Italia sin Berlusconi
En los ¨²ltimos diez a?os, la derecha italiana ha experimentado una profunda reestructuraci¨®n y desaparecido el exprimer ministro no hay ning¨²n sucesor designado
Muchos observadores han considerado que la reciente muerte de Silvio Berlusconi marca el final de una era en la pol¨ªtica italiana. Desde un punto de vista simb¨®lico, esto es probablemente cierto. Ha fallecido una de las figuras clave de la historia reciente de Italia, dejando un vac¨ªo en la arena p¨²blica que, por ahora, sigue sin cubrirse. Sin embargo, este espacio ya ha sufrido una contracci¨®n significativa en la ¨²ltima d¨¦cada, con la aparici¨®n de nuevos l¨ªderes en diferentes sectores de la derecha y la remodelaci¨®n del panorama pol¨ªtico italiano. Mientras tanto, aunque la personalidad de Berlusconi haya desaparecido, sus ideas, estilo de liderazgo, imperio econ¨®mico y sistema de poder perduran, lo que hace que la noci¨®n del ¡°fin de una era¡± sea ciertamente m¨¢s compleja y problem¨¢tica.
En los ¨²ltimos diez a?os, la derecha italiana ha experimentado una profunda reestructuraci¨®n pol¨ªtica. Tras alcanzar el techo de apoyo electoral en 2008, el partido de Berlusconi (que durante la mayor parte de su existencia se llam¨® Forza Italia) comenz¨® un declive gradual. Este declive se aceler¨® tras la crisis de la deuda soberana de 2011-2012 y la condena de Berlusconi por fraude fiscal, lo que llev¨® a su expulsi¨®n del Parlamento italiano en 2013. Sin embargo, incluso fuera de la principal instituci¨®n representativa de Italia, Berlusconi sigui¨® ejerciendo influencia sobre los procesos institucionales y legislativos. En 2014, el entonces l¨ªder del Partido Democr¨¢tico de centroizquierda, Matteo Renzi, incluso busc¨® forjar un pacto institucional con Berlusconi para reformar la Constituci¨®n y el sistema electoral de Italia, reconociendo as¨ª la centralidad del l¨ªder ca¨ªdo en desgracia. En las elecciones europeas de 2014, aunque debilitado, Forza Italia sigui¨® siendo el mayor partido de la derecha. Sin embargo, por entonces el clima pol¨ªtico ya hab¨ªa cambiado r¨¢pidamente, con el surgimiento de nuevos opositores populistas.
Entre 2015 y 2018, Berlusconi comenz¨® a perder control sobre el electorado de derechas, que se inclinaba cada vez m¨¢s hacia mensajes m¨¢s radicales. La Liga del Norte, anteriormente un socio menor en la coalici¨®n de Berlusconi, experiment¨® una transformaci¨®n de partido regionalista a una fuerza populista de derecha radical de ¨¢mbito nacional bajo el liderazgo de Matteo Salvini. Siendo un l¨ªder m¨¢s joven y ducho en las redes sociales, Salvini emergi¨® r¨¢pidamente como la figura m¨¢s popular de la derecha. Por primera vez tras la refundaci¨®n de la Rep¨²blica, en 2018 Berlusconi fue superado por otro competidor en la derecha. La ola populista liderada por Salvini creci¨® a¨²n m¨¢s con Giorgia Meloni, al frente de Hermanos de Italia, un ¡ªotrora peque?o¡ª partido conservador asociado con la tradici¨®n posfascista. Entre 2021 y 2022, Meloni salt¨® a la fama en la pol¨ªtica italiana y se convirti¨® en la primera mujer en presidir el Gobierno italiano.
