El PSOE, Sumar y el fantasma de Podemos
Ahora que se habla tanto de la resurrecci¨®n del bipartidismo, no deja de ser extra?o que uno de sus protagonistas se autodifumine, en lo discursivo al menos, dentro del bloque, renuncie a recuperar su anterior estatus
Es dif¨ªcil no conectar estas apresuradas jornadas de Sumar para conseguir confeccionar su candidatura con la propia convocatoria de elecciones de S¨¢nchez, no menos acelerada e intempestiva. Nos desvela en parte una de las causas que podr¨ªan estar detr¨¢s de los designios del presidente al acortar al m¨¢ximo los plazos posibles. La presi¨®n temporal ha reducido al m¨ªnimo las posibilidades de disenso entre el mosaico de partidos que integran el grupo de Yolanda D¨ªaz, con lo cual se evita la dispersi¨®n del voto de izquierdas. Primer aspecto positivo. Pero, por otra parte, y este ser¨ªa el segundo, destaca al PSOE como el partido maestro dentro del bloque, el ¨²nico que garantiza la unidad de acci¨®n en una potencial coalici¨®n entre ellos. O sea, que, en teor¨ªa al menos, le asegura la posibilidad de crecer a costa de quienes se hayan visto frustrados ante el espect¨¢culo de los forcejeos entre ellos; en particular el protagonizado por Podemos. Sin necesidad de declararlo, ofrece una imagen de estabilidad frente a lo que, ya antes de entrar en funcionamiento, puede aparecer como una mal amalgamada sumatoria de 15 partidos, una versi¨®n aggiornata del sistema de confluencias que, como vemos, acab¨® siendo la ruina del partido de Pablo Iglesias. La solidez de un partido bajo un liderazgo incuestionado ¨Dpor ahora¨D frente a lo que no deja de ser una promesa.
Es una hip¨®tesis, desde luego, porque caben muchas otras lecturas. En particular, que Sumar permite votar a la izquierda sin tener que pasar por S¨¢nchez, y eso conducir¨ªa a lo contrario de lo que acabamos de decir. Y encaja con el ¨Da mi juicio¨D acto fallido del PSOE al presentarse en la convocatoria de elecciones como el partido senior del bloque, la cabeza de una potencial coalici¨®n. El marco del que se parte es el enfrentamiento entre progresistas y la derecha. Se anima as¨ª de forma impl¨ªcita a que se vote por cualquiera que se presente como tal, no al PSOE necesariamente. Ahora que se habla tanto de la resurrecci¨®n del bipartidismo, no deja de ser extra?o que uno de sus protagonistas se autodifumine, en lo discursivo al menos, dentro del bloque, renuncie a recuperar su anterior estatus. Justo lo contrario de lo que hace el PP, que se presenta como el due?o y se?or de su espacio e incluso persiste en minimizar e ignorar a Vox. Otra cosa es que luego lo necesite y que ya est¨¦ negociando con ¨¦l el bot¨ªn de las anteriores elecciones. Si, como antes dec¨ªa, lo que importa a la postre es transmitir la imagen de solidez y cohesi¨®n partidista, el framing del PP lo est¨¢ consiguiendo mejor que el del PSOE.
Esto ¨²ltimo no es una cuesti¨®n balad¨ª, el punto m¨¢s d¨¦bil del actual Gobierno de coalici¨®n han sido sus disputas internas, que ahora han salpicado tambi¨¦n, casi antes de estrenarse, a Sumar. Era inevitable por el ADN d¨ªscolo de Podemos. Pablo Iglesias nunca tuvo el m¨¢s m¨ªnimo reparo en dejar fuera de sus listas a los discrepantes; despu¨¦s de su reciente fracaso electoral, ?por qu¨¦ no iba a poder hacer lo mismo Yolanda D¨ªaz? El peligro al que ella se enfrenta ahora, y el tiempo urge, es c¨®mo pasar p¨¢gina, evitar que lo que quede en la retina de los electores sean los trajines por la elaboraci¨®n de las listas, no el contenido del proyecto. O sea, una campa?a electoral inteligente. No le va a ser f¨¢cil porque todo indica que la temperatura de la confrontaci¨®n va a ser endiablada, algo parecido a la campa?a auton¨®mica de Madrid del 21. Recuerden, al final, despu¨¦s de Ayuso, en el otro campo gan¨® M¨¢s Madrid, los ¨²nicos que no se dejaron llevar por la estridencia binaria y porfiaron en difundir sus propuestas concretas. De todo se aprende, y esto no ha hecho m¨¢s que empezar.
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