Irene Montero, en el coraz¨®n de la discordia
La ministra de Igualdad ha ido devorando su capital pol¨ªtico sobre todo por el fiasco del ¡®solo s¨ª es s¨ª' hasta ser vetada por Sumar
La ley del solo s¨ª es s¨ª y sus inesperadas consecuencias, con m¨¢s de 1.000 reducciones de condena ahora avaladas por el Supremo, ha terminado de matar pol¨ªticamente a Irene Montero, que de momento se queda fuera de las listas de Sumar. Pero el relato del desgaste de una figura pol¨ªtica tan adorada por los suyos como detestada por otros empieza mucho antes. Casi todos los momentos cr¨ªticos de la primera coalici¨®n que gobierna Espa?a desde la II Rep¨²blica han girado en torno a Irene Montero. Todos los caminos han conducido siempre a ella. En la primera negociaci¨®n fallida, la que llev¨® a repetir elecciones, en julio de 2019, Pablo Echenique fue muy claro: una vez vetado Pablo Iglesias, sin una vicepresidencia para Montero no hab¨ªa nada que hacer. Carmen Calvo lo acept¨® finalmente, y empezaron a negociar, pero todo se rompi¨® pocos d¨ªas despu¨¦s entre otras cosas porque el PSOE no quer¨ªa ceder Igualdad, el ministerio que ansiaba Montero para capitanear las pol¨ªticas feministas.
Tras la repetici¨®n electoral, Pedro S¨¢nchez retir¨® el veto a Iglesias y asumi¨® la coalici¨®n con ¨¦l de vicepresidente, ya no Montero. Fue ah¨ª cuando muchos amigos de la pareja les recomendaron que no se fueran los dos al Gobierno, que eso iba a suponer un enorme desgaste para ambos, que era mejor que ella se quedara en el partido, m¨¢s resguardada, o como portavoz parlamentaria, el cargo que ten¨ªa entonces. Pero Iglesias y Montero decidieron arriesgar.
Ella, con 31 a?os y un esp¨ªritu combativo que no deja nunca una batalla sin dar, se convirti¨® r¨¢pidamente en la diana de todos. No solo de la derecha y la ultraderecha, que ridiculizaron su figura, como ya hab¨ªan hecho en 2008 con la primera ministra de Igualdad, la socialista Bibiana A¨ªdo ¡ªque tambi¨¦n lleg¨® al puesto con 31 a?os¡ª y aumentaron el desgaste hasta que r¨¢pidamente se convirti¨® en la ministra peor valorada del Gobierno. Tambi¨¦n en algunos sectores del PSOE y del feminismo, que combatieron su visi¨®n sobre la ley trans o sobre la prostituci¨®n.
Desde el primer momento, las batallas m¨¢s duras de la coalici¨®n llegaron alrededor de las competencias de Montero, especialmente con el solo s¨ª es s¨ª, que marc¨® la primera gran crisis interna del Gobierno de coalici¨®n. El hecho de que Iglesias, su pareja, saliera siempre a defenderla de forma protectora, como hizo con esa norma cuando acus¨® de machista a Juan Carlos Campo, ministro de Justicia, no hizo sino complicar a¨²n m¨¢s las cosas.
Cuantos m¨¢s golpes recib¨ªa, m¨¢s inflexible se volv¨ªa. Montero, una dura militante de juventudes comunistas curtida en batallas internas, en luchas vecinales, y en el movimiento antidesahucios de la PAH, una escuela de muchos dirigentes de Unidas Podemos, siempre opta por ir al choque y no dar ni un paso atr¨¢s. Ella suele decir que uno no est¨¢ en pol¨ªtica para caer bien, sino para partirse la cara por lo que cree y para asumir el coste pol¨ªtico que eso pueda tener. Y por eso siempre ha tenido una enorme distancia con Yolanda D¨ªaz, a la que nunca ha reconocido como jefa pol¨ªtica, algo que ha generado todo tipo de problemas en el Gobierno.

D¨ªaz e Iglesias eran amigos desde hac¨ªa a?os. Pero entre Montero y la vicepresidenta segunda nunca hubo sinton¨ªa. Tienen una forma casi antit¨¦tica de ver la pol¨ªtica: la primera busca el conflicto, la batalla, el discurso duro. La segunda prefiere las formas suaves, la sonrisa permanente y los acuerdos. Y mientras Montero iba hundi¨¦ndose en valoraci¨®n, D¨ªaz crec¨ªa. Algo que finalmente ha sido decisivo para Podemos, que no ha sido capaz de crear una figura con peso suficiente para relevar a Iglesias, y que ha visto c¨®mo el capital pol¨ªtico de D¨ªaz y el enorme desgaste de la marca de Podemos y de una de sus dirigentes m¨¢s conocidas aparte de Iglesias, Montero, terminaban de hundir en las elecciones municipales cualquier expectativa de resistencia.
