El esp¨ªritu de Laudrup
?Qu¨¦ es lo que define a ese nuevo nosotros? La pregunta es inevitable cuando parece que el principal escollo en una negociaci¨®n era la presencia o no de una persona
¡°?Cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez que votaste con ilusi¨®n?¡±, fue el lema de la campa?a de Podemos en las elecciones europeas de mayo de 2014. Ning¨²n partido por entonces se pod¨ªa permitir el lujo de llevar un emblema as¨ª. Hab¨ªa mucha energ¨ªa en un proyecto que afirmaba sin complejos la ilusi¨®n por la victoria. Esa ilusi¨®n era posible en parte porque la pol¨ªtica no se reduc¨ªa a unos gr¨¢ficos del reparto de parlamentarios: se estaba creando un espacio pol¨ªtico. ...
¡°?Cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez que votaste con ilusi¨®n?¡±, fue el lema de la campa?a de Podemos en las elecciones europeas de mayo de 2014. Ning¨²n partido por entonces se pod¨ªa permitir el lujo de llevar un emblema as¨ª. Hab¨ªa mucha energ¨ªa en un proyecto que afirmaba sin complejos la ilusi¨®n por la victoria. Esa ilusi¨®n era posible en parte porque la pol¨ªtica no se reduc¨ªa a unos gr¨¢ficos del reparto de parlamentarios: se estaba creando un espacio pol¨ªtico. Errej¨®n sol¨ªa explicarlo muy bien con su met¨¢fora futbol¨ªstica: ¡°A m¨ª de peque?o me encantaba Laudrup, un jugador del Real Madrid que no es que hiciera pases en huecos que ya exist¨ªan, sino que los inventaba, daba pases fabricando espacios¡±. Crear un espacio pol¨ªtico era algo distinto de agrupar a la izquierda. Se trataba de ocupar ¡°la centralidad del tablero pol¨ªtico¡±, con una nueva hegemon¨ªa que redibujara de otra manera las fronteras pol¨ªticas y qui¨¦n se situaba a cada lado. ?Qu¨¦ tiempos aquellos!
Hoy obviamente el momento es otro y la melancol¨ªa nunca ha sido productiva. Las fronteras son m¨¢s f¨¦rreas que nunca y por la forma en la que han discurrido las negociaciones es inevitable preguntarse si esa obsesi¨®n por los gr¨¢ficos de reparto y los nombres no limita demasiado las condiciones que a simple vista no se ven, o no se perciben porque lo ¨²nico que se ve es el trocito de tarta que hay que repartir: territorios, listas, puestos de salida... ?Qu¨¦ es lo que define a ese nuevo nosotros? La pregunta es inevitable cuando parece que el principal escollo para que saliera adelante una negociaci¨®n era la presencia o no de una persona, que la unidad de la izquierda ¨Dnada m¨¢s y nada menos¨D depend¨ªa de la presencia de una persona. Tal vez la respuesta hay que buscarla de nuevo en Laudrup: si Yolanda D¨ªaz quiere presentarse como fundadora de un nuevo r¨¦gimen, tiene que mancharse las manos, cometer un crimen, pues es desaconsejable para cualquier soberano depender de soldados prestados. Pero cuidado, lo que a ojos del espacio af¨ªn al PSOE puede resultar una operaci¨®n exitosa, puede igualmente dejar fuera a un sector de la izquierda. Con todo, lo m¨¢s importante no es eso, sino reparar en el hecho de que hay una fina l¨ªnea que distingue entre lo que es agrupar al descontento-resignaci¨®n ¨Dsin sentido pol¨ªtico¨D, de una fuerza que se define a partir de su voluntad de cambio.
Es verdad que el tiempo es otro. La voluntad de cambio parece definida por la reveladora confesi¨®n de Feij¨®o de convertir el Ministerio de Igualdad en un departamento ¡°como en su ¨¦poca¡±. ?El tiempo de hoy es esa ¨¦poca de Feij¨®o? El momento presente no viene marcado por la desaparici¨®n de Irene Montero, o no solo. Se trata de una ¨¦poca que recupera a Carmen Calvo y deja en una situaci¨®n complicada a quien ha dado la cara por el feminismo socialista en momentos duros, como la joven Andrea Fern¨¢ndez (n¨²mero dos por Le¨®n) o la ¡°diputada revelaci¨®n¡± Laura Berja, otra promesa socialista. Merece la pena preguntarse d¨®nde se est¨¢n ubicando hoy las izquierdas o si m¨¢s bien se est¨¢n dejando ubicar por la voluntad de cambio de otros.