La muerte de Berlusconi deja en el aire su proyecto pol¨ªtico y el futuro de Forza Italia
El magnate fund¨® en 1993 un partido de centroderecha integrado en el Partido Popular Europeo para el que jam¨¢s nombr¨® a un sucesor y que ahora podr¨ªa complicar la estabilidad del Ejecutivo de Meloni
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¡°M¨¢s que delfines, tengo sardinas¡±, bromeaba desde hace m¨¢s de una d¨¦cada Silvio Berlusconi cuando le preguntaban por el nombre de la persona que deber¨ªa sucederle al frente de Forza Italia. El tiempo pasaba, tambi¨¦n los gobiernos y las crisis en Italia, pero el magnate se resist¨ªa a nombrar a un heredero pol¨ªtico que fuese capaz de extender su proyecto y desvincularlo de la marca Berlusconi. Alguien capaz de darle una vida aut¨®noma y alejada de la de su creador. Pero el due?o de Mediaset, con 86 a?os y una esperanza de vida ya muy comprometida, no quiso jam¨¢s se?alar a nadie. Una decisi¨®n que condiciona ahora ¨Dtras su fallecimiento este lunes¨D seriamente un proyecto nacido y gestionado como una empresa privada, pero que representa todav¨ªa un pilar fundamental de la pol¨ªtica y del actual Ejecutivo de Italia.
El universo de Forza Italia, que representa al espectro de votantes de un centroderecha liberal, queda en el aire. Nadie sabe si tendr¨¢ futuro despu¨¦s de Berlusconi o si alguno de sus posibles sucesores ser¨¢ capaz o querr¨¢ continuar con ese legado. Los nombres a tener en cuenta pasan ahora mismo por la hija del magnate, Marina Berlusconi, y por el del coordinador del partido y ministro de Exteriores, Antonio Tajani. Ninguno de ellos tiene el tir¨®n, la fuerza y el inter¨¦s personal para mantener con vida un artefacto que llevaba desangr¨¢ndose a?os y cuya supervivencia podr¨ªa ahora comprometer seriamente el Gobierno de coalici¨®n que preside Giorgia Meloni. Una situaci¨®n que esperaban tambi¨¦n algunos l¨ªderes pol¨ªticos, como Matteo Renzi, para comenzar la conquista de un espacio pol¨ªtico que quedar¨¢ hu¨¦rfano tras su muerte.
Berlusconi fund¨® Forza Italia en 1993. Pero el partido fue solo el contenedor donde mezcl¨® todos los elementos para la conquista del poder que llevaba cultivando desde hac¨ªa a?os: publicidad, empresa, desarrollo inmobiliario, comunicaci¨®n y espect¨¢culo. El v¨ªnculo con su ¨¦xito al frente del AC Milan era tal que hasta el nombre de la formaci¨®n respond¨ªa al t¨ªpico coro de estadio de f¨²tbol: ?Forza Italia! El partido era la respuesta al final de la denominada Primera Rep¨²blica, ese tiempo en el que comunistas y democristianos se repartieron el poder en Italia. El magnate cre¨ªa que las leyes del consumo deb¨ªan tener un impacto tambi¨¦n en la pol¨ªtica y que el pa¨ªs deb¨ªa modernizarse en todos los sentidos. Hab¨ªa un centro pol¨ªtico. Un espacio menos ideologizado en el que los votantes solo buscasen prosperar, modernizarse y dejar atr¨¢s los viejos esquemas de poder. Pero, sobre todo, Berlusconi pensaba que la mejor manera de mantener a salvo sus negocios era convirti¨¦ndose tambi¨¦n en el consejero delegado de Italia.
El objetivo se cumpli¨® con creces durante sus tres mandatos al frente del Gobierno como primer ministro. Aunque la aventura le costase una imputaci¨®n por fraude fiscal que le retir¨® durante a?os de la primera l¨ªnea pol¨ªtica y una humillante dimisi¨®n en 2011 despu¨¦s de un largo historial de excesos, desplantes a l¨ªderes europeos como Angela Merkel y una gesti¨®n nefasta de la econom¨ªa italiana ¨Dte¨®ricamente ese era su fuerte¨D que dispar¨® la prima de riesgo a su m¨¢ximo hist¨®rico (574 puntos) y que colm¨® la paciencia de la troika comunitaria durante la crisis de aquel periodo.
La dimisi¨®n forzada de 2011, seguramente, fue el punto final del auge de Forza Italia. Y coincidi¨® con los primeros fen¨®menos populistas de protesta, nacidos directamente como reacci¨®n a la corrupci¨®n de su partido (el Movimiento 5 Estrellas es el mejor ejemplo). Desde entonces, el magnate se dedic¨® a mantener con vida a un partido que se desangr¨® en cada elecci¨®n, pasando de ser el motor del universo de la derecha italiana a un socio minoritario: mera comparsa hoy del Ejecutivo de coalici¨®n en el que participa junto a Hermanos de Italia (Giorgia Meloni) y la Liga (Matteo Salvini). En los ¨²ltimos comicios logr¨® solo el 8% de los votos y vio c¨®mo pesos pesados del partido dimit¨ªan en bloque alarmados por la forma en la que hab¨ªa hecho caer al Ejecutivo de Mario Draghi ¨Dque ¨¦l hab¨ªa promocionado un a?o antes¨D por meros intereses personales.

El problema es que nadie sabe exactamente qui¨¦n manda hoy en Forza Italia. Hay varias facciones enfrentadas que llevan a?os disput¨¢ndose el benepl¨¢cito de un maltrecho Berlusconi para hacer y deshacer en el partido. Por un lado, emerge la figura de Antonio Tajani, coordinador de la formaci¨®n y vicepresidente del Ejecutivo actual. Ha sido uno de los hombres de m¨¢xima confianza del magnate en los ¨²ltimos a?os, pero se dej¨® algunas plumas en las ¨²ltimas refriegas internas. Se trata, en todo caso, del poder que se maneja desde Roma y sus c¨¢maras parlamentarias.
Hay otro foco imprescindible para entender qu¨¦ puede suceder en las pr¨®ximas horas. La mansi¨®n de Arcore, cuartel general de Berlusconi en los ¨²ltimos tiempos, nunca fue un lugar corriente. Pero la casa ¡ªtemplo de los excesos pol¨ªticos y sexuales de Il Cavaliere, escenario de las legendarias fiestas bunga bunga¡ª ha sido tambi¨¦n un pilar importante en la toma de decisiones pol¨ªticas y experiment¨® algunos cambios relevantes en los ¨²ltimos tiempos. Marta Fascina, de 33 a?os, diputada de Forza Italia y joven pareja del due?o de Mediaset, tom¨® las riendas. Y algunas cosas se aceleraron. La calabresa, a quien no se le conocen declaraciones p¨²blicas, empez¨® a imponer su l¨ªnea pol¨ªtica en la c¨²pula de Forza Italia y logr¨® apartar de la sala de mandos a Licia Ronzulli, hasta ahora jefa de la secretar¨ªa, del grupo del Senado y coordinadora del partido en Lombard¨ªa, la regi¨®n m¨¢s importante (ahora ese puesto lo ocupa un amigo de Fascina). Quien quisiera pintar algo hoy en el partido sab¨ªa que deb¨ªa llevarse bien con ella. Pero muerto Berlusconi, y sin conocerse todav¨ªa su testamento, las cosas podr¨ªan volver a cambiar.
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