del Consejo de Seguridad y de las instituciones financieras construidas en 1945, una urgencia desatendida que est¨¢ en el origen del divorcio entre el llamado sur global y los pa¨ªses m¨¢s desarrollados.
Una clara inspiraci¨®n europea ha permeado la cumbre en algunos puntos concretos ¡ªentre ellos, el rotundo compromiso con la igualdad de g¨¦nero y los derechos LGTBI del documento de conclusiones¡ª y ha prevalecido sobre las posiciones de Washington expresadas en los ¨²ltimos meses. De hecho, la cumbre ha mandado un mensaje de b¨²squeda de sinton¨ªa con los pa¨ªses del sur global frente a la ret¨®rica m¨¢s beligerante. El objetivo es recuperar los beneficios de la globalizaci¨®n econ¨®mica, en la que las interdependencias con China son imprescindibles, pero a la vez requieren de vigilancia. De ah¨ª las advertencias dirigidas a Pek¨ªn, a quien se exigen condiciones de juego limpio en el comercio internacional, limitaci¨®n de las pol¨ªticas distorsionadoras del mercado global, vigilancia sobre las transferencias ileg¨ªtimas de tecnolog¨ªa y datos y eliminaci¨®n de la coerci¨®n econ¨®mica motivadas por razones pol¨ªticas. El G-7 tambi¨¦n manda a Pek¨ªn un mensaje contundente y extenso en reproches. Preocupa la constante presi¨®n en las aguas de los mares Oriental y Meridional de China, con la que Pek¨ªn pretende hacerse con las islas japonesas de Senkaku, y construye instalaciones militares sobre pe?ascos y atolones de soberan¨ªa ajena, no reconoce la Convenci¨®n de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar y desatiende la sentencia arbitral de un tribunal internacional de 2016 en favor de Filipinas en el contencioso sobre dos archipi¨¦lagos.
El n¨²cleo m¨¢s amargo y peligroso es la disputa sobre Taiw¨¢n, en la que Washington tambi¨¦n confluye con la posici¨®n europea, al reiterar la vigencia del statu quo, la pol¨ªtica de una sola China, la afirmaci¨®n de las salidas pac¨ªficas y la condena a soluciones unilaterales. Pek¨ªn tampoco se ha ahorrado la reprimenda sobre la lamentable situaci¨®n de los derechos humanos en el T¨ªbet y Xinjiang, as¨ª como la vulneraci¨®n unilateral en Hong Kong de la declaraci¨®n sino-brit¨¢nica sobre la devoluci¨®n de la excolonia y su texto constitucional o Ley B¨¢sica, con negativas consecuencias para los derechos humanos de los hongkoneses. La recriminaci¨®n alcanza hasta la diplomacia coercitiva de Xi Jinping, con interferencias en pa¨ªses democr¨¢ticos, y culmina con la demanda para que Pek¨ªn presione a Mosc¨² en el fin de la guerra y defienda una paz basada en la integridad territorial de Ucrania, de acuerdo con el criterio de la ONU.
El conjunto de advertencias y compromisos que ha acordado esta cumbre podr¨ªa marcar un hito en el esfuerzo por poner algo de orden en el desgobierno actual del mundo y reducir los peores efectos del ataque ruso contra Ucrania.