En 2022 Berlusconi ya hab¨ªa perdido centralidad en la pol¨ªtica italiana y su apoyo se hab¨ªa erosionado significativamente, dejando a su partido con apenas el 8% de los votos. En 2018, alrededor del 40% de sus votantes ya se hab¨ªan pasado a Salvini. En 2022, otra cuarta parte de los votantes de Forza Italia en 2018 migraron al partido de Meloni. No obstante, a pesar de su reducido tama?o, el electorado de Berlusconi sigui¨® siendo crucial para la victoria de la coalici¨®n de derecha. Sin sus votos y sin sus diputados, Meloni habr¨ªa tenido dificultades para convertirse en primera ministra. Surge ahora la pregunta: ?qu¨¦ ser¨¢ del grupo hu¨¦rfano de Berlusconi? ?Buscar¨¢ otro l¨ªder para Forza Italia? ?Se dividir¨¢n en diferentes facciones? ?Seguir¨¢n siendo fieles a Meloni?
Un desaf¨ªo importante para el partido de Berlusconi es su falta de plena institucionalizaci¨®n a pesar de sus tres d¨¦cadas de existencia. Nunca ha desarrollado estructuras organizativas que la hicieran menos dependiente del l¨ªder. Forza Italia se ha mantenido esencialmente como un partido personal, operando como una de las empresas de Berlusconi y controlado por un peque?o c¨ªrculo de aliados cercanos. Es extremadamente dif¨ªcil para un partido de este tipo sobrevivir m¨¢s all¨¢ del mandato de su l¨ªder, ya que gran parte de su atractivo y recursos financieros y organizacionales dependen de un solo individuo. Berlusconi, cultivando la imagen de un gu¨ªa casi inmortal, nunca consider¨® seriamente los planes de sucesi¨®n y choc¨® regularmente con otros aspirantes a l¨ªderes que pose¨ªan las cualidades para ocupar su lugar.
El escenario m¨¢s plausible augura crecientes tensiones y luchas internas entre los supervivientes a Berlusconi. Algunos miembros podr¨ªan considerar los partidos de Salvini y Meloni como destinos potenciales para continuar sus carreras pol¨ªticas. Esto dar¨ªa como resultado un mayor giro hacia la derecha dentro de la coalici¨®n, donde Forza Italia desempe?¨® el papel del componente m¨¢s ¡°moderado¡±. En cambio, otros pueden mirar hacia el centro y alinearse con otras organizaciones peque?as, incluida la fundada por Matteo Renzi, el ex primer ministro y l¨ªder del Partido Dem¨®crata de centroizquierda que, como se mencion¨® anteriormente, hab¨ªa intentado previamente establecer un di¨¢logo con Berlusconi sobre reformas constitucionales. Despu¨¦s de aquella tentativa, Renzi abandon¨® el Partido Dem¨®crata y se movi¨® hacia la derecha, ocupando un espacio pol¨ªtico que se solapa significativamente con Forza Italia. Incluso durante su liderazgo de centroizquierda, muchos acusaron a Renzi de encarnar un nuevo ¡°Berlusconi¡± debido a su estilo pol¨ªtico y hostilidad hacia las posiciones tradicionales de izquierda. Numerosos miembros de Forza Italia pueden simpatizar con este sentimiento y ver a Renzi como un heredero potencial del legado de Berlusconi.
Una escisi¨®n sustancial hacia el centro puede plantear desaf¨ªos para Meloni. Su mayor¨ªa depende del apoyo de Forza Italia, y perder demasiados diputados podr¨ªa socavar la estabilidad de su Gobierno. Sin embargo, durante los ¨²ltimos 30 a?os, ha habido diversas tentativas para crear partidos de centro como alternativas tanto a la izquierda como a la derecha, fracasando todas ellas hasta ahora. Independientemente del curso que tomen los acontecimientos, una cosa sigue siendo cierta: aunque Berlusconi ya no est¨¢ y no ha surgido ning¨²n sucesor obvio, su legado sigue siendo relevante y seguir¨¢ marcando el paso de la pol¨ªtica italiana en diferentes aspectos durante los a?os venideros.
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