Con todo, y pese a que la erosi¨®n ya era fuerte, fue el solo s¨ª es s¨ª el que devor¨® la credibilidad de Montero, que primero dijo que no habr¨ªa ninguna rebaja de condenas y luego acus¨® de machistas a los jueces que las estaban decidiendo, muchos de ellos progresistas, lo que le vali¨® incluso el reproche de Jueces para la Democracia. Ah¨ª lleg¨® el momento clave. En esos d¨ªas, en el PSOE, en noviembre de 2022, se extendi¨® el malestar con las primeras reducciones de condena. Pese a que la ley era de todo el Gobierno, Montero era su cara visible. Y los socialistas, especialmente algunos barones y alcaldes, que ve¨ªan el deterioro que este fiasco supon¨ªa para sus futuras elecciones, ped¨ªan medidas dr¨¢sticas. Incluso que ella dimitiera o S¨¢nchez la echara del Gobierno.
Pero el presidente opt¨® por proteger la coalici¨®n y p¨²blicamente defendi¨® la ley y a Montero. S¨¢nchez habl¨® con ella para convencerla de que hab¨ªa que hacer algo, una modificaci¨®n de la norma para el futuro, un mensaje a las v¨ªctimas para frenar la sangr¨ªa pol¨ªtica de la norma. Empez¨® ah¨ª, en diciembre del a?o pasado, una dur¨ªsima negociaci¨®n entre Montero y Pilar Llop, que termin¨® sin acuerdo dos meses despu¨¦s. El PSOE cambi¨® la norma en contra del criterio de Montero: una desautorizaci¨®n en toda regla.
Algunos pensaron que dimitir¨ªa, pero no lo hizo. S¨¢nchez tampoco la ech¨®, aunque la presi¨®n para que lo hiciera era fort¨ªsima, ya con las elecciones auton¨®micas muy cercanas. Era febrero. El deterioro ah¨ª ya fue total: el solo s¨ª es s¨ª pas¨® a ser ¡°la ley de Irene Montero¡± y su decisi¨®n de defender contra todo y contra todos que la ley estaba bien y que el problema era la interpretaci¨®n de los jueces termin¨® de devorarla.

Pero no fue ¨²nicamente el solo s¨ª es s¨ª. Tambi¨¦n hubo fractura por la ley trans: dentro del Ejecutivo, del propio PSOE, en el Parlamento y fue una raz¨®n m¨¢s para la escisi¨®n de parte del feminismo, que ha llegado los dos ¨²ltimos a?os a materializarse en una divisi¨®n en las dos fechas clave cada a?o, el 8-M y el 25-N.
Tan brutales fueron los ataques contra ella, que en alg¨²n momento del proceso logr¨® la solidaridad de todos, incluso del PP. Fue en noviembre, cuando la diputada de Vox Carla Toscano llam¨® a Montero ¡°libertadora de violadores¡± y le dijo que ¡°su ¨²nico m¨¦rito¡± era ¡°haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias¡±. Entonces, Montero, que siempre ha sufrido este tipo de violencia pol¨ªtica, verbal y ataques machistas en redes sociales y en otros ambientes, vivi¨® una tregua. Toda la pol¨ªtica espa?ola, menos la ultraderecha, la respald¨®. Pero fue muy breve.
Una semana despu¨¦s, la ministra dijo que el PP ¡°promueve la cultura de la violaci¨®n¡±. Lo hizo a ra¨ªz de la campa?a de la Xunta de Galicia por el 25-N, se titulaba ¡°no deber¨ªa pasar, pero pasa¡±. Se hizo viral en redes sociales, precisamente, por condensar esa cultura de la violaci¨®n de la que hablaba Montero: creencias, estereotipos y conductas que alimentan la idea de que las mujeres, y, por lo tanto, sus cuerpos, son propiedad del hombre. Pero, aparentemente, en el hemiciclo nadie conoc¨ªa el concepto y, recogido como si hubiese sido un insulto, provoc¨® el estallido de la derecha y la cr¨ªtica incluso del PSOE. Irene Montero volv¨ªa a ser arropada solo por los suyos.
Todo lo anterior puede tener que ver en ese ¡°vivir a la defensiva¡± al que apuntan tambi¨¦n desde uno y otro lado. El ¡°machaque es objetivo¡±, seg¨²n voces parlamentarias que afirman que la ¡°persecuci¨®n¡± a Montero ¡ªde forma directa o por extensi¨®n a la de Pablo Iglesias¡ª, y a lo que encarna, ha sido constante, sobre todo de la derecha y la ultraderecha. Entre ellas, las continuas alusiones a su relaci¨®n de pareja dentro y fuera de la c¨¢mara baja; o los escraches que sufrieron por parte de grupos de la extrema derecha en la puerta de su casa durante m¨¢s de dos meses y que llegaron, en verano de 2020, hasta el lugar que hab¨ªan elegido para las vacaciones.
