Berlusconi deja un pa¨ªs con la pol¨ªtica destruida
El magnate demostr¨® que todo el mundo tiene un precio, que se puede comprar a todos, que la realidad y la verdad dependen solo de cu¨¢nto se quiera gastar para cambiarlas, reescribirlas y reinventarlas
Con Berlusconi no acaba una era, como muchos est¨¢n diciendo y escribiendo. Berlusconi se ha ido pero detr¨¢s ha dejado escombros. Desde 1994, los golpes de piqueta contra la pol¨ªtica, el sentido de las instituciones, la implicaci¨®n de los ciudadanos y la percepci¨®n de que votar serv¨ªa para cambiar las cosas nos han tra¨ªdo directamente hasta nuestros d¨ªas. A que votar sea hoy un ejercicio de confianza que pocos est¨¢n dispuestos a ejercer. De confianza o de...
Con Berlusconi no acaba una era, como muchos est¨¢n diciendo y escribiendo. Berlusconi se ha ido pero detr¨¢s ha dejado escombros. Desde 1994, los golpes de piqueta contra la pol¨ªtica, el sentido de las instituciones, la implicaci¨®n de los ciudadanos y la percepci¨®n de que votar serv¨ªa para cambiar las cosas nos han tra¨ªdo directamente hasta nuestros d¨ªas. A que votar sea hoy un ejercicio de confianza que pocos est¨¢n dispuestos a ejercer. De confianza o de conveniencia. Se dir¨¢ que lo mismo ocurre en otros lugares, pero Berlusconi es un pol¨ªtico exquisitamente italiano. Solo en parte, porque domin¨® la pol¨ªtica italiana pero tambi¨¦n dej¨® huella en la europea, sent¨® un precedente e indic¨® el camino incluso a Trump, que lo present¨® como referencia cuando fue elegido presidente de Estados Unidos. La alianza con Putin, la amistad con Erdogan, el acuerdo con Gadafi para la construcci¨®n de campos de internamiento con el prop¨®sito de impedir el paso a los migrantes en tr¨¢nsito¡ Precisamente este ¨²ltimo pacto es el que se recuerda hoy que el Gobierno italiano y la Uni¨®n Europea est¨¢n negociando con Kais Saied, el presidente tunecino, que ha suspendido la democracia, para que cierre el paso a los migrantes en T¨²nez con m¨¦todos similares. Pagando a milicias, suspendiendo el respeto a los derechos humanos, convirtiendo la cuesti¨®n migratoria en unas personas a las que hay que detener.
Y en Italia, hoy observamos con impotencia los escombros dejados por una televisi¨®n comercial que ha obligado a la p¨²blica a rebajarse tambi¨¦n, los escombros de un populismo trasegado en la pol¨ªtica institucional que hizo posible el Movimiento 5 Estrellas, un movimiento que, al menos al principio, no fue sino una reacci¨®n a los abusos de las pol¨ªticas de Berlusconi. Pero el populismo de Berlusconi era un populismo dorado, contaba con dinero y con unos medios de comunicaci¨®n que siempre emple¨® para golpear a sus adversarios ¡ªno solo pol¨ªticos¡ª y fortalecer a sus aliados. Hablando claro: Matteo Salvini y Giorgia Meloni, sin Berlusconi y la enorme ayuda que les dio, no habr¨ªan hecho nada en la pol¨ªtica italiana. Sin una campa?a permanente en las cadenas de Mediaset, Salvini no habr¨ªa conseguido que la Liga creciera de forma exponencial en las elecciones de 2018 ni Meloni habr¨ªa ganado las de 2022.