A veces eso, suman algunos de quienes han trabajado con ella, ¡°ha hecho que vaya creyendo cada vez m¨¢s que quien llega es para hacer da?o, y que no se pueda disentir [con ella] porque el m¨ªnimo debate, para ciertas cuestiones, te convierte en el enemigo¡±. Una de las cuestiones que m¨¢s le critican a Montero, incluso personas cercanas, es que no tiene cintura pol¨ªtica, que vive en el conflicto y no es capaz de buscar aliados. Ella insiste en su visi¨®n de la pol¨ªtica como un conflicto muy duro para cambiar las cosas, para romper el sistema, y cree que eso no se puede hacer de manera amable ni con sonrisas.
Esa forma de estar en pol¨ªtica no es, sin embargo, el lugar del que viene Montero. Hija ¨²nica de padre y madre de clase media; alumna del Siglo XXI, un colegio concertado nacido en los a?os sesenta en Moratalaz, un barrio del extrarradio que en esa ¨¦poca empezaba a formarse, y del que ella ha contado en varias ocasiones que la marc¨® en la lucha por lo p¨²blico y en el debate; fue despu¨¦s bachiller del progresista Montserrat y militante en las Juventudes del Partido Comunista a los 15; estudiante de Psicolog¨ªa en la Aut¨®noma de Madrid y luego m¨¢ster con una estancia de cinco meses en Chile, m¨¢s tarde le concedieron otra en la Universidad de Harvard, pero renunci¨® ya por la pol¨ªtica.
Ha recorrido en poco m¨¢s de una d¨¦cada el camino desde el 15-M y el activismo en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca hasta ocupar la cartera de Igualdad. Contaba Pablo Iglesias en 2017 que la conoci¨® cuando fue como invitada a La Tuerka en abril de 2014, aunque no hablaron hasta meses despu¨¦s, y que se dio cuenta desde el principio de su capacidad de ¡°organizaci¨®n¡±. Lo comparten quienes han trabajado con ella, que tambi¨¦n destacan su perseverancia y su perfeccionismo. Iglesias no tard¨® mucho en pedirle que se incorporara a su equipo. Montero comenz¨® a dirigir su gabinete y poco m¨¢s de un a?o despu¨¦s, se sentaba como diputada, y como portavoz adjunta, en el Congreso de los Diputados.
El siguiente salto fue despu¨¦s de Vistalegre II, cuando Iglesias gan¨® el pulso entre las bases a ??igo Errej¨®n, que hasta entonces hab¨ªa sido su n¨²mero dos en el partido y portavoz en el Congreso. Montero sustituy¨® a Errej¨®n y empez¨® a ocupar espacio y discurso, feminista. El ¨²ltimo giro de esta eterna batalla interna en lo que fue Podemos ha hecho que sea precisamente Errej¨®n quien desplace a Montero en las listas de Madrid, donde ¨¦l ir¨¢ de n¨²mero cuatro.

En la segunda moci¨®n de censura a Mariano Rajoy, en 2018, Montero hizo un discurso muy aplaudido por los suyos, en el que se dirig¨ªa as¨ª a la bancada popular: ¡°Se?or¨ªas, si alguien sabe conseguir y convertir en posible lo imposible, si alguien sabe plantar cara a la resignaci¨®n y a la desesperanza en este pa¨ªs, esas somos las mujeres, y ustedes llevan siendo demasiados a?os la voz del ¡®no se puede¡¯ en este pa¨ªs. Por eso, esta moci¨®n de censura es tambi¨¦n feminismo frente a su resignaci¨®n y frente a su desesperanza, se?or¨ªas¡±. A?o y medio despu¨¦s, Podemos ya apuntalaba la coalici¨®n con el PSOE y Montero se convert¨ªa en ministra de Igualdad con esa actitud ¡°alegre y combativa¡± que ella ha defendido y reconocido siempre, para ella misma y en los dem¨¢s. Poco a poco, sobre todo en el ¨²ltimo a?o, la situaci¨®n ha ido tornando en mucho m¨¢s de lo segundo y difuminando lo primero. El desgaste ha sido imparable y finalmente ha acabado con Montero fuera de las listas: el peor escenario posible para alguien que hace solo tres a?os y medio llegaba al Gobierno y lo ten¨ªa todo para convertirse en un gran referente de la izquierda como ministra de Igualdad.
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