Ni siquiera hoy puedo interpretar los acontecimientos de los ¨²ltimos 30 a?os con cierta indulgencia, porque Berlusconi nos acostumbr¨® a lo peor, a las leyes ad hominem, desde los decretos Berlusconi del Gobierno Craxi en los a?os ochenta, que iban a regular temporalmente la radio y la televisi¨®n, hasta las que solo serv¨ªan para que Berlusconi pudiera defenderse, no como acusado en los juicios, sino de la propia justicia. Berlusconi incluy¨® en las listas de los partidos que dirig¨ªa y llev¨® al Gobierno a personas cuya relaci¨®n con las organizaciones criminales que han martirizado al pa¨ªs qued¨® demostrada posteriormente. Algunos de los m¨¢s leales, como Marcello Dell¡¯Utri (fundador de Forza Italia) y Nicola Cosentino (que fue nada menos que subsecretario de Econom¨ªa en el mismo Gabinete de Berlusconi en el que Giorgia Meloni fue ministra de Pol¨ªtica Juvenil), han acabado condenados por complicidad con asociaci¨®n mafiosa, lo cual dice mucho de la despreocupaci¨®n con que Berlusconi seleccionaba a los l¨ªderes pertenecientes a su ¨¢mbito pol¨ªtico.
Con Berlusconi no acaba nada, porque los hombres y mujeres que crecieron pol¨ªticamente e hicieron carrera con ¨¦l siguen en el Gobierno. Y no acaba nada porque estos hombres y mujeres van a gestionar una cantidad inimaginable de dinero, la avalancha de financiaci¨®n del PNRR (Plan Nacional de Recuperaci¨®n y Resiliencia), que ser¨¢ dif¨ªcil de controlar, con los escasos espacios informativos democr¨¢ticos que quedan en Italia. Esto es obra de Berlusconi, que demostr¨® que todo el mundo tiene un precio, que se puede comprar a todos, que la realidad y la verdad dependen solo de cu¨¢nto se quiera gastar para cambiarlas, reescribirlas y reinventarlas.
A esto se a?aden la afici¨®n a la mentira y la idea de impunidad. Poder contar las mentiras m¨¢s absurdas, como el asunto de la supuesta sobrina de Mubarak, la menor detenida mientras estaba al cuidado de la higienista dental de Berlusconi y despu¨¦s consejera regional por el PdL Nicole Minetti. Berlusconi convirti¨® la pol¨ªtica italiana en algo impensable, estrictamente personal, profundamente suyo. Todo parec¨ªa pertenecerle, y de ah¨ª la gran hipocres¨ªa: se atribuy¨® a s¨ª mismo una reputaci¨®n de gran liberal, pero hoy, treinta a?os despu¨¦s de su entrada en pol¨ªtica, puede decirse que destruy¨® por completo la cultura liberal italiana y compr¨® el pensamiento libre.
Y Silvio Berlusconi ha tenido suerte, porque, gracias a la pietas que acompa?a a la muerte en un pa¨ªs tan profundamente cat¨®lico como Italia ¡ªun pa¨ªs que prefiere olvidarse de lo malo y no recordar m¨¢s que lo que, a fin de cuentas, se puede dejar pasar¡ª, ha fallecido con todas las televisiones italianas vinculadas a ¨¦l de una u otra forma. La RAI, la televisi¨®n p¨²blica, depende mayoritariamente del Gobierno de Meloni y, por tanto, es obediente. Las cadenas que le pertenecen le son leales. De manera que hoy todo se vuelve bueno, todo es simpat¨ªa, licencia po¨¦tica, deseo de libertad y ligereza, incluso su imagen junto a Putin simulando disparar una ametralladora en una rueda de prensa, despu¨¦s de lo que le pas¨® a Anna Politk¨®vskaya. Incluso la cercan¨ªa pol¨ªtica y empresarial con Putin, en estos momentos, se convierte en prueba de lealtad, de amistad profunda y real.
Berlusconi muere y deja detr¨¢s un pa¨ªs con la pol¨ªtica destruida. No seguimos recogiendo escombros, porque a estas alturas ya nos han sepultado. Comprendo la pietas, y hoy se debe tener el valor de decir que no estamos hablando del Berlusconi pol¨ªtico, que hoy solo hay hueco para el hombre, para el duelo callado ante la muerte. Pero esta santificaci¨®n pol¨ªtica a posteriori es una verg¨¹enza para la democracia y un insulto a la verdad.